¡𝑷𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐!

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Era común que pasara todas las tardes en casa de Zenitsu; Al principio creyó que soportarlo llorando o gritando tonterías era mejor que estar solo en su casa, pero cada vez que estaban a solas haciendo cualquier cosa que les permitiera matar el tiempo no podía evitar sentir una especie de calidez en su interior que le hacía sentir completo.

Poco o nada sabia de los sentimientos complejos, podía definir con facilidad la ira o inquietud que sentía cada vez que estaba emocionado por algo, la diversión o aburrimiento, pero aun que su madre había hablado antes con él sobre el amor, no le había tomado importancia; Por ello cuando aquel extraño cosquilleo se hizo presente en su estomago cada vez que se daba cuenta que no podía quitarle la mirada de encima al rubio tardó en descubrir el significado.

Aquella tarde todo iba normal, el comiendo frituras sobre la cama del rubio mientras este tenía la mirada fija sobre la pantalla en una partida online que intentaba ganar para demostrarle que no era un inútil en los videojuegos. No paraba de reír cada vez que el rubio perdía una vida y el ruido de su risa no se midió cuando lo vio perder y gritar molesto a la par que se recostaba en el espacio libre de la cama intentando liberar su frustración.

Ni siquiera escuchó todo lo que el de ojos ámbar murmuraba molesto no solo por su propia risa, el hecho de tenerlo a un costado, con los ojos cerrados no queriendo prestarle atención a sus burlas con el ceño ligeramente fruncido, pero a pesar de todo calmado y sus labios entreabriéndose para murmurar más cosas molesto lo distrajo por un par de segundos.

Tanto que ni siquiera se percató en qué momento comenzó a acercarse, parando de golpe y a un par de centímetros de hacer una tontería cuando los hipnotizantes ojos ámbar lo veían atónito por su comportamiento y cercanía; Se apartó de inmediato y levantó de su sitio intentando darle su espacio al rubio que aún no parecía querer reaccionar.

— Zen...—Pocas veces pronunciaba su nombre de manera correcta, no por que fuera el idiota que él creía, solo le gustaba molestarlo con apodos que hacían ritmo sonoro con su nombre y al parecer al contrario ser llamado de manera correcta le volvió aún más extraña toda la situación. Intentando no ser brusco se sentó a su lado de nuevo y aprovechando que estaban a la misma altura se atrevió a acariciar su mejilla con cuidado, lo conocía y sabia que cualquier toque podía alterarlo, por eso, quería ir lento— Zen...creo que tú me...

— ¡No!, ¡no lo digas! — Con ambas manos cubrió su boca, en cualquier otro instante la atónita mirada esmeralda lo hubiera hecho reír, pero solo se sentía nervioso por la situación en la que en ese momento se veía envuelto — Es normal estar confundido, ¿no?, posiblemente tú lo estes — Respondió nervioso aun más cuando los ojos contrarios parecían decaídos por aquella respuesta — Inosuke... eres mi mejor amigo, incluso te considero un hermano y no quiero que la confianza que tenemos se arruine por algo así...

— Tienes razón, debo estar confundido — Sonrió queriendo minimizar el asunto esta vez él tomando el mando del videojuego intentando distraerse de aquello y procesar mejor todo lo que había sucedido, aunque su rostro no parecía estar tan bien como sus acciones ya que el rubio lo obligó a terminar con la partida.

¿Por qué tuviste que ser tu?  ⸢UzuIno⸥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora