1

1.9K 221 135
                                    


Bien, esto no era bueno. Se le estaba arruinando su precioso cabello castaño por la lluvia, sentía sus calcetines tan mojados que sentía que caminaba como una esponja debajo del agua y su chaqueta favorita estaba en la ruina. Pensó que su mala suerte iba a terminar, pero al parecer seguía su racha.

Si solo hubiera visto "El tiempo" en la vieja tele de su casa todo hubiera sido diferente.

"Claro Oikawa, se te tenía que ocurrir caminar en un día de lluvia"

"es Aesthetic"

"soy el personaje principal"

Si, quizás esos pensamientos funcionaban.

No, de hecho, NO. No hubiera salido de casa, estaría calentito con una estufita y café caliente en sus manos, pero se le antojaba caminar y soltar un poco sus piernas. El muy Imbecil. ¿Por qué no? Sin embargo...

- Este es el peor día de mi vida...eres un estúpido, Estúpido Oikawa...y no se por qué me hablo a mi mismo.

Sin embargo mientras intentaba conseguir algún refugio (cosa difícil ya que la mayoría de las tiendas estaban cerradas por ser fin de semana) el olor a chocolate caliente, a donas, a pancito recién horneado y olor a dulce que le hundía en sus fosas nasales, le estaban haciendo efecto para caminar más rápido y llegar a tal lugar que lo estaba conquistando con solo el aroma. Era como si volará...

"Dulce de Limón"

Leyó el nombre del cartel a duras penas cuando llegó frente a la puerta del hermoso lugar, ya que las gotas gruesas de lluvia le limitaban su vista ( o también porque era medio Miope) ni se dio cuenta al llegar, de verdad estaba cerca y estaba agradecido por eso ya que se estaba estresando con el pelo mojado en su hermosisima cabellera.

- que no esté cerrado... - comenzó a empujar la puerta lentamente, escuchando ese sonido característico de la campanilla - fiu...

¡Bien! No estaba cerrado, por lo que entrar y que el aroma se hiciera más fuerte al punto en que su cabeza comenzó a relajarse y el estrés bajar, su temperatura a aumentar hasta sonrojarse de las mejillas y como que sintió sus pies elevitar, que empezó a volar hacia la barra, fue que alguien lo detuvo y lo sacó de su lapso, deteniendolo en la mejor parte. Maldición.

- Hey... Tenga cuidado señor, esta mojando todo el piso ¡y recién trapee aquí!

Okey, un calvo y le dijo señor. ¡Era joven! No importa. Ahora agradecía que tenía cabello, uno hermoso, castaño y mojado, agradecido. Ja. Se limitó a sonreír de medio lado desechando esos pensamientos crueles.

- ¡oh si! Perdón, es que quería yo refugiarm...

- ¡lo sé! - lo interrumpió - Pero en serio ten cuidado, una persona normal se detiene en la alfombra a secarse los pies y poner el abrigo en la pechera, no ir directo al cajero mojando todo. Pero no es la primera vez - el calvo apretó el trapo con ambas manos y miraba desde abajo al castaño. De todas maneras le sonrió con unos dientes algo afilados y le ayudó a quitarse la chaqueta - ten cuidado para la próxima vez. Y siéntete cómodo, muchos están refugiándose aquí por la lluvia. Ojalá termine pronto- finalmente el moreno se alejó para trapear todo lo que mojó en el camino-

- l-lo siento. - hizo una reverencia a base de disculpa y esta vez, ya más concentrado, observó los detalles de la cafetería. Las mesas eran redondas y cuadradas de color blanco haciendo juego con las sillas. Cada mesa tenía un florero con margaritas, las personas estaban tranquilamente comiendo deliciosos postres que de seguro quería probar y el olor a café... Si, estaba seguro que ahora mismo quería un café caliente. -

- buenas tardes, Soy Sugawara, el dueño del local. En serio lo siento por lo de Tanaka, a veces es algo... Olvidalo. - sonrió de oreja a oreja, una bonita sonrisa con ojos achinandose. Era adorable, hasta que terminó su frase - Le bajare el sueldo si una vez más se pone intenso con la limpieza...¡Siempre dicen que hay mucho polvo! Eso no es cierto. - frunciendo el ceño, se cruzó de brazos mirando hacia la dirección de Tanaka. De inmediato supuso de lo que hablaba el albino porque rápidamente ese tal Tanaka escapó hasta entrar por una puerta que quizás daba a la cocina -

- yo lo confirmo - habló un pecoso al rato después, asomándose por la espalda del albino. -

- tu no Yamaguchi, todo fue parte de tu linda imaginación~ -volteo a mirar al chico y comenzó a darle palmaditas suaves en la cabecita de un confundido Yamaguchi como un niño, tratando de convencerlo que-no-habia-polvo-... en fin. Siéntete cómodo ¿quieres algo para ordenar y calentarte un poco? Puedes resfriarte.

Sentándose ya un poco más seco, asintió pidiendo un café caliente y quizás un pastel con pedazos de durazno y crema. Al segundo ya el albino le decía la orden a un pelinegro de cara media rara a que le llevara la orden. ¿En serio atendían así? Humm...

Sin embargo sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la campanilla. Alguien más había entrado a refugiarse. No le había dado mucha importancia, pero la curiosidad lo mataba ya que el sonido del goteo lo estaban molestando. Pero no creía lo que sus ojos veían tras voltearse. Un hombre tan guapo con traje, todo mojado, ese cabello hacía abajo húmedo y... Dios, era tan caliente como el café que había pedido hace unos minutos atrás.

Estaba como un niño desesperado a que la chica que le gusta se sentará a su lado.

Dios, que se sentará junto a él. De todas maneras... No habían más sillas disponibles. Gracias lluvia.

☕☕☕

bueno, después de unos años... he vuelto a escribir. esta vez de Oikawa e Iwaizumi <3 espero lo disfruten ~

@whoisiwa ya que pedías una historia de Oikawa e Iwaizumi, me gustó :).

Café CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora