Duda

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Corre de un lado a otro en el parque buscando a Chuuya ¿Y si alguien lo raptó? No sería descabellado dado a quien es Dazai.

—¡Ángel! ¡¿Dónde estás?!— Grita

Dazai está a nada de llamar a Mori y decirle que necesita a 4 escuadrones y un calmante.

—¿Si?— Dice Chuuya a espaldas de Dazai.

Dazai se voltea sintiendo un profundo alivio.

Entonces ve a Chuuya: Está golpeado, despeinado y su ropa está sucia, su nariz sangra y tiene el labio roto.

Pero también parece increíblemente avergonzado más que asustado o algo por el estilo.

Dazai se acerca y sujeta cuidadosamente el rostro del pelirrojo.

—Oh por... ¿Qué te pasó? Dime quién te hizo esto ¿Te duele mucho?—

Chuuya mira a Dazai confundido ¿Por qué se preocupa? Chuuya está bien, esto no es nada.

—Hice lo que tenía que hacer, eso es todo —

—Él está bien, si lo comparas a como quedaron los otros —

Dazai entonces nota a un niño de unos 9 años tomando la mano de Chuuya.

—¿Yumeno?—

—Lo escuché gritar que si no lo soltaban le diría al demonio pródigo y asumí que te conocía, entonces fui por él — Explica Chuuya. —Intente que lo soltarán por las buenas, pero no quisieron, entonces tuve que intervenir —

—¿Y quiénes eran?—

—Te lo diré después— Responde Yumeno.

Dazai suspira y mira las heridas de Chuuya.

—Ángel ¿Por qué te metiste? No era tu problema, técnicamente era mío— Dice con pena y angustia —Mira como te dejaron—

—Porque es mi trabajo como adulto cuidar de los niños — Responde —Incluso si no te conociera yo me habría metido —

Dazai suspira, se inclina hacia Chuuya y besa su frente.

—No vuelvas a hacer eso, vamos a casa —

Chuuya se avergüenza un poco ante ese acto.

—No quiero volver todavía —

—Pero tenemos que tratar tus heridas y revisar que Yumeno esté bien—

Chuuya entonces parece recordar algo, mira al niño y se agacha a su altura.

—Lo lamento, no te lo pregunté, pero ¿Te lastimaste en algún lado?—

Yumeno mira a Dazai y luego a Chuuya, el infante asiente.

—Me raspé las rodillas— Murmura.

Chuuya dirige su mirada y ve que es cierto



—Oh, lamento no haberlo notado, me concentré demasiado en esas otras personas —

—Está bien, no me duele mucho —

Chuuya le sonríe.

—Veo que eres un niño muy fuerte y valiente y eso es genial, pero si algo te duele, dile a los adultos, tienen la responsabilidad de ayudarte —

Dazai mira a Chuuya, simplemente piensa que el discurso de que el dolor purifica tu alma se ha vuelto algo inconsistente, le preguntará en el camino.

—¿Cómo te llamas?— Pregunta Yumeno.

—No puedo decirlo, pero puedes llamarme como desees—

—¿Cómo lo llama usted? Dazai-san —

—Ángel—

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Dazai termina de limpiar las heridas de los nudillos de Chuuya y luego pasa a tratar las rodillas de Yumeno.

—Ángel-san ¿Cómo conoció a Dazai-san?— Pregunta Yumeno.

—Lo ayudé a bajar una montaña—

—¿De dónde es?—

—De una tierra bendita por el señor—

—Oh, ¿Y es bonito ahí?—

—Si, lo es—

—Entonces, ¿Por qué estás aquí?—

—Quería conocer el mundo —

—¿Y qué opina hasta ahora?—

—Es extraño y cruel, pero tiene cosas geniales como las belugas —

Dazai mira a Chuuya.

—Por cierto Ángel ¿Por qué salvaste a Yumeno si dices que el dolor te acerca a Dios? —

—Yumeno es un niño, él ya está cerca de Dios—Responde —Por ello no necesita sufrir—

—¿Estoy cerca de Dios?— Pregunta Yumeno —¿Eso significa que él me quiere?—

Chuuya le sonríe.

—Si, Dios te ama—

Yumeno no puede evitar sentirse feliz.

—¿Por qué él haría eso?—

—Depende a quien le preguntes, pero personalmente pienso que Dios ama porque las personas existen—

Dazai lo mira, no puede evitar notar que no se está incluyendo a sí mismo en esa frase.

—Yumeno, ya terminé ¿Puedes ir a mi habitación y quedarte ahí? Tengo que hablar con él—

El niño asiente y se va.

Dazai se sienta en el lugar de Yumeno.

—Ángel ¿Cómo eres tan fuerte?—

—¿Ah? Bien, no lo sé, siempre he tenido mucha fuerza física y puedo hacer flotar cosas, creo que es un regalo divino—

—Ángel, no quiero hacerte sentir mal, pero no lo es —

—¿No?—

—No, Yumeno y yo también podemos hacer cosas como esas—

—¿Qué?— Chuuya se siente como si toda su vida fuera una mentira.

—Sí, mira, haz flotar algo— Chuuya toca uno de los algodones y lo hace flotar.

Luego Dazai toca la mano de Chuuya y el algodón se cae.

Chuuya mira fijamente el algodón en el suelo.

Le tiemblan las manos.

—¿Ángel?— Pregunta, pero no responde.

Se quedan un buen rato en silencio.

Chuuya se levanta del sillón.

—Dazai, necesito estar solo un momento —

—Si, claro—

Chuuya entonces se va a la oficina de Dazai.

El castaño, por su parte, debe ir a interrogar a Yumeno

Notas:

Golpe de realidad.

Cosas maravillosas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora