Capítulo 12: ¿Te odio o me gustas?

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Hanna

Tonta, tonta, tonta. ¿Qué intentaba conseguir? No lo conozco en lo absoluto y ya quería contarle toda mi vida, así como quería que él me contará la suya. Pero, todo fue tan lindo, tan cómodo, tan tranquilo que pensé que había una conexión. No lo entiendo, ¿qué tiene de malo?

Entierro mi cara en la almohada ahogando mis gritos. Me siento tan mal que su voz no sale de mi cabeza, el recuerdo de él diciéndome que no lo malinterpretará, que fingiéramos que aquello nunca pasó me da coraje, rabia y tristeza. Pataleo varias veces hasta rendirme y por fin soltar las lagrimas que me negaba dejar salir. Me sentía avergonzada. Derrotada. Odio sentirme así.

Mis quejidos se intensifican cuando comienzo a sentir impotencia. ¿Qué debería hacer? Es aquí cuando la soledad me abunda de manera negativa.

—Mamá... —abrazo la almohada, apretando la mandíbula con fuerza.

Pase toda la noche sollozando hasta quedarme dormida. Al día siguiente me di cuenta que haber soltado todo lo que había guardo dese que llegue me quitó una gran carga de la espalda.

 Estaba bien, pero no mejor.

Estoy en un punto en donde quiero regresar a casa, abrazar a mis hermanos, a papá y de cierta forma pedirle a mi madre un abrazo y un beso.

—Hola, ¿cómo estás? ¿te dejan mucha tarea?

—¿No deberías estar durmiendo?

—Aún es temprano por acá

—Sí, claro —río mientras guardo libretas en mi bolso.

—Mamá ha preguntado por ti

—Oh, ¿en serio?

Sí, está preocupada porque no le has llamado en toda la semana.

—Y... ¿por qué ella no me ha llamado a mí?

Porque sabe que la rechazaras, mencionó algo de unas asesorías. Así que dijo que esperaría tu iniciativa, así sabrá que ya estás mejor. ¿De qué habla?

Una sonrisa espontanea aparece al saber que mi madre ha preguntado por mí.

—No es nada, es sólo que me metió a unas asesorías sin mi consentimiento.

—Ah ya escucho un suspiro. —Hannie, ¿me ayudas con mi tarea de física?

—¿Estas despierta haciendo tarea? —reprocho.

—No.

—Mara, no mientas.

—Ya, ya, es que te iba a marcar más antes, pero sabía que tal vez estabas durmiendo, así que me espere.

—Pues hiciste muy mal, tengo clase en un rato.

¡Por favor, es lo único que te pido! Esta tarea cuenta como el cincuenta porciento de la calificación, quienes la tengan bien quedarán exentos en el examen. ¡Vaaaamos Hannie, no quiero hacer examen!

—De acuerdo, de acuerdo —digo convencida —envíame tu tarea, la haré en mi hora libre, ¿a que hora es tu clase?

Última hora.

—Okey.

—¡Gracias, gracias! ¡Te amooo!

—Te costará muy caro, Mara.

—Lo que sea. Adióós

Mara me cuelga y el sonido de su dulce voz me hace reír. Debería dejar de consentir a mi hermana, ¿qué hará cuando presente su examen de admisión?

Detrás de esas manchas; Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora