𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎

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Esos infernales ojos grises se separaron de aquellos maravillosos y profundos turquesas para tomar rumbo hacia el frente sin antes enviarle una sonrisa de medio lado al pelirrosa que la veía embobado

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Esos infernales ojos grises se separaron de aquellos maravillosos y profundos turquesas para tomar rumbo hacia el frente sin antes enviarle una sonrisa de medio lado al pelirrosa que la veía embobado.

Haruchiyo dejó salir un suspiro pesado al sentir como en esos eternos y deleitosos segundos aquella desconocida lo había llevado al infierno y al paraíso al mismo tiempo de una manera ilógica e inexplicable.

Sus párpados pesaron extrañamente, y tanto sus hombros como sus piernas se relajaron al sentir algo parecido a la calma, así que, tratando de no parecer derrotado y vencido por ella, se sujetó de la barra y apreció esa figura femenina de lejos. Su nariz podía oler ese delicioso perfume con aroma dulce aún cuando esa curvilínea pelinegra estaba a metros de él; sentada en una de las mesas de poker, esperando a que más gente se uniera a la partida junto a ella, con su espalda recta mostrando una postura correcta e ideal que la hacía ver elegante, distinguida y virtuosamente atractiva.

—Vaya... —la voz de Sanzu sonó casi como un susurro inexistente mientras apoyaba su mano en el sólido mármol el cual de forma inconsciente apretaba para no dejarse ir.

El pelinegro alcanzó a oírlo y consiguiendo no parecer vencido como el pelirrosa que tenía a su lado, simplemente soltó un:

—Sí...

Ambos se quedaron ahí, viendo y admirando como esa desnuda espalda formaba un arco perfecto hasta su trasero. No obstante, Sanzu recorrió, de vez en cuando, los hombros desnudos de aquella esperando que se diera vuelta para así mirar esos ojos color ceniza otra vez, los cuales habían conseguido dejarlo completa y absolutamente embelesado.

Sin embargo, la fascinación de ambos ejecutivos se vió interrumpida por las risotadas de dos hermanos y un platinado que aún parecía irritado.

—¡Oh, Kakucho! ¡No he podido dejar de reírme con lo que dijiste de Koko! —dijo Ran entre risas abrazando al nombrado por los hombros mientras limpiaba sus ojos de manera exagerada como si hubiera llorado por las carcajadas.

—¿Ah sí? —pronunció Kakucho sin quitar la mirada del frente.

—¿Qué pasa? —indagó Ran al ver como el pelinegro no se volteó a verlo. Observó a Sanzu, pero este estaba todavía peor que Kakucho; tenía su mirada fija e inamovible, con una expresión canina similar a la de un cachorrito.

Rindou hiló la mirada de Kakucho y Sanzu hasta ver el objeto de su interés.

—Supongo que... —apuntó a la pelinegra. —Eso pasa.

Ran escuchó a su hermano y desvió sus ojos hasta llegar a donde el dedo indicaba. Abrió mejor sus párpados e inspeccionó como un completo experto aquella silueta.

—Ouu... —corrigió su postura, alzó una ceja mostrando evidente interés y abrochó su saco para darse mejor aspecto. —¿Y ella? ¿la conocemos? —su voz se tornó atractiva y profunda.

HELL FEELS BETTER WITH YOU | Haruchiyo "Sanzu" Akashi #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora