Capítulo 2

467 23 1
                                    

Al día siguiente, Jacob, Alex y yo nos reunimos en el restaurante del hotel para desayunar y decidimos que iríamos a ver a mi familia hacia las once de la mañana. Yo estaba bastante nerviosa por volver a ver a mis padres y a mi hermano, por saber cómo reaccionarían ante mi inesperada visita.

Decidimos ir caminando, ya que mi casa quedaba bastante cerca y queríamos estirar un poco las piernas. El trayecto se me hizo  muy corto a pesar de que yo andaba muy lentamente para retrasar el momento de la llegada. Aún no estaba preparada para los gritos de mi madre, sobretodo porque sabía que tenía razón, no debería haber venido sin avisar pero ahora ya era tarde y prefería no haberle dicho nada porque habría invitado a todo el mundo a recibirme y no quería lidiar con tantas personas que conocía al mismo tiempo. O simplemente aún no estaba lista para lidiar con UNA persona que yo conocía

Llegamos frente a mi puerta, nos detuvimos y yo busqué el móvil dentro de mi bolso. Llamé a mi casa y mi madre fue la que descolgó el teléfono:

—¿Diga?

—Hola mamá, soy yo.

—¡Hola, cariño! ¿Qué tal estás? ¿Llamas por algún motivo en especial?

—Pues la verdad es que sí mamá. Tengo una sorpresa para ti. ¿Puedes abrir la puerta principal de casa?

—¿Cómo? Sí, claro que puedo. Ahora voy pero por qué quieres que...

Paró de golpe de hablar en cuánto nos vio a los tres delante de su puerta. Su mirada se clavó en mí y sin despegar mis ojos de los de ella colgué la llamada  y guardé mi móvil en el bolso.

—¡Sorpresa! —fue lo único que dije.

—¿Luna, eres tú?

—Sí, mamá. Soy yo.

—¿Qué haces aquí? ¿No tendrías que estar en… ¿¡América!? —dijo mi madre completamente atónita.

—He venido para una visita sorpresa.

—¡Deberías haberme avisado! ¡Habría preparado algo o habría invitado a tus amigos a recibirte!

Exactamente por eso no quería avisarla pero no dije nada. Se acercó a mí y me abrazó fuertemente para después volver a gritarme.

—Mamá, espera un momento —dije para que callara—. ¿No quieres conocer a mi mejor amigo y a mi novio?

Mi madre observó a Jacob y a Alex detrás de mí con expresión asombrada porque ya no se acordaba de que estaban allí.

—¡Luna! —dijo de repente— ¿Cuándo ibas  a contarme que tenías novio?

Su voz tenía un toque amenazador y yo tragué saliva. Con las prisas o había pensado en la reacción de mi madre ante la noticia de mi “novio”. Jacob, viendo mi reacción, salió a mi rescate:

—Hola señora. Me llamo Jacob Black, soy el novio de su hija desde hace tres meses. Su hija no se lo dijo antes porque no llevamos demasiado tiempo saliendo y cuando planeamos este viaje pensamos que sería mejor si se lo contábamos cara a cara.

Mi madre se quedó embobada mirando a Jacob como si no hubiese visto otro hombre en su vida. Y es que aparte de ser bastante atractivo, tenía un acento americano irresistible cuándo hablaba español producto de tener un padre de América y una madre española. Alex, en cambio, también sabía hablar español porque era paraguayo. Éste último también entró en acción y dijo:

—Yo soy Alex García, encantado de conocerla señora.

Mi madre también se quedó mirándolo por unos segundos antes de salir de su estupor y decir:

—Encantada de conoceros, jovencitos. Ahora pasad dentro no nos vamos a quedar aquí todo el día.

Mientras seguía a mi madre hacia el salón, una sonrisa de satisfacción apareció en mi cara producto del éxito de mi plan. Sabía que si traía hoy a mis dos mejores amigos calmarían la ira de mi madre.

Cuando llegamos al salón decorado con diferentes tipos de elementos deportivos producto del fanatismo de mi padre por los deportes, lo vi a él estirado en el sofá en la misma posición en la que se ponía siempre, mirando un partido de futbol.

—Cariño, mira quién ha venido a visitarnos por fin —dijo mi madre en tono eufórico.

Se giró y me miró mientras las comisuras de sus labios de levantaban en una enorme y feliz sonrisa.

—¡Hija mía!

Se levantó corriendo y vino a darme un abrazo de oso. Cuando nos estábamos separando le di un beso en la mejilla y le dije:

—Hola papá. Me alegra verte, te extrañé mucho.

—Yo también Luna. ¡Ya era hora de que vinieras a visitarnos que nos has tenido muy abandonados! Y estás muy guapa, no puedo creer que seas tú.

Le sonreí y entonces él miró hacia Jacob y a Alex.

—Ahora entiendo por qué nos has dejado de lado, estabas demasiado ocupada con estos dos muchachos ¿Eh Luna? —dijo subiendo las cejas y mirándome con una sonrisita que hizo que me sonrojara un poco y agachara la cabeza por la manera en que lo dijo.

—¡Papá, no me avergüences! Estos son Jacob Black y Alex García.

—Lo siento Luna pero es el trabajo de un buen padre avergonzar a sus hijos.

Se dieron la mano y mi madre no pudo contenerse de decirle a mi padre:

—Jack, ¿Sabes que Jacob es el novio de Luna?

<<Genial>> pensé. A este ritmo, seguro que en menos de una hora todas las personas a las que mi madre conocía ya sabrían que había venido a visitarla y que traía un novio conmigo.

—Me parece muy bien que seas el novio de mi hija y no quiero interferir en nada—comenzó a decir mi padre poniendo una mano en el hombro de Jacob— pero como hagas que derrame una sola lágrima por tu culpa te voy a castrar.

Todos guardamos silencio durante unos segundos y yo compadecí a Jacob por tener que soportar esto cuando ni siquiera era mi novio de verdad. Cuando el ambiente empezó a ser tenso, vi que Jacob iba a decir algo pero antes de emitir ningún ruido mi padre se adelantó y lo abrazó, dándole unas palmadas en la espalda mientas le decía:

—¡Bienvenido a la familia, Jacob!

—Gracias —respondió él sonando un poco inseguro.

Después de eso, nos sentamos en el sofá mirando la tele mientras mi madre preparaba la comida. Primero, mi padre me hizo preguntas sobre cómo me había ido este tiempo (tuve que mentir un poco sobre algunas cosas) y al cabo de un rato, empezó a hacerles preguntas a Alex y a Jacob para conocerlos un poco, cosa que no sé cómo pero acabó siendo un debate sobre equipos de diferentes deportes.

Dentro de un rato, justo cuando me levanté para ayudar a mi madre, sonó el timbre.

—Luna, ¿Puedes ir a abrir? Seguramente es tu hermano que hoy viene a comer con nosotros —dijo mi madre desde la cocina.

—De acuerdo, ya voy —contesté.

Fui hacia el pasillo pensando en la reacción de mi hermano al verme y solté una risita ante la imagen que acudió a mi mente. Llegué delante de la puerta y la abrí de golpe. Allí estaba mi hermano, igual que siempre aunque un poco más alto y más desarrollado. Al verme, abrió mucho los ojos y, antes de que pudiese decir algo, me tiré a sus brazos diciendo:

—Hola hermanito. ¿No te alegras de verme?

—¿Desde cuándo hace que estás aquí? ¿Y por qué nadie me ha avisado de que ibas a venir?

—Estoy aquí desde ayer y papá y mamá tampoco lo sabían hasta hace un rato cuando vine a verles.

—Tú siempre haciendo las cosas precipitadamente. Aún no me puedo creer que estás aquí y esto no es una visión.

Sólo sonreí, contenta de ver a mi hermano de nuevo. Iba a decir que entrase cuando un movimiento me llamó la  atención y miré detrás de él. Me quedé congelada en mi sito, no estaba preparada para ver un par de ojos de profundo color gris tormenta que conocía muy bien y ahora me miraban con curiosidad.

Cruel rechazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora