La patrulla roja fue una organización que se estaba expandiendo en el mundo durante años, en silencio conquistado partes del mundo, parecía que pronto ellos tendrían el control del mundo, esfuerzos de años, que había sido destruidos en unos cuantos meses. El responsable de aquello, un niño, un niño, fue el responsable de la destrucción de la organización.
Goku ese niño con cola de mono la diezmo. Los planes de conquista mundial impedidos por un niño de 10 años, fue humillante, una humillación que quedaría marcada en su memoria por lo que restará de su vida patética.
La mente de Gero se vio invadida por recuerdos amargos del pasado. La derrota ante Goku cuando apenas era un niño aún resonaba dolorosamente en su interior. Años de planificación cuidadosa y preparación meticulosa habían sido barridos por la fuerza bruta de aquel pequeño monstruo con cola de mono. La humillación todavía ardía intensamente dentro de él.
Y aún lo seguía siendo después de tantos años en el anonimato. Desde la oscuridad observó todo lo que pasaba en el mundo exterior, cómo Goku se volvía cada vez más fuerte. Observó años tras años cómo el niño que alguna vez impidió sus planes, luchó contra oponentes que eran más fuertes que él, como se volvió padre, luchó contra su hermano, y descubrió que no era humano sino un alienígena de un planeta distante a la tierra.
Gero apretó los puños con frustración contenida mientras observaba desde las sombras cómo Goku continuaba creciendo en poder. Cada victoria del saiyajin sólo servía para recordarle su propia debilidad e insignificancia. Incluso ahora, décadas después, la ira y la sed de venganza seguían royendo su alma oscura.
Cómo murió en el enfrentamiento contra su hermano, cómo las místicas y mágicas esferas del dragón lo trajeron de vuelta al mundo de los vivos. Solo para volver a pelear contra aquellos querían destruir el planeta. Y de nuevo el hombre que alguna vez fue un niño volvió alcázar un nivel de poder inimaginable para los simples humanos, que se podrían considerar simples mortales ante una deidad como él. La pelea entre Goku y Vegeta hizo temblar todo lo que se encontraba a su alrededor.
Al final el Saiyajin criado en el planeta Tierra venció a su similar en el combate junto a la ayuda de sus amigos y aliados. Vegeta salió huyendo de regresar a su planeta, Seguramente se sentía humillado por ser vencido por saiyajin clase baja. En sus propias palabras eso era Goku para él.
Piccolo era también un alien, había muerto en la batalla contra los Saiyajin, con ello las esferas del dragón habían desaparecido. Pocos conocían la relación de Piccolo con las esferas del dragón eran pocos. Porque Kami-Sama y Piccolo eran un solo ser, si uno muere el otro también.
El planeta tierra se había quedado sin unos de sus objetos más poderosos. El Saiyajin estaba vulnerable, el momento perfecto para tratar de una vez por todo con Goku. Pero aún en su estado delicado, el seguía siendo una amenaza potencial. Sin contar a su hijo Son Gohan, qué había demostrado poder excepcional en la lucha. Tenía que seguir esperando el momento perfecto para su venganza, sus androides aún no estaban listos. Calculaba que necesitaría unos años más para su venganza y que los androides estuvieran listos.
Son Gohan y Krilin, junto a Bulma se habían ido al planeta de origen de Piccolo y Kami-sama en la nave espacial que este había llegado a la tierra. Solo unas semanas después Goku se recuperó y se marchó a Namekusei, el planeta natal de Piccolo.
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Dr. Gero había detectado una singularidad en el espacio tiempo a unos 9000 Km de su base secreta con ayuda de la computadora central. Gero se dirigió a las coordenadas que la computadora había predicho que la anomalía espacio temporal se abrirá. Gero esperó con paciencia lo que sucedería, vio como el espacio enfrente de él se distorsiona.
De la abertura fue expulsado un cuerpo de un hombre, se acercó con precaución. No sabía que tan poderoso era este hombre joven, Gero vio como él joven adolescente se comenzó a cura. Vapor salía de sus heridas, vio como la carne del joven se comenzaba a cerrar, las partes pérdidas resurgiendo entre vapor y sangre. Este niño sería su boleto a la victoria contra Son Goku.
Había logrado una nueva hazaña de la ingeniería genética como tecnológica, no quería sonar arrogante pero un logro como esa solo lo consigue él. Una hazaña que sería la envidia de demás científicos en el mundo, esos tontos son niños en pañales en comparación a él, un genio de calibre que lleva años traspasado líneas y tabúes para alcanzar su ambición.
El cuerpo de este individuo sería para él, solo para él, solo debía afinar varios detalles más y su meta estaría un paso más hacia su meta. Una meta anhelada por el por mucho tiempo.
Sus manos se movían con destreza sobre las herramientas mientras ajustaba cada componente con precisión. La pantalla del ordenador mostraba los resultados prometedores de su experimento. Con un suspiro de satisfacción, cerró el programa y se recostó en su silla, observando al individuo de cabello rubio acostado en la camilla con orgullo.
El androide Numero 21 estaba por nacer, él sería su nuevo cuerpo o eso él pensó en ese momento, sin saber que realmente le preparaba el futuro.