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-Jaaake- le dijo Vicky, observándolo revisar su teléfono. Él había estado haciendo eso durante al menos treinta minutos, y ahora se sentía aburrida. Dentro o fuera del poco espacio, ella era pegajosa. -Deja de hacer eso, vamos a ver una película-

El hombre se rió entre dientes antes de poner su teléfono sobre la mesa, mirándola con una sonrisa.

-Tienes suerte, ¿sabes?-

-¿Qué quieres decir?-

-La última persona que trató de darme órdenes, terminó muerta-

Ella se burló y puso los ojos en blanco hacia Jake, ya encendiendo la televisión para ver algo.

-Jaja muy gracioso.... ¿Qué deberíamos ver? Oh, ¿Qué con una película de terror? Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vi una-

Jake se encogió de hombros, era lo mismo para él. Pero aun así, lo pensó por un minuto, porque sabía que no era una buena idea. Incluso si Victoria no era pequeña en ese momento, no había forma de que pudiera ver toda la película, al menos eso es lo que parecía.

Pero el hombre no iba a decirle que no, aunque estaba listo para apagarlo tan pronto como ella no pudiera seguir mirando.

-No lo sé, ¿estás segura de que puedes manejarlo?- Preguntó, tomando asiento junto a ella.

-Puedo, ya que estoy contigo. ¿Y tú?-

-Niña, yo soy el que hace gritar a la gente. Esto no me asustará- Victoria no le prestó atención, solo puso El Conjuro en la pantalla plana y cerró las cortinas.

-Lo digo en serio, soy un chico malo-, dijo, haciéndola reír.

Victoria volvió al sofá y se acostó, con la cabeza en el regazo de Jake. El hombre agarró una manta cerca de ellos y cubrió su cuerpo, e inconscientemente comenzó a acariciarle el cabello mientras miraban la película y, a veces, ella tarareaba en respuesta.

Le gustaban esos momentos, porque pensaba en él como un hermano mayor y también la veía como su hermana pequeña. Incluso si él no lo admitiría.


~~~


-¿Estás bien?- preguntó Jake cuando sintió que su cuerpo se tensaba.

La película estaba a punto de terminar y, sinceramente, Vicky cerraba los ojos la mayor parte de las escenas, sin querer ver los fantasmas. Por otro lado, Jake ni siquiera se inmutó. Ella frunció el ceño ante la idea, ¿Cómo podía ser tan frío?

Pero también lo encontró gracioso, porque él pensaba que él era el menos intimidante de los hermanos (lo que no significaba que no lo fuera). Si Jake no se hubiera asustado, por supuesto que Ross, Marcus y Jeff no se asustarían.

-S-sí, estoy bien- tuvo suficiente, agarró el control remoto y apagó la televisión -¡Oye! ¡Estaba por terminar!-

-Sí, y lo apagué. Parece que vas a tener un ataque de pánico en cualquier momento, de nada-

-S-sí, lo que sea- se sentó en el sofá y de repente tuvo una idea. -¿Qué vas a hacer hoy?-

-Uh, cierto. Tenemos práctica de tiro en aproximadamente una hora, será mejor que me vaya-

La chica hizo un puchero y lo agarró del brazo, pensando que la dejarían en paz y volverían a trabajar. No es que ella fuera tan dependiente por poco espacio, pero se había encariñado demasiado con ellos y no quería que los hermanos salieran lastimados. Eso y además, le gustaba estar con ellos.

Jake la miró con una ceja levantada, instándola a hablar.

-¿Por qué te tienes que ir? No me gusta-

-Bueno, lo sé. Pero no se puede evitar, necesitamos practicar para no lastimarnos en el trabajo, cuando las cosas se pongan difíciles-

-Sí, supongo...- ella no soltó su brazo, algo que encontró lindo. Jake se sintió culpable por dejarla de nuevo, pero no tenía elección. Los ojos de Vicky te iluminaron y lo miró, -¿Puedo ir contigo

-Uh, no estoy seguro-

-Lo sé, lo sé, armas y esas cosas. Pero quiero verte disparando, ¿por favor? Te prometo que no estaré cerca de ti para no molestarte demasiado. Además, no me gusta estar aquí sola. Sus matones dan miedo-

Jake suspiró antes de comprobar la hora en su teléfono, pasándose una mano por el pelo. Se puso de pie y asintió.

-Está bien, está bien- todavía debería hablar de esto con Ross,

-¡Sí! ¡Gracias! Apuesto a que eres el mejor tirando, Jake-

-No presiones, chica. Vamos, date prisa-

Victoria se rió y corrió a la oficina de Ross, tocando varias veces. Esperó pacientemente pero no obtuvo respuesta, por lo que supuso que él no estaba allí.

Deambuló por la mansión pero no pudo encontrarlo, lo que le pareció extraño porque, supuestamente, él no tenía reuniones ni trabajos ese día. Pero tal vez algo había llegado.

Justo cuando la chica estaba a punto de ir a buscar a alguien, escuchó que la puerta del sótano se abría, revelando a un severo Ross. Murmuró algo por lo bajo mientras cerraba la puerta y la trababa, bastante bruscamente.

Vicky se acercó a él y comenzó a juguetear con sus dedos.

-Hola daddy-

-Hola, cariño-

-Uh, entonces... Jake me dijo que ustedes tienen práctica de tiro hoy y... me preguntaba si yo-

-No-

Fue todo lo que dijo, antes de darle unas palmaditas en la cabeza y girarse para volver a su oficina. Ella resopló enojada ante eso, Ross ni siquiera la dejó terminar, incluso si sabía lo que estaba a punto de preguntar.

-¡Pero no soy pequeña!-

-Lo sé-

-Entonces, ¿Cuál es el problema? Solo quiero ir contigo-

Ross dejó de caminar (lo cual agradeció, ya que caminaba rápido) y la miró. Si hubiera sido pequeña, él la habría sermoneado, pero era diferente con su yo normal. De todos modos, la diferencia de altura aún hacía que Victoria se sintiera tan pequeña, por lo que de repente se volvió tímida.

-¿Qué quieres decir? No es un lugar al que debas ir, a veces nos ponemos bastante violentos y puedes lastimarte, ¿por qué no nos esperas, hm? Solo serán unas pocas horas-.

Bueno, ahora sabía que él no aceptaría tan fácilmente, por lo que la chica decidió jugar a la inocencia con él, algo que a menudo funcionaba.

Ella lo miró con un leve puchero y escondió su rostro en su pecho, a lo que él inconscientemente la rodeó con sus brazos, aunque sabiendo lo que ella intentaba hacer.

-Pero quiero verte disparando, daddy. No me gusta cuando te lastimas, así que quiero estar ahí contigo en caso de que pase algo. Además, debes lucir genial cuando disparas-.

Ross suspiró profundamente, sabiendo que había perdido ese tiempo. A decir verdad, ella a menudo ganaba, incluso cuando él intentaba parecer serio o algo así, simplemente no podía evitarlo. Se separó de ella pero advirtió levemente a la chica con una ceja levantada,

-Está bien, puedes venir- chilló Victoria, -pero tienes que quedarte donde yo digo, y no causar ningún problema. ¿Entendido?- En realidad, sabía que ella no era de las que causan problemas, pero aun así tenía que decírselo.

Ella asintió y, en unos 20 minutos, estaba lista, esperando a todos abajo.

La princesa de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora