Un suceso inesperado

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Un suceso inesperado

Tomé mis cosas, subí a mi coche, apurada como siempre, porque se estaba haciendo tarde hacia donde me dirigía; esperé un minuto, luego dos, tengo mucha paciencia, pero ya no podía esperar más a mi hermana, 5 minutos llevaba arriba del auto cuando me percaté que en la casa de enfrente estaban saliendo dos muchachos jóvenes, les calculaba entre los 22 y 25 años, venían discutiendo, pero no les presté demasiada atención. Mi hermana salió corriendo con una mano llena de cosas personales y con la otra abrió la puerta del carro.

—Al fin, Carolina hasta que llegas —exclamé.

—Perdón, dejaste el aire prendido del cuarto y me devolví a apagarlo —dijo agitada por la situación.

—Si sabes que vamos tarde, mamá y Emma ya están allá esperándonos, y aún nos falta 1 hora de camino —dije moviendo el automóvil con rapidez.

—Pues que esperas Mariana, sal ya a la carretera.

Desde que llegué a la carretera un carro venía enfrente de mí, no muy grande, azul celeste; me di cuenta de que eran los vecinos que había visto discutiendo hace unos momentos, al parecer ellos también necesitaban llegar a un lugar pronto, porque venían más rápido que nosotras. Llevamos viviendo dos años y medio en ese barrio y nunca me había tocado hablar con ellos, a veces cuando salía a regar el patio o sacar la basura, me los topaba y los saludaba, pero jamás llegamos a entablar una conversación.

Los minutos pasaban y pasaban, cada vez me preocupaba más la situación del carro que venía enfrente de nosotras, se movía para un lado y daba giros extraños. Carolina que venía de copiloto se la pasaba en el celular, no volteaba a ver siquiera el camino.

—¿Algún día vas a dejar de ver ese aparato y voltear a ver el camino? —Le pregunté.

—¿Y tú algún día dejarás de decirme que tengo que hacer?

No le importó mucho lo que le dije porque siguió chateando. Llevábamos 30 km recorridos y la situación del coche de enfrente parecía empeorar cada vez más, intenté pasarlo dos veces, pero todo fue en vano.

Al llegar a medio camino el carro azul empezó a descontrolarse, todo paso demasiado rápido que no tuve tiempo de analizarlo. El auto giró a 180 grados saliéndose del camino, lo que hizo que se estampara con la división de los carriles, al golpear con el cemento tan fuerte salió disparado hacia arriba, debido a la ligereza del carro y al choque tan grande que tuvo, rodó dos veces por la autopista, una llanta salió volando y las ventanas estaban rotas, quedó destruido a su totalidad.

Me paré en seco al ver la acción, para nuestra suerte no venía ningún automóvil detrás sino en ese momento se hubiera estrellado contra nosotras, no sabía qué hacer, bajarme a ayudar o irme lo más pronto de ahí. Lo peor del caso era que quienes se encontraban dentro son nuestros vecinos, los conocía y me culparía sino me bajara a ayudarlos. Mi mayor preocupación era, que si al coche se le inflamaban los vapores de la gasolina podía explotar y nosotras seguíamos paradas a unos metros de distancia.

Mi hermana no pronunció palabra alguna, las dos nos encontrábamos atónitas por lo que estábamos presenciando. Del otro lado de la carretera estaban dos oficiales de policía en su auto, uno se bajó de él y corrió a ayudar. El agente me hacía señas para que no avanzara, los muchachos salieron rápidamente por el espacio que se encontraba del lado del conductor, porque la puerta delantera salió volando y estaba hecha trizas enfrente de la llanta.

El primer muchacho estaba ayudando a poner de pie a su compañero mientras que el policía les daba la mano a ambos, al parecer estaban bien solamente el conductor tenía un pequeño rasguño debajo de su barbilla y su mano estaba ensangrentada, y el copiloto mostraba un corte en su cuello y de su pierna izquierda salía sangre lo que provocaba que apenas se mantuviera en pie, pero de ahí en fuera no paso a mayores.

—Vámonos —dijo mi hermana rompiendo el silencio.

Avancé el coche, pasé a lado de ellos, el policía me seguía haciendo señas de que esperara, pero si me quedaba no podría llegar a mi destino, me quedé tranquila al saber que ya estaban bien y que los estaban ayudando, pero aun así en todo el camino no se me borró la figura del coche volando y los dos muchachos heridos.

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Historias cortas vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora