Capítulo 6

284 14 0
                                    

A primera hora de la mañana del día siguiente, Roncaster llamó con nueva información sobre el caso. Después del día anterior en el que habíamos tomado un descanso, empezamos con nuevo ahínco a trabajar en la investigación. Debíamos desplazarnos unos 100 km hacia el norte para interrogar a personas de algunos establecimientos de un pequeño pueblo en los cuales parecía que habían visto a un miembro de la banda. Llegamos allí a las 10:30 am aproximadamente y primero hicimos una vuelta por las calles para ver como era y comprobar si había algo especialmente interesante que pudiera haber llamado la atención de ese hombre.

Después de haber hecho unos cuantos apuntes, entramos en un bar en el que habían visto al presunto sospechoso y nos sentamos a tomar algo mientras observábamos el ambiente, los clientes... Ese día nos vestimos todos de negro con pelucas también negras para Jacob y Alex y morada oscura para mí. Además, nos pusimos lentillas de un color diferente a nuestros ojos y mucho maquillaje. Hacíamos todo eso para no ser reconocidos. A diferencia de algunas películas donde los personajes llevaban gafas oscuras, gorros y largos abrigos negros, nosotros nos habíamos disfrazado como una panda de amigos góticos. A la práctica, era siempre mucho menos sospechoso porque el estilo de hombres de negro dejaba muy claro que había algo que querías ocultar.

-Debemos interrogar a alguna de las camareras -dije yo al cabo de un rato.

-De eso ya me encargo yo -se ofreció Jacob con una sonrisa confiada.

Lo miré sospechosamente, evaluando lo que podía estar pasando por esa cabeza suya. Se acercó a la barra y saludó a una camarera joven, de unos 16 o 17 años. Le dijo algo que la hizo sonrojar y empezaron a coquetear.

-Madre mía -comenté en voz alta mientras rodaba los ojos.

-Cómo no -rió entre dientes Alex.

-Por cosas como ésta estoy mucho mejor siendo sólo la amiga de Jacob. Que te guste él es exponerte a un sufrimiento y unos celos continuos.

-Sabias palabras, Luna.

Cuando los tortolitos se despidieron, pregunté a mi compañero qué información había obtenido.

-El pueblo es pequeño, por lo que es fácil reconocer a los forasteros que pasan por aquí. Hace dos días, entró un tipo alto y robusto que se sentó solo durante todo el día y estuvo haciendo cosas en un ordenador portátil bastante moderno y caro al parecer, no de los que acostumbrarías a encontrar en sitios pequeños como este.

-Vaya, si que has dejado encandilada a esa chica si te ha contado todo esto -me burlé de él.

-¿No estarás celosa, verdad? -me contestó con una sonrisa satisfecha.

-Más quisieras -le devolví el ataque acompañado de una colleja.

-Bueno, bueno, ¿nos marchamos ya o queréis seguir peleádoos?

Durante el día recolectamos información y obtuvimos la dirección en la que se marchó el sospechoso, a parte de otras cosas menos trascendentales. Volvimos al hotel y redactamos un informe detallado para mandárselo a Roncaster y que siguiera con la investigación. Después de eso, llamé a casa de mi hermano y David me cogió la llamada:

-¿Diga?

-Hola, David. Soy yo, Luna.

-¡Hola Luna!

-Llamaba para saber cómo está Judith.

-Bueno, tuvo una contusión grave en la cabeza de la que la tuvieron que operar con urgencia pero ahora ya está estable. A parte de eso, se ha roto la pierna izquierda y dos costillas pero con reposo se va a curar del todo.

-Vaya, qué alegría que no se haya hecho algo peor y que ya esté mejor.

-Si. Sergio está más tranquilo desde que lo informaron de esto pero se a pasado todo el rato a su lado en el hospital y no han podido convencerlo de venir a casa aunque sea sólo por un rato.

-Para que después niegue sus sentimientos -dije riéndome de mi hermano.

-Si, si -contestó él también riendo.

-Bueno, estoy cansada y tengo que ir a ducharme así que ya me despido.

-Claro, además yo también iba a bañarme ahora. Por cierto, piensa en venir a comer otra vez aquí uno de estos días. Incluso podemos invitar a Judith también si ya le han dado el alta y así os conocéis.

-¡Vale! Ya tengo ganas de hablar por primera vez con ella.

-Genial. Mañana te llamaré si hay nuevas noticias de su estado. ¿Has llamado con tu móvil no?

-Si.

-Ok, entonces ahora me apuntaré tu número. ¡Adiós!

-Adiós David.

Colgamos y mi corazón se aceleró con el pensamiento de él llamándome mañana e invitándome a comer en su casa. Sacudí la cabeza y fui a asearme.

Mientras el agua resbalado por mi cuerpo, no pude evitar recordar nuestra conversación y tuve una imagen mental de él desnudándose y de su cuerpo húmedo con gotas de agua bajando por su estómago hasta llegar a... Me sonrojé por mis propios pensamientos y me golpeé la frente con la palma de la mano mientras murmuraba:

-¿En qué estás pensando, Luna? No puedes pensar así de él o te volverá a romper el corazón.

Me acabé de lavar y me envolví en una toalla blanca para después salir a ponerme algo de ropa, cuando me encontré a Alex sentado en mi cama. Me vio en seguida y levantó una ceja.

-¡Imbécil! ¿No sabes llamar antes de entrar? Además, ¿cómo te lo hiciste para abrir la puerta si había cerrado con llave?

-He llamado pero no me has contestado y no quería quedarme esperando en el pasillo. Referente a lo otro... tengo mis recursos -dijo con una sonrisa ladeada-. Recursos que tu has usado muchas veces antes por si no lo recuerdas.

El tono burlesco en su voz por mi momento de despiste me irritó y mascullé por lo bajo:

-Idiota...

-Te he escuchado. Tampoco hace falta que te sulfures tanto, no tienes nada que no haya visto antes -dijo con cara pícara.

-Iugh -respliqué con cara de asco-. Esa información sobraba. Ahora vete para que pueda cambiarme.

-Pometo no mirar -habló con una sonrisa aparentemente inocente en el rostro.

-¡Fuera!

Cogí el cojín de un sillón, que era lo que tenía más cerca, y se lo lancé. Por supuesto, lo esquivó pero cuando me miró y vio que me estaba empezando a mosquear, supo que era mejor retirarse inmediatamente.

-¡Si, señora!

Me hizo un saludo militar y se marchó hacia el pasillo. Yo suspiré, un poco divertida por toda la escena, me puse el pijama y le abrí la puerta.

-¿Qué querías decirme?

-Sólo que Roncaster ya nos ha contestado felicitándonos por la información que le hemos proporcionado y que mañana a primera hora nos enviará nuevos datos, lo que quiere decir que puede que tengamos que viajar de nuevo.

-De acuerdo. Espero que sí que tenga nueva información, no quiero quedarme de brazos cruzados durante mucho tiempo ahora que ya hemos avanzado un poco en este caso.

-Si, todos lo esperamos pero, aunque sé que deseas mucho atraparlos, intenta no ponerte demasiado nerviosa, ¿vale? Tarde o temprano los capturaremos.

-Lo sé. Gracias.

Le di una abrazó al que correspodió sin dudar y me frotó la espalda con una mano. Al cabo de unos segundos, nos separamos y me preguntó:

-¿Quieres que vayamos a buscar a Jacob para ir a cenar?

-¡Sí! La verdad es que tengo mucha hambre.

Fuimos a buscarlo y, durante un rato, nos olvidamos de todo lo que comportaba ser nosotros y trabajar en lo que trabajábamos para poder disfrutar de una cena lo más normal normal posible entre mejores amigos.

Cruel rechazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora