𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐄𝐑𝐎

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Roppongi, Tokio

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Roppongi, Tokio.
21:03 p.m.

—¡Buenas noches señor! —la voz de muchos hombres en fila diciendo eso al unísono hace que mi pecho se infle y se llene de un narcisismo abismal.

Mantienen una postura firme con sus manos detrás de su espalda después de acabar la reverencia hacia mi persona, y tienen una expresión neutra que aún con el pasar de los años no puedo descifrar si es miedo, respeto o ambas.

¿Mi nombre? Haruchiyo Akashi.

¿Mi apodo? Tengo demasiados. Empezando desde Sanzu el perro leal hasta el bastardo de las cicatrices, sin embargo el que más me agrada es el segundo de Bonten.

—Señor Sanzu —es Kuroda; mi chofer y uno de los subordinados más leales que tengo.

—¿Sí? —lo miro y duda en sostenerme la mirada. —¿Qué sucede?

—Los demás señores lo esperan en la sala de reuniones —me dice con su voz aquietada.

—¿Mikey vendrá? —pregunto mientras ambos comenzamos a caminar por en medio de esas dos columnas de subordinados que terminan en el umbral de la puerta principal del edificio más alto de Roppongi.

—Así es. Al parecer el jefe quiere informarles de un próximo suministrador.

—¿Uno nuevo? —mi entrecejo se frunce al voltearlo a ver. —¿Cómo tú sabes eso y yo no?

—Los mismos subalternos hablan entre rumores, señor.

—¿Y tú te guías por rumores de pasillo Kuroda? —alzo una ceja para imponer algo de sometimiento.

Él baja la mirada y agacha al segundo también su cabeza. Es mayor que yo, sin embargo, siempre me ha mostrado obediencia y lo que supongo es temor.

—No señor.

—Aunque sea cierto, no puedes ir por ahí hablando cosas que solo nos concierne a nosotros los ejecutivos —digo. —No quiero oírte otra vez escuchar entre paredes. Y si por accidente lo haces, dimelo. No secretees con la demás basura o perderás tu lengua.

—Discúlpeme señor. No volverá a ocurrir.

—Eso espero o ya sabes lo que te ocurrirá —advierto con una voz violenta. —Vamos. No quiero que Mikey vea que he llegado tarde a una reunión importante.

Camino junto a él a mis espaldas hasta el ascensor en donde otros dos hombres esperan, sin embargo, al verme, se hacen un lado y me dan el lugar a mi y al pelinegro que tengo a mis espaldas siguiendome.

Las puertas se abren para nosotros. Kuroda espera a que yo entre para luego seguirme dentro, y ya cuando ambos habíamos subido a este, él mismo marca el último piso donde seguramente ya todos estaban esperandonos, y en completo silencio, aguardamos hasta llegar al piso indicado.

HELL FEELS BETTER WITH YOU | Haruchiyo "Sanzu" Akashi #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora