2

1.2K 191 115
                                    


Okey... ¿Por qué justo tenía que entrar un hombre super mega guapo con una hermosa piel morena, ahí todo mojado donde su camisa marcaba esos músculos...?  ¡La verdad no se quejaba!  Era una preciosa vista, digna de admirar, incluso su boca estaba tan abierta que podía sentir las gotas de saliva caer por su mentón. Bien, eso ultimo es asqueroso.

- ¿hace mucha calor o será por aquel chico que acaba de entrar? -  se batió la cara con ambas manos ya que sentía sus mejillas arder, hasta que se dio cuenta de lo que había dicho -

Oikawa, eres un estúpido.

Lo había dicho en voz alta. ¡Maldición!

- ¡Uff!  Te entiendo~ cada vez que veo a mi Asahi salir de la ducha me dan ganas d- ¡mnhg!

- ¡Noya! Ya sólo cierra la boca con tus cosas calenturientas. Aquí está su café caliente.

Ni se había dado cuenta que ya se habían acercado dos chicos a su mesa. Uno de pelos puntiagudos y enano, y ni siquiera tenía el uniforme de la cafetería ¿trabajaría ahí o era un mendigo pidiendo plata? Porque ni idea el por qué se le había acercado a hablar. En cambio el otro, era el mesero de cara amargada que el albino mandó para servirle el café.

- gracias por el café... Pero ¿quién eres tú? - le dirigió la palabra al más bajo, que aún miraba mal al pelinegro -

- ¡Nishinoya! Ese es mi nombre. Se nota que no has venido aquí y es tu primera vez.

- a-sí yo-...- y vuelven a interrumpirlo -

- ¡pero soy el empresario multimillonario de este loc-... ¡Auch! ¿¡Por qué hiciste eso Tsukishima!? - un puchero se le formó en los labios y comenzó a sobarse  la cabeza ya que el poste le había golpeado solo para callarlo. ¿Por qué no lo dejaban bromear un tantito?

- asustas a los clientes y no digas mentiras. Después te escuchará Sugawara y te bajara el sueldo que no tienes porque no trabajas aquí, tu solo... Espantas a los clientes. - dicho esto se fue con el rostro altivo y diciendo palabras en voz baja para desahogarse. Sin embargo llegó hasta el pecoso y su rostro se relajó un poco. -

- puff... No te creas eso, yo solo vengo aquí por los cupcakes y el guapo chef. - con un guiño coqueto, se alejó dando saltitos hasta adentrarse a la cocina. Okey, todo eso era muy raro. ¿Por qué se le acercó en primer lugar?

- Lo siento por eso. En esta cafetería la mayoría son algo intensos y sociables. Y ese enano lo es el triple que el mío...No, te miento, la verdad son iguales. - frunció el ceño removiendo su cabeza negando lo que había dicho. Hinata y Nishinoya eran un dúo con que había que tener cuidado o iban a contar sus historias de amor cursis a viva voz todo el día hasta que vomites arcoiris -... Así que ten cuidado si ves a un pelinaranja junto al otro enano ese, porque son una bomba por explotar en cualquier segundo. Ah, y aquí está su pastel de durazno con crema - el intento de sonrisa del mesero no había resultado tan bien, la verdad era escalofriante, pero se notaba que le daba su empeño al trabajo. Le agradaba un poco. Es así cuando el pelinegro se alejó -

Bien, ahora al fin podía degustar de su rico pastel y el café calien...

- ¿esta ocupado este asiento?

"¿¡Ahora que?!"

- ugh sólo quiero disfrutar de m...¡Si! Claro, esta, obvio, no es mi amigo imaginario el que está sentado ahí, obvio que no eso no existe, yo solo... ¡Agh! Si, siéntate, esta libre. No estoy esperando a nadie, digo, obvio, esta cayéndose el cielo allá afuera... ¿N-no? Ni que fuera alguien in...vi...invisible ahí. ¿No? - la cagaste -

-... Aja, claro. La verdad es el único asiento disponible, solo no quería incomodarte. - Dios mio su voz era ronca y tan seria, y su cabello ya estaba secándose. Era puntiagudo, le encantaba. Se iba a morir en ese mismo instante -

- ¡ja, ja!... Si, para nada. No me incomoda, de hecho siéntate a gusto. Lo siento por lo de antes, en serio esperaba un café caliente y muero de frío - "aunque contigo ahora no lo necesito, grr..." - Soy Oikawa Tooru. ¿Y tú?

- Iwaizumi Hajime. La lluvia está espantosa ¿no? Justo no quise ver el tiempo en la televisión...

Esto era obra del destino. ¡Eran perfectamente iguales y pensaban lo mismo! Este lugar... Este lugar es mágico que le trajeron el amor de su vida.

- ¡yo igual! - emocionado sus ojos brillaron tal como estrellas y dejó con cuidado la taza de café sobre el pequeño plato que lo acompañaba - quería caminar a despejarme un rato y me dije a mi mismo que no era necesario ver el clima. Grave error la verdad. Y ni siquiera traje paraguas. - un puchero se formó en sus labios -

El contrario en cambio sólo sonrió de lado en su estoico rostro pero bien pulido por los dioses. Era tan... ¡Agh!

- yo no lo vi porque tenia trabajos pendientes...

- pero es sábado, deberías descansar - una mueca apareció en sus labios. Eso era injusto -

- no quiero sentirme atrasado, pero agradezco a la lluvia, pude irme temprano - esta vez sonrió de lado y volteó a mirar a algún mesero para que lo atendiera. Esta vez llegó el pecoso adorable de antes. Era un poco tímido y sus dedos temblaban al escribir, pero la verdad es que hacía un poco de frío a pesar de haber calefacción - unas galletas de jengibre y también un café caliente para acompañarlo a él.

Dios mio, para acompañarlo. Este hombre era el deseo de toda persona. Atento, amable... Aunque debía sonreír un poco más, era guapo, aunque también lo era con ese rostro serio donde sus cejas se juntaban un poco. Sus mejillas ardían con cada movimiento que hacía Iwaizumi y con cada detalle de su rostro.

- e-esta bien, vuelvo de inmediato. Provecho - dando una reverencia se marchó a pasitos cortitos. Tierno-

- Entonces... ¿Tomaremos un café juntos? - inconscientemente su dedo índice comenzó a acariciar en círculos la mesa y su mano libre se apoyó en su mejilla mirando directamente a Iwaizumi. Era un gesto inevitable, sentia que se derretia y que para distraerse tenía que mover sus dedos -

- Claro, como dices, hace frío. Y la verdad se me antoja algo para tener energía. Un buen café saca buenas conversas. - sonrió medio segundo para luego suspirar y mirar hacia el ventanal que tenían al lado. Las gotas de lluvia no cesaban -

- si, tienes razón...

ya apostaba que parecía un tomate y que tenía una sonrisa enamorada en sus labios. ¿Iwaizumi se estará dando cuenta de lo que le producía? Es que era perfecto. Su corazón latía al tenerlo ahora tan cerca. Pero ¿no era extraño que sintiera cosas ya en tan solo unos minutos o al verlo pasar por la puerta? Era muy rápido... Debía conocerlo mejor y que ojalá se toparan más días, que el destino o algo...la verdad, era agradable su compañía.

La caminata, no ver la televisión con la información del clima, la fuerte lluvia y la cafetería abierta con los deliciosos aromas que lo cautivaron... La verdad, no era tan mal día después de todo. De hecho, es su mejor día.

Y no quería que terminará.

Y que no terminará su café caliente, para poder estar al lado de Iwaizumi un rato más, que la lluvia... Siguiera un poco más.

Ahora, no le molestaba el sonido de las gotas caer.

Raro.

☕☕☕

Lo que pasa Oikawa es que este café es mágico, te lanzan un tipo guapo a la cara con que casarte y fin. 😇🤙

Café CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora