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Habían pasado dos días desde la última vez que vi a Jongin. Aparecí esa mañana  del jueves en el cuarto de Jongin en el momento exacto en que abrió los ojos.

Sentía un inconfundible olor a tierra, no sabía si provenía del cuarto o de mí, ¿en dónde había estado los últimos días?

Jongin se sorprendió al verme, quizás hubiese pensado que todo había sido un sueño y yo ya no regresaría. Y yo también había pensado lo mismo, pero todo parecía estar igual que antes.

–¿Dónde estabas?

–A mí también me gustaría saberlo.

–Siento que ya hemos tenido esta conversación.

–Seguramente. ¿Qué ha pasado?

–Pues... Analizaron tu teléfono, y la última llamada que recibiste fue de un número desconocido, encontraron otro teléfono junto al tuyo. ¿Sabes quién te llamó?

Mi mente se nubló. Negué con mi cabeza.

–¿Puedes decirme algo? ¿Por qué desapareciste?

–No lo sé. Lo último que recuerdo es cuando nos despedimos el viernes, luego desperté en la escuela contigo.

–¿Nada más?

–Jongin, ten en cuenta que me estás imaginando, asumo que si tú no sabes, entonces yo tampoco. Solo me has dado la oportunidad de estar, pero a tu manera. No puedo recordar nada.

–Es una locura.

–¿Cómo está Baekhyun? –pregunté curioso– O Minseok.

–Baekhyun se ha encargado de llenar la estación con carteles tuyos. Minseok no deja de preguntar en la escuela. Los profesores ya se han enterado, pero por el momento la noticia sigue como un rumor. Otros dicen que te escapaste con una novia, que estás muerto o que estás en el hospital. Es un desastre.

Jongin se puso de pie y miró hacia la puerta de la habitación.

–Ahora voy, déjame vestirme antes, mamá.

Lo miré extrañado, ¿con quién estaba hablando? Me giré hacia la puerta, pero allí no había nadie y estaba seguro de que su madre estaba en la sala, podía sentirla.

–¿Me dices a mí? –pregunté.

–Claro que no, es que siempre hace eso, entra sin golpear y es molesto.

–¿Ella acaba de entrar? –ladeé mi cabeza– No la vi.

–Sí –rió–, se acaba de ir.

Decidí que ante la duda, no preguntaría nada más. Quizás no la había visto.

Jongin comenzó a vestirse en frente de mí como si nada, inmediatamente me di la vuelta completamente avergonzado.

–¿Quieres que me vaya? –le pregunté.

–No, está bien. Quédate ahí, no quiero que vuelvas a irte.

No le respondí, pero respeté su privacidad, perdiéndome en la decoración de su cuarto. Tenía unas cuantas fotos colgadas en su pared, fotos con su gato, con Junmyeon, sus padres y más personas que no reconocí. También tenía una computadora, algo que llamó mi atención porque siempre quise tener una, aunque no sabía bien para qué.
Tenía una ventana que daba directamente a la calle, la cual se hallaba vacía y sin gracia bajo el cielo gris.

–Se me hará tarde para ir a clases –comentó Jongin, terminando de ponerse sus zapatos–. No tendré tiempo para comer.

Me hizo una señal para que lo siguiese y caminara con él hacía la entrada.

Portrait Of You / KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora