BLACK WIDOW. [Tobias Eaton/Cuatro].

PRÓLOGO.

La delgada y borrosa línea entre la dulzura y la seducción estaba encarnada en Nyx.

Su personalidad sonriente sin importar la hora, dando saltos de aquí hacia allá, saludando a cada osado que se cruzaba por al lado era la dulzura a más no poder.
Nyx no lo consideraba dulzura.
Dulce es la miel o el pastel de chocolate de la facción, pero para la amargura como cerveza caliente de osadía ella era lo más cercano a la dulzura personificada.
Max siempre se lo remarcaba.

—Luego de dos años de abandonar cordialidad, me sorprende que aún sigas teniendo una sonrisa en tu rostro.

—Hay algunas cosas que no pueden dejarse atrás— se limitaba a responder ella sin quitar la mueca divertida.

Cordialidad fue su hogar durante 16 años, y en el momento que su sangre tocó las brasas incineradas se negó a dejar atrás todo aquello que su madre le había enseñado.

—La vida es muy dolorosa para enfrentarla con mala cara. Es mejor sonreírle a las cosas bonitas, como nosotras.

Nyx siempre fue consciente de su belleza, simplemente no le interesaba explotarla, ni tampoco lo necesitaba.

La seducción es un arma lo suficientemente poderosa para causar guerras y destruir ciudades, desarrollarla y aplicarla lo mejor posible era una de las categorías del programa osado Viuda Negra. Y Nyx estaba segura que, si su mente y alma no hubiera sido corrompida por la Habitación Roja, nunca hubiera hecho esfuerzo en utilizar su belleza.

La delgada y borrosa línea entre la dulzura y la belleza que Nyx destruía a cada día que vivía.