𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒

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—Hiromi —soltó en un ahogo mientras hundía su trasero en la pelvis vestida de Sanzu

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—Hiromi —soltó en un ahogo mientras hundía su trasero en la pelvis vestida de Sanzu. —Mi nombre es Hiromi...

Sanzu elevó su mano diestra y tomó con fuerza el rostro de la azabache por las mejillas, sonriendo excitado a espaldas de aquella.

—Bien, me gusta Hiromi... —susurró con la boca pegada a su oreja dejando que su aliento hiciera estragos en ella. —Es un buen nombre para gemir.

Hiromi abrió sus ojos lentamente, sonriendo cachonda al escucharlo mientras sentía como los dedos de él hacían presión en sus mejillas. Suspiró profundamente, tomando con cautela la mano dominante del pelirrosa para indicarle la zona correcta en donde debía ejecutar asfixia.

—Si quieres manejarme a tu antojo, será mejor que aprietes aquí —señaló ella, guiando la mano de Sanzu hasta su cuello. —Aquí. Aquí debes quedarte. Y esta... —mordió su labio inferior con entusiasmo al coger por encima la mano de Sanzu que se alojaba en su cintura. —Esta puede ir acá —hizo viajar la zurda hasta la altura de uno de sus pechos.

Haruchiyo respiró hondamente al sentir la tierna y esponjosa carne de uno de ellos, cerrando los ojos por un segundo, apreciando con sus longitudinales falanges toda esa área vestida, mientras amasaba con ellos esta misma.

—¿Me tutea? —preguntó acercando y separando su pelvis de ella, frotándose, dejando movimientos lentos hacia arriba para que la pelinegra pudiera sentir su dureza.

—¿No debería? —lo cuestionó mientras trasladaba sus manos por detrás de sí en busca de la hebilla del cinturón de cuero.

Él sonrió de medio lado al percibir el toque de las juguetonas manos de la azabache en su abdomen.

—Si le soy sincero, no me agrada que lo haga —marcó más el faje contra ella.

—Mm —dejó salir un suspiro con disfrute. —Bien, se lo concedo. Seguirá siendo el señor Sanzu durante toda la noche para mí.

—Perfecto, señorita Hiromi.

Y con la misma habilidad de antes, la volvió a girar, para ahora, quedar frente a frente, mirándose con una lascivia desbordante.

—Realmente no es nada gentil —dijo al sentir como la tomaba por las caderas con firmeza, dejándola sin escapatoria, apegándola de inmediato a él para sentir otra vez su erección sin vergüenza alguna.

—¿Debería serlo? —preguntó con la mandíbula tensionada, inspeccionando cada expresión de deseo que ponía Hiromi.

—No —respondió ella dejando descansar uno de sus brazos en el hombro de Sanzu mientras que, con su mano opuesta, jugueteaba con la corbata nuevamente. —En lo absoluto. Es lo que menos deseo.

—Quiero que me diga que es lo que exactamente desea.

—Uh, señor Sanzu —sonrió traviesamente retrayendo un poco el rostro para que él la viera mejor. —Mejor se lo muestro.

HELL FEELS BETTER WITH YOU | Haruchiyo "Sanzu" Akashi #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora