Capítulo 22: Invitada

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Jungkook

Entre eludir los sentimientos o hacerse responsable de ellos siempre me ha causado controversia. Hay momentos donde todo sentimiento parece agradable, pero también desagradables; Ver a Hanna con Park Jimin ocasionaba uno repugnante, al punto de querer sacarme los ojos y meterlos en cloro, sin embargo, besar a Hanna, notar como su cuerpo reacciona ante mi tacto provoca un sentimiento divino, bastante energético o satisfactorio, pero verle los ojos aturdidos y con miedo, me hacía reimplantar mis acciones.

No dije nada. Esperé a que ella me diera una explicación.

—¿Soy un juego para ti? —cuestiona desanimada.

—¿De qué hablas?

Me resultaba ilógico lo que salía de su boca. Por Dios, estaba volviéndome loco por esta mujer, mis ganas de vivir han regresado por ella, con sólo verle sus ojos cafés me siento vivo otra vez ¿Por qué aún no lo nota? Acabe de decirle que muero de celos por verla a lado de otro hombre, por eso mi necesidad de recalcarle que soy dueño de sus labios. ¿Qué más señales quiere?

Hanna enfoca su vista en aquellas bolsas de regalo que yacían en la isla de la cocina, era evidente su disgusto. Rodeé los ojos y me acerqué.

—Tienen otro destino —trato de explicar.

—No te creo —se aleja.

No pretendía mentirle, decía la verdad, quería que esos postres llegaran a manos de otras personas, además, las chicas que me los dieron eran conocidas cercanas, fueron a las únicas que se los acepté.

—Deberías —me pongo de pie y me dirijo a la cocina.

—¿Por qué? Sé la historia que tienes con ellas... —dice entre dientes, captando mi atención.

—¿Qué? —la miro ofuscado.

—Sé que me oíste —aparta la vista.

Quería encárala y exigirle el nombre del idiota que se atrevió a soltarle falacias o exponer mi vida privada, pero al mismo tiempo me convencí en ser sereno y no perder el control, lo menos que quería es que me tuviera miedo o saliera huyendo, por lo que decidí ignorarla. Yo sabía mis problemas y no tenía por qué darle explicación alguna, por mucho que me pareciera atractiva.

—Reachel cree que vives infeliz... al parecer te queda mejor ser el Golden Boy que el presidente estudiantil —informa en un hilo de voz.

—¿Ella te dijo eso? —cuestione con sutileza.

—Toda la universidad habla de lo mismo... más bien dicho, todas las mujeres que te ven repiten lo mismo... —el café de sus ojos me busca y dice con timidez: —¿Me consideras como una de ellas...?

Mierda.

No era lo que esperaba, ni siquiera tenía contemplado que ella se enterará de lo que una vez hice o fui, no creí que llegaría a tener este tipo de discusión con alguien, ni mucho menos que me exigiera una explicación o que tuviera esta estúpida necesidad de querer aclararle todo. Y es que, por mucho que mi estúpido corazón se acelere al verla no tengo ni un tipo de sentimiento serio hacía ella, es decir, me acerque por la desdicha idea de hacerla mía. El capricho surgió al notar desde el principio que nunca se rindió ante mis pies como las demás. Aunque ya no estoy para las conquistas, nunca se acercó como estoy acostumbrado, no fue hasta la fecha que la bese por primera vez. Un sentimiento egocéntrico se había apoderado de mí y de cierta forma también despertó mi interés de querer conocerla.

Pero la pregunta es ¿sólo es un capricho?

No estoy seguro.

Hanna se levanta del sofá en dirección a la salida, apresuro mis piernas y obstruyo el camino.

Detrás de esas manchas; Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora