Un poco más de diversión

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La familia Smith cada año solía ir de excursión a las montañas nevadas en Seattle, Washington. La señora Sara cubría a sus dos niñas de pies a cabeza con ropa abrigada para el frío y el señor Martín se encargaba de que cada uno llevará sus patines para el hielo. 

Eran las 5 de la mañana y partieron todos preparados hacia lapista de hielo. Un lugar hermoso, lleno de glaciares e iglús. Se producía un eco al hablar, pero no era molesto al contrario resultaba agradable. La temperatura aumentaba cada vez más y parecía que pronto iba a nevar.

—Emma —dijo la señora Sara agarrando a su hija más pequeña del brazo. 

—Ve con cuidado.

La niña puso un pie sobre el hielo y luego colocó el otro, la mamá no la soltó nunca.Las dos despacio empezaron a patinar.

—Ven, Lizeth nos toca a nosotros. 

—Le dijo Martin a su hija mayor.

—Ya voy papá. 

—La niña se agarró del brazo de Martin y poco a poco fuecaminando.

La familia estallaba en risas. Emma tenía orejeras, pero aun así el frío entraba a sus oídos. La niña a veces se caía, sin embargo, su mamá le ayudaba a pararse. Se fueron adentrando más al centro de la pista, en donde el cristal resplandecía y más resbaladizo estaba. El lugar se encontraba solo, por lo regular las personas lo visitaban más tarde. La temperatura marcaba -1°C, la nieve empezó a caer, primero en copos pequeños casi imperceptibles. Después, fue descendiendo más y más.

—Es hora de marcharnos —dijo Martin a su esposa.

—Si cariño, vámonos. —La señora agarró a Lizeth con su otra mano y se dirigieron al borde de la pista. 

Emma iba jugando con la nieve que caía, le encantaba tocarla, aunque eso provocará que su piel se quemará, al fin de cuentas su madre la curaba en casa. La niña con su mano libre la aplastaba y formaba bolitas que luego lanzaba al piso. Sin embargo, su diversión quería ir más allá, le era insuficiente jugar con solo una mano, así que se soltó del agarre de su madre.

—Emma, ven para acá y deja de estar jugando —gritó Sara angustiada.

La niña iba a obedecer a su mamá, pero la inexperiencia de patinar sobre el hielo la empezó a alejar de su familia. Emma hacía su esfuerzo por llegar hasta sus padres, la lluvia de nieve le impedía ver donde se encontraban. El viento arrastró a la niña hacia el otro lado de la pista. Emma cayó y con sus manos gateaba para volver consu familia.

—Papá —dijo Emma llorando— Mamá, aquí estoy.

Nadie acudía a su llamado, todo se miraba solo y vacío. El único sonido era de laniña implorando ayuda. El frío calaba los pequeños huesos de la niña.

—Aquí estoy, vengan por mí. —Sus lágrimas caían de su rostro al igual que la nievedel cielo. —No me dejen sola, por favor.

Emma dejó de gatear, se cansó y paró a permanecer quieta a que vinieran por ella. La espera era eterna, su familia no llegaba.

—Mamá, Papá, aquí estoy. —Volvía a repetir, pero todo era en vano porque nunca tuvo una contestación. 

El hielo comenzó a quebrarse, la niña se paró. Debajo de ella se estaba formandouna grieta, la nieve caía a montones. La abertura se expandió y Emma cayó al aguahelada.

—Ayuda. —Fue la última palabra que se escuchó de la niña.


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Historias cortas vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora