Me dirigía a la cafetería para almorzar con Savannah. Pero antes, iría a inscribirme a el equipo de básquetbol. Estuve pensando en lo que Karen me dijo acerca de volver, y de no dejar que los demás se adueñen de lo que más amo hacer. Me di cuenta, de que esta era mi oportunidad de volver. Era el momento de dejar ir mi dolor, y comenzar a sanar. Pero, si quería avanzar, el primer paso sería enfrentar mi pasado y el peso de mis recuerdos.
Me detuve enfrente de la hoja de inscripción, y mi cuerpo se heló. Toda la seguridad, que había logrado obtener durante el trayecto, se esfumo. Estaba tan cerca de volver a hacer lo que amaba, de comenzar a sanar una parte que jamás debió haber sido afectada, pero me encontraba tan lejos a la vez. No tenía el valor suficiente. Las manos me temblaban, y los recuerdos amenazaban con apoderarse de mí. No sabía, si estaba lista para volver. Tal vez fue una decisión precipitada. Probablemente, ya ni siquiera sea buena en básquetbol, por lo que solo haría el ridículo.
- ¿Estás pensando en inscribirte? -pregunto Louis, quien estaba al lado de mí. Haciendo, que pegara un pequeño brinco del susto.
Estaba tan concentrada en mis pensamientos, que ni siquiera sabía en qué momento había llegado. Soltó una carcajada, y yo lo mire mal.
- Lo siento, no quería asustarte. -se disculpó, entre risas -Parecías un hámster asustado. -confeso en voz alta, volviendo a soltar una carcajada.
Mis mejillas ardieron de la vergüenza, al ver que todos me voltearon a ver. No había nada más vergonzoso, que te compararan con un hámster y lo gritaran a todo mundo.
- ¿Quieres parar? -farfulle muy avergonzada.
Negó un par de veces, mientras continuaba burlándose. Por muy contagiosa que fuera su risa, quería que se callará. Me acerqué hacia él, parándome de puntillas y puse la palma de mi mano sobre su boca, para hacerlo callar. No funciono. Él continuaba riéndose sobre la palma de mi mano, y después la mordió para que la quitara.
Continúo riéndose unos segundos más, mientras yo lo miraba mal. Finalmente, dejo de reírse tratando de recuperar su respiración y, una vez que lo consiguió, hablo:
- Entonces, pequeño hámster ¿te inscribirás a basquetbol?
- No me llames así. -ordene.
Se encogió de hombros y me miro divertido:
- Como quieras, pequeño hámster.
Lo mire mal y él volvió a reírse.
- Me recuerdas a mi tía. -señalo -Ella hace el mismo gesto que tú.
- La que la ayudaste a sacar su gato del inodoro -ataqué.
Me miro mal y yo ladeé mi cabeza, haciendo brincar una de mis cejas, mirándolo burlonamente.
- ¿Te inscribirás? -volvió a preguntar, señalando con la cabeza la hoja de inscripción. -pequeño hámster. -contraatacó, regalándome una sonrisa burlona.
Mi sonrisa desapareció y él sonrió con suficiencia. Puse los ojos en blanco, y contesté:
- Estaba pensando en inscribirme.
- ¿Pensando? -pregunto confundido -¿Ya no lo harás?
- No -negué
No quería decepcionar a Karen, pero estaba decidido. Quería cumplir la promesa que le había hecho, pero no podía. Tenía más miedo que valor, y eso, siempre termina matando a la única parte valiente que tienes dentro de ti.
- ¿Cuál es la razón? -quiso saber.
Por supuesto que no se lo diría. Lo último que haría, sería contarle todas mis debilidades aún desconocido. No le daría las armas para destruirme. A pesar, de que no pareciera mala persona.
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Sparks © #1
Teen FictionLuego de vivir dos dolorosos años en California, Sarah ha regresado a Austin su ciudad natal, con la intención de volver a sentirse en casa en su último año de preparatoria. También, ha regresado con el propósito de olvidar para siempre a Kyle, el c...