01. Insuficiente

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Ahí estaba, abrazando un cojín y llorando de nuevo en su habitación, ¿por qué? Sencillo, una crisis

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Ahí estaba, abrazando un cojín y llorando de nuevo en su habitación, ¿por qué? Sencillo, una crisis. Otra maldita crisis.

Porque seguía pensando en como era, en por qué mierda era así. Porque sabía que su personalidad era la razón por la que sus compañeros hablaban mal de él cuando no estaba presente. Y fingía que no le importaba, porque así es Katsuki Bakugou, actúa indiferente, como si nada le importase, cuando realmente estaba en la mierdísima. Las ideas e inseguridades se volvían más grandes con el paso de los días. Es una persona a fin de cuentas, tiene sentimientos. Sentimientos que probablemente nunca saldrán a la luz.

Lo tenía casi todo claro acerca de los que le rodeaban. Lo que seguía sin aclarar era una cosa.

Nadie le soportaba, eso estaba claro.

Nadie excepto ese chico carismático de pelo puntiagudo y rojizo al que todo el mundo amaba.

¿Por qué?

De todas las personas que tenía a su alrededor, de todas la personas que habitaban su vida. ¿Por qué seguía a su lado? ¿Por qué rechazaba a todas esas personas por estar con él? Si ellos son mejores en todos los sentidos.

Pero Kirishima nunca se despegaba de él, y no entendía el porqué, no sabía que podía llegar a verle. Según sus compañeros y su subconsciente, no tenía nada de bueno.

¿Entonces por qué? ¿Por pena? ¿Por conveniencia? ¿Por interés académico? ¿O porque le agradaba? No, no podía ser. Nadie querría a Bakugou de amigo. Nadie.

Justo en medio de sus pensamientos, un suave toque se escuchó detrás de la puerta.

—¿Katsuki? Llevo escuchándote sollozar un rato desde mi habitación. ¿Estás bien? ¿Puedo pasar?

No se lo podía creer. ¿Enserio le estuvo escuchando todo el rato? Aunque pensándolo bien tampoco le sorprendió tanto, las paredes no eran tan gruesas después de todo.

Se secó bruscamente las lágrimas y le abrió la puerta. No lo dejaría fuera, al menos no hoy, no ahora. Kirishima le miró y cambió su rostro a uno sorprendido y triste.

—Ba...

—Solo pasa.

Obedeció, sentándose en su cama. Bakugou cerró la puerta con pestillo y se incorporó a su lado.

—¿Qué te pasa, Bakugou? Sabes que puedes contarme lo que quieras, pero solo si te apetece.

—Muchas cosas pasan. Tú me pasas.

Roca Explosiva | KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora