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Mi día había comenzado extraño. Oh Sehun fue mi compañero de banco, dado a que Baekhyun se ausentó de clases, algo que era más extraño aún. No es que el chico nuevo me molestase, pero incomodaba el hecho de que ni siquiera copiaba algo de lo que se dictaba en la pizarra o el profesor hablaba. Solo abría su cuaderno frente al banco y dejaba un lápiz rojo sobre este sin moverse hasta el final de la hora. Sin embargo, no es como si le hubiese prestado la suficiente atención, dado a que Jongin se cruzaba en mi mirada de vez en cuando y me olvidaba de todo lo demás.

Sehun era alto, por lo que tenia piernas largas que lograban chocar con el banco en sus rodillas, se veía incómodo. A veces su pierna lograba tocar la mía, mas eso no parecía molestarle y no parecía empeñado en sacarla hasta que yo me cruzaba de piernas.
Sus manos se entrelazaban la una a la otra, pero a diferencia con su cuerpo, era lo único que se movía constantemente y casi de manera nerviosa. Le miré para saber si estaba bien, aunque este permanecía con el rostro serio fijo en la profesora de ciencias. Me comprometí a dejar de darle importancia y seguí con la clase sin más interrupciones, incluso las de Minseok, quien seguía insistiendo en saber lo del día de ayer. No es que no quisiera decirlo, pero hablarlo en medio de clases no era una idea muy inteligente.

A la hora del receso fui tomado en brazos por Minseok, quien me llevó a trotes hacia el patio de la escuela, cerca de un pequeño jardín que tenía girasoles a lo largo. No muchos solían venir para ese lado, por ende, se había convertido en nuestro lugar favorito con Min y Baek.

–Yaa, tienes que decirme –pidió casi rogando a mi lado.

–Estuvo bien.

Minseok frunció su entrecejo y palmeó una de las hojas de un girasol que estaba a su izquierda. De vez en cuando solíamos hacer eso para sacarle las mosquitas blancas de encima, pero ahora no sabía si él lo había hecho por eso o por capricho.

–¿Bien? ¿No tienes algo mejor que decir?

–No quiero que le digas a nadie.

—Claro, correré a contarle a mi madre las aventuras de mi mejor amigo –bromeó.

–Es en serio. Solo me invitó a tomar un helado y luego caminamos hasta llegar a su casa.

–¡¿Te llevó a su casa!? –exclamó, obligándome a taparle la boca.

–No hace falta que se entere todo el mundo. Y ni siquiera entré, nos despedimos allí mismo y luego volví a la mía.

–Es la cita más aburrida que he escuchado –negó con su cabeza, demostrando su pena.

–No era una cita.

–Pero él te gusta y claramente tú le gustas a él. Es una cita, hombre.

–Lo que sea.

–Hay algo que no me estás contando, y puedo sentirlo. Los girasoles en vez de mirarse entre ellos, te están mirando a ti por mentiroso.

Le puse cara de pocos amigos, Minseok tenía cada ocurrencia para sus comentarios...

–Ya, nos besamos –terminé confesando, causando en él la notoria sorpresa en su rostro–. Pero cierro conversación y no quiero volver a hablar de ello.

–Estoy muy orgulloso.

–¿En serio? ¿No te molesta?

–¿Por qué? Estás siendo feliz, y no soy nadie para juzgar. Además soy tu amigo, lo que menos me importa es si te gusta una chica, un chico o un girasol. Es tu vida, no la mía.

Me encontré perdiendo el habla solo por unos momentos, me agradaba Minseok por ese motivo. Era un buen chico.

–Gracias.

Portrait Of You / KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora