Capitulo 4:Lobo-hombre en Londres

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Esa misma tarde volví a casa y lloré por varias horas. Mi corazón me dolía, estaba tan roto y solo me cuestionaba como fue posible que Neftis siguiera con vida. Tomé mi telefono y solo miré la hora.

Un golpeteo en la puerta me hizo levantarme y al abrir vi a Hathor, quien al parecer tenía un nuevo avatar: un chico llamado Dangye, que era egipcio tambien y era hijo del ultimo Mjab. Dan me saludó con una sonrisa abrazandome fuerte, no lo veía desde hace casi 20 años y al ser protegido de Hathor y mio, el tiempo lo dejaba seguir viendose como un joven de 23 años, cuando actualmente tendría mas de 50 años. No pude evitar alegrarme y emocionarme por la presencia de Dangye, pues él siempre fue mi confidente.

—Una torito me dijo que necesitabas compañía—Me sonrió Dan quitandose el morral que llevaba. Era claro que fue Hathor quien lo envió y ella estaba en su interior.

—¿Que planean los dos?—dije sorbiendo mi nariz, algunos moquitos querían salir de mis fosas nasales y no tenía servilletas a la mano.

—¿Recuerdas hace siglos que cuando nos sentiamos tristes nos haciamos faciales? Hay que revivir esos tiempos.

Dangye y Hathor se quedaron toda la tarde conmigo. A Dan se le ocurrió abrirme un perfil en Tinder, me tomó algunas fotos para ponerlas y una vez estando listo, en menos de cinco minutos ya tenia muchas solicitudes.

Esa noche casi no dormí, la pasé aceptando y rechazando matches. De entre todos los matches había uno que me llamó la atención:Jack Russell. Un hombre alto, de cabello canoso, que decía ser un cazador. Permanecimos hablando unas cuantas horas, hasta que el amanecer iluminó mi ventana.

Me habia quedado dormida con mi telefono en la mano, por lo que me sobresalté para enviarle un mensaje a Jack deseandole buenos días. Me dispuse a vestirme mientras esperaba a que me respondiera.

—"Buenos días, preciosa"—Me respondió en su mensaje—"Espero que tengas un maravilloso día, igual de hermoso como tu."

Un corazón adornaba el final del mensaje, lo que me hizo sonreir con amplitud. Le propuse vernos ese mismo día despues de mi jornada de trabajo en el museo, cosa a la que él aceptó diciéndome que le avisara cuando terminara, que no tenía ningún problema con ir hasta el museo, pues estaba en Londres por un trabajo.

—"Nos Vemos esta noche, preciosa"—me volvió a escribir, poniendo un emoji de una carita amarilla mandando un beso. Le regresé el gesto enviandole unos emojis de corazón: tres para ser exactos.

Terminé de vestirme y me arreglé lo mejor que pude–esa noche tendría una cita–y tenía que verme radiante. Toda la jornada me la pasé atendiendo a los grupos escolares y explicandoles de mi cultura: la egipcia, incluso hice que fueran a la tienda de regalos a comprar cosas con Steven, quien me veía encantado por el esfuerzo que estaba haciendo, y a la vez preocupado por mi lucha para no quedarme dormida. El ultimo grupo del día se fue y me senté en el escritorio para descansar, Grant me vio demasiado agotada, pero eso si, lo bien que me arreglé no se dejaba de notar.

—¿Hay algo que tengas que contarme?—Me preguntó Steven sentándose a mi lado, poniendo su mano en mi hombro.—Te veo muy agotada.

—Uh...—Asentí con leve sonrojo—No dormí en toda la noche, es todo.

—¿Por lo de tu madre?

—No no, es que...

—La verdad es que estábamos preocupados por haberte ido así repentinamente de la cena, Jake pregunta si Nilah te incomodó.

—¿Nilah? Oh, ¡No, no! En absoluto que no. Ella es encantadora, solo que no me sentía bien para convivir con mas personas.

Steven hizo una mueca de preocupación y solo procedió a abrazarme dulcemente. Correspondí al abrazo, hundiéndome en el exquisito aroma de la loción de Jake: olia tan fuerte, pero tan deliciosa, tan varonil, tan...tan él. Mis brazos se dirigieron a la espalda de los tres y mi cabeza apoyada en su pecho, oyendo los latidos de su corazón. Aunque tenía los ojos cerrados pude ver que Steven se había sonrojado, cediendo el control a Lockley, cuyas manos se dirigieron a mi cintura, presionando con cierta fuerza que solo le pertenecía a él.

Me sentía como si el tiempo se detuviera, hasta que la voz de un hombre resonó en el silencio del museo. Abrí los ojos y ahí estaba Jack Russell: vestía con un traje negro con bordados plata en el cuello del saco, con su cabello canoso arreglado y un ramo de rosas rojas en la mano. Este se acomodaba la corbata y me sonrió, esperando no interrumpir mi abrazo con el amor de mi vida, quien no tenía idea de mis sentimientos.

—Buenas noches.—Dijo Jack con su ronca y suave voz, de una forma tan tierna, que me hizo sonreir conmovida.—Me llamo Jack Russell y estoy buscando a la señorita Qadesh.

—Soy yo—Le respondí con una dulce sonrisa, mientras soltaba a Jake, quien solo alejó la mirada de mi ¿acaso estaba celoso?.

—Eres...eres mucho mas hermosa en persona. Yo, te‐te traje estas rosas.

Jack soltó un hondo suspiro al decir que yo era hermosa y eso me hizo sonrojar, salí de por detras del escritorio y miré a Jake, quien se hizo pasar por Steven, diciendome con un tono seco que él se encargaría de cerrar, que me divirtiera, pero que no le guardara secretos y que tenía que contarles acerca de como me fue. Russell me ofreció su brazo caballerosamente y se despidió de Steven mientras saliamos caminando y conversando.

Llegamos a un elegante restaurante que era iluminado por solo velas y la luz que provenía de la cocina, dando un ambiente mistico y romantico. En todo momento, Jack se portó dulce y tierno conmigo, como todo un caballero. Conversamos un poco mientras cenamos, y pude notar que de vez en cuando se rascaba detras de las orejas como un perro; algo que me pareció extraño, pero no era importante realmente.

Esa noche hubo luna nueva, es decir que no habia luna realmente, a lo que asumí que Moon Knight no saldría a patrullar. Jack y yo caminamos tomados de la mano por el parque mientras charlabamos. Me miró fijamente de frente y solo me contemplaba.

—¿Que ocurre?—Le pregunté suavemente mientras lo veía sonreirme.

—Nada, es que...—sonrió suspirando—Eres verdaderamente preciosa y tienes unos ojos muy hermosos, eres casi una diosa.

—¿Te parezco una diosa?

—Por supuesto: hermosa, inteligente, amorosa, tan interesante y a la vez misteriosa. Si tuvieras una religión, yo sería fiel devoto a ti.

Ese comentario me hizo sonrojar. Jack puso sus manos en mi cintura pegandome a él y me quitó un mechón de cabello del rostro. Puse mis manos en sus mejillas mientras lo miraba fijamente.

—Vas a creer que soy un grosero pero...–dijo en medio de una risita nerviosa, pidiendome permiso para besarme—¿Puedo?

Accedí con la mirada y acerqué mis labios a él, quien sin pena ni prisa me besó apasionadamente. Sus labios eran asperos, quiza por su leve barba recien rasurada hace dos dias, y su aliento era extraño–quizá por la cena–pero no era importante.

Se separó del beso y solo me miró, mientras me sonreía, pegando su frente a la mia.

—Ay wey...—Dijo riendo levemente mientras sonreía, pude ver un par de colmillos y sus dientes en pico, a diferencia de los dientes de cualquier mortal.—Lo siento Qadi, yo...simplemente no me pude resistir, tu aroma es exquisito y me tienes cautivado.

Su acento era Mexicano, quizá lo era, me recordaba al acento de Jake, solo que este era mas tenue, casi perdido por completo por  el inglés britanico.  Besé su mejilla y solo permití que me abrazara, pegando mi cabeza a su pecho para oir su corazón:Estaba acelerado.

EL LLANTO DEL NILO(Mr Lockley segunda temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora