EL LLANTO DEL NILO(Mr Lockley segunda temporada)

Capitulo 2:Cuando la muerte llama

Miré a Jake con ilusión, estaba tan contenta por volver a oírlo. Sacó un cigarrillo del bolsillo de su pantalón y se lo puso en la boca despues de ofrecerme uno, claramente lo rechacé, pues no fumaba. No podía creer que lo estaba viendo de nuevo que incluso llegué a pensar que podía ser una mala jugada por parte de los dioses, sonreí en cuanto guardo la cajetilla para encender su cigarrillo algo que extrañaba ver a pesar de que estaba en contra de ello.

Su rostro completamente rasurado, ese era el toque de Steven, sus ojos oscuros mirando hacia en frente mientras sus labios daban ligeras caladas al cigarrillo. Se veia tan hermoso con la luz de la calle iluminandolo. Mi corazón sentía que estallaría de emoción por haber vuelto a ver a mi amado, aunque me hería el hecho de que sus recuerdos hacía mi estaban completamente borrados.

-Bueno señorita, su autobús ya está aquí- Dio la primera calada a su cigarrillo para después hablar y expulsar el humo.

-¿Eh?-Asentí regresando de mi disociación, de verdad estaba embobada al contemplarlo-Ah si, gracias. Señor Lockley.

-Bueno...supongo que nos estaremos viendo. Que pase una excelente noche, señorita.

Jake tomó mi mano y la besó caballerosamente despidiéndose de mi con aquel gesto. Al subir al autobus una sonrisa amplia se dibujó en mi rostro y suspiré relajandome en el asiento. Me alegré tanto de volver a verlo, aunque me dolía que no me recordara y no tuviera recuerdo de lo que tuvimos antes. Llegué a casa y la señora Spencer estaba sentada en el sofá, mirando la televisión y con dos platos de sopa caliente preparados por ella.

Me saludó con una amable sonrisa, invitandome a cenar con ella. La señora Spencer siempre estuvo enterada de mi pasado y de mi verdadero origen como diosa, y al parecer lo entendía, me apoyaba y me creía. Le conté que había vuelto a ver a Jake y me aconsejó que lo mejor era conquistarlo a lo tradicional:Invitarlo a salir, acortejarlo, darle regalos, que en esta epoca ya no era mal visto que las mujeres acortejaran a los hombres. Me parecía buena idea y quizá debía intentarlo.

Terminamos de cenar y arropé a la ancianita con unas mantas que tenía, pues afuera estaba lloviendo y no iba a permitir que se resfriara; comencé a considerar en hacer una habitación para que ella viviera conmigo y cuidarla como si fuera mi madre, pues era la unica con la que podía hablar y que de verdad creía en las cosas que le contaba.

Muy entrada la noche daba vueltas en la cama, pues esa noche tuve extrañas pesadillas: Veía a Marc, a Jake y a Steven de rodillas en el suelo del desierto, con una chica de cabello rosa en sus brazos, a la que supuse que se trataba de Diatrice, realmente no la veía bien, pero estos realmente sollozaban amargamente. Tenía mis manos llenas de sangre, estaba herida y agonizaba.

Desperté de golpe al oir la voz de Khonshu, quien estaba parado a los pies de mi cama, mirandome fijamente con sus cuencas vacías.

—Hola Khonshu—Dije tallandome los ojos y bostezando.—¿No crees que no son horas para venir?

—Creí que te habian encerrado—Me respondió él alejando la mirada de mí. Su tono de voz sonaba cortante y cansado—Perdón por llegar así como así, pero estoy preocupado y eres la unica con la que puedo contar.

—¿Donde está Moon knight?

—Están afuera patrullando.

Khonshu miró por la ventana y Moon knight entró en esta, llevaba su traje negro con blanco y con esto supe que era Jake quien tenía el control de el cuerpo. Yo solo llevaba puesto mi camisón que era algo revelador, por lo que solo opté por cubrirme con las sábanas. Fruncí el ceño al ver a Jake con su mirada clavada en mi, parecía que nisiquiera estaba enterado de lo que ocurría.

—Señorita—Me saludó Jake haciendo una seña con sus dedos.

Miré a Khonshu y le pregunté que era de lo que quería hablar conmigo: me dijo que creía y sentía que Nephtys seguía con vida, pues se percibía una oscuridad como hace trece años, pero mucho mas fuerte que antes. Dudé un poco, no me parecía lógico, pues estaba segura que Jake había matado a Nephtys esa noche. Me levanté buscando mi bata, no había encendido las luces pero la luna entrando por mi ventana iluminó la habitación. Busqué a tintas mi bata para cubrirme, sin darme cuenta que estaba detras de Jake. Al verla bufé apenada y solo usando mis brazos me cubrí los pechos que se asomaban por dabajo de mi camisón, pude ver de reojo como Moon knight volteaba a otro lado para no ser imprudente.

Agregué a Khonshu que haría todo lo que estuviera a mi alcance para averiguar, pero que ya no sería tan facil como antes; ahora solo era una simple mortal, no tenía poderes y apenas sobrevivía con 100 dolares a la semana, que era lo que me pagaron por adelantado en mi primer dia en el museo.

Bajé las escaleras para ver a la señora Spencer, pues pensé que esta se había despertado por el ruido, sonreí al verla profundamente dormida, pero al acercarme a ella la moví y no recibí respuesta alguna.

—¿Señora Spencer?—Dije con angustia moviendola—¡¿Señora Spencer?! ¡Señora Spencer!

La policía y una ambulancia llegaron 20 minutos despues de que los llamé, para solo confirmar que la señora Spencer había fallecido mientras dormía y de causas naturales. Estaba sentada afuera de la casa, en camisón y con mi bata puesta, mientras cubrí mi rostro con mis manos y rompí a llorar; yo adoraba a la señora Spencer como si fuera mi madre.

—Lamentamos mucho su perdida, señorita Spencer—Me dijo el policia mientras veía como la ambulancia se llevaba el cuerpo de la ancianita.—¿podría darme sus datos para llenar el acta?

—Claro...—respondí secandome las lagrimas y alzando la mirada solamente. Les dí todos los datos que me sabía y otros que yo misma me inventé, pues la señora Spencer al ser una vagabunda, no tenía familia ni sabía de donde venía y no queria que tetminara en una fosa común.

—¿Me puede dar su nombre por ultimo, señorita?

—Spencer, Qadesh Spencer.

El policía me agradeció y se fue, volví a cubrir mi rostro con mis manos, estaba temblando de frío y solo pude sentir los brazos de Jake poniendome su chaqueta y acariciando mis hombros, en muestra de apoyo y afecto.