¿Dayoungz? || Chaeda

06

Al entrar a su habitación, se dió cuenta que Chaehyun estaba ahí, acostada en su cama, profundamente dormida.

Se acercó a ella y sonrió sin quererlo. Su Unnie lucia muy linda sin siquiera proponérselo.

¿Por qué tenía que ser tan ciega a veces?

—¿Dayeonnie? — la nombrada sacudió la cabeza, notando que la mayor ya se encontraba medianamente despierta.

Chaehyun se sentó y miró a la contraria algo confundida. Luego se sintió avergonzada al darse cuenta que se había quedado dormida en la cama de la menor.

—¿Qué haces aquí?

Bien, ahora Chae no sabía que decir. Sencillamente había estado aburrida en su habitación, y fue a buscar refugio en la de la bailarina. Sonaba extraño, pero era la verdad.

Sin embargo, eso no era algo que diría.

—Quería conversar contigo, pero no estabas, así que me dormí.

Y Dayeon sólo deseaba en ese momento que Chaehyun no escuchará los latidos desenfrenados de su corazón.

—¿Y qué querías decirme?

La única excusa de la mayor fue sacar su celular y colocar una imagen en dónde Dayeon se encontraba...

– Ustedes lucen lindas aquí.

... O en dónde Dayeon y Youngeun se encontraban, para ser precisos.

La rubia quiso lanzarse de un puente.

—¿Esto querías... enseñarme?

Chaehyun asintió.

– Si, Dayeonnie ¿Cuándo te darás cuenta que tú y Youngeun-ssi son almas gemelas?

Dayeon no quiso escuchar más.

– Vete al diablo, Chaehyun – y sin decir nada más salió de su propia dormitorio, dejando a la castaña llena de confusión y curiosamente también con un pequeño dolor en su pecho.

Chaehyun no quería que su dongsaeng se molestará con ella.

Pero también quería que su OTP se hiciera real.

¿Insistir o no insistir?

Era tan difícil.

Mientras tanto, Dayeon sin importarle nada, se dirigió a la habitación en dónde se encontraban Hikaru y Bahiyyih anteriormente. Abrió la puerta y notó que la japonesa estaba aún en el regazo de la menor.

Esta, al haber sido descubierta salió rápidamente de encima de su menor con tanta rapidez que terminó cayéndose sentada al suelo.

¿Acaso habían olvidado cerrar la puerta correctamente?

Sí.

—¿D-dayeon? —susurró Hikaru un poco asustada, pero todo susto fue reemplazado por preocupación al notar que los ojos de la chica estaban un poco húmedos.

La mayor no lo soportó. Corrió hacia ella, que aún yacía en el suelo, y la abrazo fuertemente, sin importarle que Huening se encontraba sentada en la cama.

—¡Hikaru. No quiero esto! —dijo la mayor mientras su rostro se encontraba en el pecho de la nombrada, en busca de consuelo. Bahiyyih notó que sus palabras salieron lastimadas y no pudo evitar también preocuparse.

Hikaru, quien anteriormente miraba a Bahiyyih sin saber qué hacer, debido a la impresión, al final rodeó a la rubia entre sus brazos y comenzó a dejar pequeñas caricias en su cabeza. La japonesa conocía muy bien a Dayeon, y sabía lo sensible que podía llegar a ser. Algo realmente malo le debió haber pasado para encontrarse en ese estado.

Hiyyih se levantó de la cama y opto por también sentarse en el suelo, justo aún lado de Hikaru. Al final, comenzó dejar leves caricias en la espalda de su Unnie.

Tanto ella como su novia estaban preocupados por Dayeon. Era amiga de ambas, y una de las personas más nobles que podrían existir en el mundo. No merecía sufrir de ese modo.

Después de unos largos minutos en que Dayeon paso llorando en el pecho de Hikaru, logro quedarse dormida.
Bahiyyih la recostó en su cama y sonrió cuando la noto más calmada.
Ezaki imitó su gesto.

—Me pregunto que le habrá pasado. Hace tiempo que no la veía llorar de esa manera — Bahiyyih notó que su novia estaba distraído mirando a la bailarina con cierta lastima— ¿Karu?

—¿Eh? Lo siento. ¿Decías algo?

Ella frunció el ceño.

—¿Tú sabes el porqué está así?

Hikaru negó.

—Me gustaría saberlo también. Sin embargo... tengo una sospecha, pero no estoy segura.

—¿Estaría bien si pregunto ahora de qué se trata?

Hikaru sonrió cuando escucho aquella pregunta. Bahiyyih era alguien sumamente curiosa, sin embargo, también era una persona que respetaba muchísimo la privacidad de todos sus seres queridos, prefiriendo quedarse al final con aquellas dudas que tenía, pero nunca obligando a la otra persona a hablar.

¿Cómo pudo encontrar a alguien así de considerada?

—Te lo contaré apenas tenga bien claro si es lo que pienso, ¿sí, bebé?

Bahiyyih sonrió ante el apodo cariñoso, las cosquillas en su estómago, y los grandes latidos de su corazón haciéndole nuevamente una mala pasada.

La menor tomó la mano de la , y depósito un besito en esta.

– Esta bien, amor.

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