POV Victoria
A la mañana siguiente, me desperté acurrucada al cuerpo de Ross. No sabía qué hora era, pero asumí que ya era bastante tarde, ya que podía sentir el sol en mi rostro a través de las cortinas. Su pecho desnudo me hizo querer quedarme así un poco más, pero me negué, ya que debían haber sido alrededor de las 11 am.
También supuse que no se fue a dormir temprano, y por eso Ross aún no se había despertado. No era habitual que se despertara demasiado tarde por la mañana.
Estiré los brazos y me levanté lentamente de la cama, con cuidado de no despertarlo. No me sentía exactamente pequeña, pero no le presté atención. Agarré una chaqueta y salí, hasta que la voz de Ross me sorprendió.
-¿Adónde vas?-
-Uhm, voy a bajar a comer algo-
Ross dejó escapar un leve gemido y se sentó en la cama, masajeándose los hombros con cansancio y estirándose un poco.
-Deja que daddy te acompañe. ¿Qué quieres comer, bebé?-
Su voz áspera y sus apodos siempre me harán sentir más pequeña de alguna manera, y él lo sabía.
Ross agarró una camiseta negra cerca de él y se la puso, indicándome que me sentara a su lado en la cama.
Obedecí, sintiendo sus brazos abrazándome por detrás.
-¿Puedo comer galletas?- pregunté emocionada.
Se rió un poco desde su lugar en mi hombro y sacudió la cabeza.
-No vas a comer chocolate para el desayuno, bebé. Pero tal vez te deje comer algo después del almuerzo-
No dije nada porque sabía que diría que no, pero siguió hablando.
-¿Quieres hablar de ayer?- me quedé quieta, sin saber qué decir.
Honestamente, fue agradable contarle todo. Después de eso, me di cuenta de cuánto me estaba afectando todo y estaba agradecido por eso.
Después de unos segundos, decidí hablar. -Gracias por escucharme... No le he dicho a nadie sobre eso antes-
-Fuiste tan valiente por decírselo a daddy. Estoy orgulloso de ti, princesa- me elogió, haciéndome sonreír y acurrucarse más a él.
-Debe haber sido difícil para tú-
-Ajá. Pero ahora estoy mejor gracias a ti-
Debió haberlo sorprendido, porque se quedó en silencio por un momento antes de comenzar a reírse. Me encantaba escuchar su risa, era muy agradable, pero no lo hacía muy a menudo. Ross me abrazó más fuerte y besó mi oreja, haciéndome reír por la sorpresa.
-No sabía que tenías demasiadas cosquillas-, sonrió, y luego comenzó a salpicar besos por toda mi cara y cuello, haciendo que me convirtiera en un desastre de risitas y tratara de escapar de sus brazos. Ambos comenzamos a reírnos de eso.
Si no hubiera conocido a Ross esa noche, en ese mismo momento habría estado discutiendo y gritándole a mi madre, como de costumbre. Aunque no dije nada anoche, no podía dejar de pensar en sus palabras, y tenía razón. Mi madre no tenía derecho a tratarme como basura todos estos años.
Así que... me encantaba estar con él.
-¡Daddy, d-detente!-
Justo cuando estaba a punto de hablar, unos golpes en la puerta nos detuvieron. Escuché a Ross suspirar y un -adelante- escapó de sus labios. Fue Marco.
-Ross... yo, eh, lamento interrumpir. Quería hablar contigo sobre el asunto de ayer-
-¿Qué es?-
-Brown es... dice que sabe algo sobre la familia de Bianco, y creo que deberíamos escucharlo-.
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La princesa de la mafia
RomanceVictoria Smith siempre había sido una chica tímida, ya que nadie se preocupaba por ella. Sentía que no tenía a nadie en el mundo, bueno, excepto a su gato. Una noche, descubre que tal vez esa soledad estaba apunto de terminar... "¿Qué estás haciendo...