Las calles entre Fénix y el instituto se hacían cada vez más larga, era eso o el hecho de llevar diez minutos de retraso. Iba corriendo a todo lo que mi cuerpo daba, me había despertado tarde y eso que mi mamá había hecho hasta la imposible por sacarme de los brazos de Morfeo.
Tropecé con algo y caí en la acera raspando mis rodillas.
-Vaya mier...- iba a maldecir pero me lo guardé
Me levanté del suelo y quité los pequeños fragmentos de concreto que habían quedado en la piel de mis rodillas, no me había roto nada o por lo menos no salía sangre. Continué con mi mini-maratón, sólo, que esta vez más atenta al camino. Iba ya cerca del instituto cuando me percate que Thiago venía cruzando la calle. Me quedé parada, esperando y observando cómo rodaba su skate sobre la acera o más se deslizaba ya que no tenía ruedas, solo una simple base gravitacional que se mantenía a tres centímetros del suelo. Thiago al verme me sonrió y cuando estuvo a mi lado quiso abrazarme.
-Relájate- le dije y seguí caminando
Thiago me seguía, escuchaba el pequeño ruido que hacia su skate cada vez que se ponía en contacto con el suelo. Llegamos al instituto y no había ninguna alma en la entrada. Entramos y el pasillo estaba vacío, todos ya estaban en sus clases.
-¡Te veo al rato!- me gritó Thiago mientras se alejaba
Bufé al recordar que tenia química experimental esa mañana, así que, arrastrando mis pies sobre las baldosas me encaminé al ascensor de cristal. Odiaba esa cosa, siempre tenía la paranoia de que iba a quebrarse o que todos podían apreciar mi ropa interior luego de elevarse. Llegué al tercer piso y fui directamente a la aula que me correspondía, toqué la puerta y en menos de un segundo la maestra ya había abierto.
-Llega tarde- me dijo como si no fuera ya bastante obvio
-No vuelve a pasar- le prometí y puse mi mejor sonrisa
La maestra se hizo a un lado y entré al aula. Todos se me quedaron viendo por unos segundos y luego volvieron a lo que estaban haciendo. No les tomé importancia y me dedique a buscar una caballera rizada... ¡Bingo! Lexa estaba sentada hasta al final y a su lado había un pupitre vació.
-Buenas noches- se burló Lexa cuando llegué cerca de ella
Me senté en el pupitre y saque el libro que la maestra nos obligaba a cargar, junto a mi tableta para tomar apuntes; luego tire mi mochila en el suelo.
-No he podido despertar temprano- le dije- tenía demasiado sueño
-¿Qué hiciste anoche para estar tan casada?- me preguntó Lexa con una ceja alzada
-Pues...- lo medité un momento- ayude a mi mamá con su trabajo de campo- mentí
Lexa asintió y no dijo nada más.
Nunca me había gustado mentirle a mi mejor amiga; pero en esta ocasión tenía que hacerlo. Lexa entendía muchas cosas pero era demasiado dramática cuando se refería a hablar con desconocidos. Así que para evitarme el sermón mejor no dije nada.
Me encontraba perdida en la nada cuando de pronto calló una bola de papel sobre mi libro. No me encontraba de humor para aguantar una broma tan patética como esa, así que iba a guardar el papel arrugado dentro de mi mochila para luego tirarlo a la basura.
-Si fuera tú no lo haría- dijo el chico que se sentaba atrás de mí
Me voltee para verle mejor.
-¿Disculpa?
-Es una nota- señaló la bola de papel que tenía en mi mano- él la envió
Me di vuelta y me encontré con la mirada de Billy, el chico que me había gustado desde que tengo memoria.
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Estrella Binaria
Khoa học viễn tưởngImagina que tú amor platónico se enamora de ti... demasiado cliché, ¿verdad? Elizabeth Heras es conocida por siempre querer encajar, por hacer lo imposible para que otros la acepten y eso, a veces causa heridas internas, de esas que es imposible s...