5

1.5K 199 79
                                        


¿Que si le estaba coqueteando a Oikawa? Por su puesto que si.

Llamenlo loco o algo patético, pero cuando llegó después que el castaño, verlo ahí sentado tan derecho con una sonrisa un tanto juguetona, le hizo flecharse por un momento. De hecho, a propósito se había sentado frente a él. La verdad había un asiento libre más a fondo de la cafetería, pero es mejor compartir con alguien más; relacionarte, socializar, esas cosas... Quizás también coquetear. Y aunque no era muy bueno en eso, para nada lo era, quiso salir de su zona de confort al menos una vez...

Dios es que, el cabello mojado de Oikawa en ese momento era otra onda. ¿Cómo no acercarse y verlo más de cerca?

- Joven iwaizumi ¿me estás coqueteando?

- ¿no lo hacías desde el principio, Oikawa? - contestó de una manera que jamás y ni en un millón de años le saldrían de su boca. Era un hombre de pocas palabras, de poca expresión facial, de todo carecía de carisma, pero Oikawa era tan distinto que lo hacía salir de su rigidez. Era un tanto torpe en relacionarse sinceramente. Incluso aunque trabajaba en un lugar de oficina con otros oficinistas, no los conocía muy bien, quizás... Le causa un poco de pánico hablar con los demás y que lo observen mucho, más por el tema de que su ceño fruncido sea tan notorio. Pero, Oikawa... Jamás se espantó con él. -

- si estuviera coqueteando ya te tendría a mis pies, Iwaizumi... ~

- ¿hum? ¿Y tu no lo estás a los míos? Te verías bien ahí abajo arrodillado.

- ¿disculpa?

Ay, ¿fue muy directo?

¿Si?

Si.

- a-ah, lo siento, no debí decir eso... - su calentura del momento lo estaba dejando mal frente al castaño, demonios. "¡ Piensa, piensa!" - a-ah ¡mira! La lluvia está deteniéndose.

Y así como era, la lluvia estaba cada vez con la intensidad más baja hasta terminar. Se podía ver las nubes dispersarse por todo el cielo, de un color un tanto azul oscuro y morado, estaba precioso el cielo la verdad, como si el aire se hubiera limpiado. Ya quería caminar con el aroma a mojado... Ojalá junto a Oikawa. ¿Y si le preguntaba si quería caminar junto a él? No sería mala idea.

- es cierto, la lluvia se detuvo... Que lástima, quería seguir estando aquí un poco encerrado, contigo. Y no te hagas el tonto, escuché lo que dijiste.

Iba a disculparse de nuevo, pero al ver cómo Oikawa acercaba su silla para estar junto a él, le recorrió un escalofrío dorsal por toda su espalda, al notar que Oikawa se había acercado a su oreja a susurrarle algo. Su piel era de gallina, podía sentir el aliento de Oikawa en su oreja y parte de su cuello, incluso sus labios que son algo abultados rozarle. Mejor ni mirar abajo entremedio de sus piernas.

- no estaría mal esa idea de estar bajo tuyo. - susurró finalmente el castaño y esta vez si que Iwaizumi estaba rojo como tomate. No podía controlarse, pero debía. -

- Pero Oikawa, recién nos conocemos. - al menos seguía teniendo cordura. Si hubieran estado solos lo hubiera agarrado y dejado sobre una cama para hacerle lo que sea. Hubiera pensado con la otra cabeza, no con la de arriba. Pero Oikawa se la estaba poniendo difícil. -

-lo sé, lo sé... Pero tengamos mas citas y así, no lo sé.

- Oikawa...espero que no creas que solo me acerque para hacerte mio. - desvío su mirada hasta que su mirada chocará con la de Oikawa. Todo esto de todas maneras viéndolo de otra perspectiva se podía ver como hacerlo de una noche y después no verse jamás. Pero, tenía otros sentimientos, muy rápidos, encontrados. - yo quiero invitarte a tomar café cuando quieras, compartir contigo y hablar de todo un poco. ¿Sabes? Sólo, no quiero que pienses que quiero jugar contigo o que solo te he estado coqueteando para conseguir algo de ti.

- oh... Iwaizumi, y-yo no lo veía de esa forma pero, gracias por aclararmelo de todas formas... -

un lindo sonrojo tiñó las mejillas pálidas de Oikawa. Se veía precioso. ¿Como una persona que recién estas conociendo de repente se puede volver tan genial al punto en que quieres saber todo de ella? Es algo más o menos extraordinario. Y raro también. La verdad esta cafetería tenía algo muy extraño. La lluvia, toparse con Oikawa, ambos mojados por las gotas, sentarse en la misma mesa (cosa que hizo a propósito) es como si Oikawa tuviera una vibra que lo atrajera, como si fuera el destino de estar ambos ahí.

De la nada ya se estaban sonriendo uno al otro. La luz había vuelto y todos estaban felices de que volviera. Algunos clientes aprovecharon este tiempo para ir a sus casas, ya más contentos, los meseros ya estaban dejando de lado sus mandiles para poder irse junto a sus parejas, ahora todos debían volver a casa.

- lo siento caramelitos, pero es hora de cerrar. Aprovechando que la lluvia se ha detenido por un largo rato...- volvió el albino para comentarles sobre el estado de la cafetería. También debían de estar cansados luego de un día algo estruendoso. - ¿les cobro la orden?

- si por favor - sonrió un poco. Pagó lo que había pedido e incluso lo de Oikawa y también pidió si el pastel gratis que sobró se lo podían llevar. Oikawa le reclamó que por qué no lo dejó pagar, pero la verdad, si quería tener algo más serio con el castaño y también ser de alguna forma, caballeroso. Quizás la próxima Oikawa pagaría y ojala... Hubiera una próxima ¿no?

Ya para cuando salieron de la cafetería, caminaron algunos pasos hasta quedar de frente. ¿Sus caminos serían separados? ¿A dónde irían? ¿Se separaran? Ojalá que no.

- bien... Yo creo que debo - sin embargo un pequeño beso suave se coló en sus labios. Eso había sido fugaz, muy fugaz, también temerario pero muy muy tierno. Ya para cuando pudo salir del trance de ese beso, pudo notar como las mejillas de Oikawa volvían a ese estado rojizo. Era tan lindo verlo de esa forma. - ¿no crees que eso fue arriesgado? - soltó una pequeña risa, la verdad no le había molestado -

- lo siento es solo que, me gusta ser impredecible.

- y lo fue bastante... Pero para la proxima hazlo mejor. - le regaló un coqueto guiño al castaño y se acercaron nuevamente para un beso un poco más largo. ¿Era él o besar a alguien tan rápido era como una bomba? Estaban haciendo una locura, esto no era normal, pero tan pasional. ¿Donde estaba su cordura?...bah, a la mierda su cordura. Besar a Oikawa era lo más.

Y tras separarse con lentitud, se miraron a los ojos.

- déjame decirte que verte con el ceño fruncido me encanta... - confesó el castaño. Eso no se lo esperaba.

- ¿Quieres que tengamos una cita mañana? - fue directo, tenía que serlo y si lo rechazaba lo intentaría de nuevo. -

- m-me encantaría. ¿Mañana aquí mismo a la misma hora? Podríamos tomar un café caliente...¿Te parece bien?

- es estupendo.

- pero yo pagaré ¿si? No me dejes de esa forma como si me aprovechará. - un puchero se formó en sus labios. Tierno.

- está bien, está bien... Es una cita mañana entonces. - sonrió ladino -

- ¿no crees que primero es una cita y después besarnos a todo esto? - preguntó un confundido Oikawa -

- no le veo el problema, además tu empezaste primero, tramposo- soltó una pequeña risa, le daba gracia que Oikawa después de eso se avergonzara -

- cierto, cierto...y no soy tramposo

Y con eso, finalmente se fueron juntos caminando para poder aprovechar el tiempo. Ya esperaban con ansias su cita, quizás, segunda cita. Con más besos de por medio.

Y también un café caliente con pastel.

☕☕☕

Este no es el final, tranquilos, tranquilas y tranquiles uwu. <3




Café CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora