I | ¿Dónde estaba señor Na?

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—¡Adiós, mamá!— Jaemin comenzaba su jornada como todos los días. Recorría su camino hacia el metro mientras escuchaba música en sus viejos auriculares, al llegar, tomaba uno de los últimos asientos del vagón y viajaba leyendo alguno de sus tantos libros de psicología. "Son irritables, egocéntricos, agresivos, imprudentes y mentirosos, patológicos. Son capaces de relacionarse con normalidad con su entorno, con encanto superficial, pero incapaces para mantener relaciones afectivas estables." —Mm... me preguntó qué será de la gente que trabaja con este tipo de personas...— Antes de que se diera cuenta, el movimiento había cesado, lo que significaba que había llegado a la estación de su universidad. Guardó sus cosas en su mochila y sin quitarse los audífonos, subió las escaleras a un paso moderado hasta toparse con la calle repleta de gente como solía ser. Jaemin era observador, absolutamente todo llamaba su atención, por lo que la música que inundaba sus oídos no lograba distraerlo, podía pasar horas simplemente fijándose en cada detalle de la gente a su alrededor y todo le parecía fascinante.

La imponente entrada de la universidad se encontraba frente al chico, ya era hora de entrar. Jaemin estaba contento de saber que estos serían sus últimos días estudiando, pues pronto estaría por graduarse y le hacía bastante ilusión poder ejercer en su carrera.
—¡Jaemin, hola!— Como siempre, una resplandeciente chica castaña se acercaba a él en las mañanas para poder acompañarlo. Su nombre era Yooa, quien fue compañera de escuela con Nana, cosa que él no sabía hasta que ella se lo dijo una vez ya siendo compañeros universitarios. —Yooa, hola— A pesar de su gran inteligencia y aparente felicidad, Jaemin no era bueno comunicándose fuera de un entorno profesional, su forma de hablar solía confundir a las personas haciéndoles creer que él estaba siendo sarcástico, cuando simplemente se comunicaba como cualquier otro. —Sabes Jaemin, me gusta que podamos ser amigos. Recuerdo cuando eras solo un niño, siempre quise ser cercana a ti, pero vivías en tu pequeño mundo de calificaciones perfectas y amigos reducidos. Quería ser como tú— Nana parecía confundido, no lograba entender si le gustaba o no su forma de ser, pero de todas formas le agradeció y sonrió tratando de unirse a la conversación sin hacerlo de forma tan brusca y cortante. —Me agrada que seamos amigos. Ahora debo ir a mi clase, ¿si? Nos vemos al almuerzo— El joven volvió a ponerse sus audífonos, los cuales estaban reproduciendo boys don't cry a un volumen considerable. Sus pisadas eran seguras y, por su misteriosa personalidad, llamaba la atención al pasar. Demostraba siempre confianza en sí mismo.
—Buenos días, señor Na. Adelante— Su profesor tomaba al joven como ejemplo siempre, era normal que Jaemin le cayera mal a un par dentro de ese salón, pero a él jamás parecía importarle. —Veremos sistema de recompensa y cómo puede traer repercusiones. Señor Na, imagino que usted debe saber algo ¿No es así?— Una suave carcajada salió de los labios del chico, el cual con suma confianza se levantó de su lugar para poder hablar con total fluidez —Justamente en el camino venía leyendo sobre cómo funciona un cerebro con psicopatía y me ha llamado bastante la atención como el sistema de recompensa se pone presente— Las miradas se posaron en él, como era de costumbre— Este tipo de personas tienen una hiperreacción ante la dopamina, es decir, la sensación de placer que tiene cuando se libera esta sustancia es mayor que en un cerebro normal. Esta alteración bioquímica es la que les impulsa a buscar a tener una recompensa a toda costa. También el cerebro de los psicópatas suele tener mucha menos sustancia gris en la corteza prefrontal anterior y en los lóbulos temporales que los criminales no psicópatas y las personas normales— Una vez más, Jaemin destacaba frente al resto junto a sus conocimientos que siempre parecían estar frescos. —Muchas veces esto se puede confundir con la sociopatía, la cual se puede producir por los genes de una persona y otros factores, como el maltrato infantil, pueden contribuir a su desarrollo. Las personas con padres antisociales o alcohólicos están en mayor riesgo. Normalmente, se puede llegar a desarrollar una psicopatía si no es tratada desde sus primeras señales— Jaemin volvió a sentarse, su mirada se posó en su profesor, el cual sonreía plácidamente por el nivel de su alumno. —Y como siempre, el señor Na destacando en esta clase. Felicidades, Jaemin—
Por fortuna, las clases cada vez pasaban más rápido. El teléfono de Nana se iluminó y en la pantalla se mostraba un mensaje de su amiga.

El paciente perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora