Capitulo 1

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¡Hola!
Primero quiero decir que el español no es mi idioma principal, y esta es mi primera historia en español. De hecho fue escrito en portugués para otro fandom y está siendo traducido y adaptado para este. Si ve algún error, por favor me lo diga.

También quería decir que esta historia trata temas delicados, que yo (el autor) prometo tratar de no romantizar. Sin embargo, vale la pena señalar que esta historia tiene muchos factores desencadenantes, especialmente cuando se trata de violencia doméstica. Habrá algunas advertencias en las notas de la historia sobre estos factores desencadenantes.

Para mí los comentarios son muy importantes, más que las vistas y las estrellas, así que si puedes comentar aunque sea un "continua", agradezco de corazón.

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Sin más, por primera vez en Rosas que duelen: Disfruten ♥

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Cuando el juez determinó que había ganado el caso, Raquel respiró aliviada. Quería contenerlo, pero toda la tensión de la reunión que había durado más de tres horas y con varias discusiones alteradas en el transcurso, necesitaba salir de alguna manera. Sabía que esto estaba ganado, confiaba en el trabajo que había hecho, pero aun así, no podía contenerlo. Y el aire salió lentamente de sus pulmones, finalmente todo había terminado. Fue realmente un alivio.

Su cliente, y amiga, no pudo contenerse y la abrazó de costado, sin demasiado escándalo, susurrándole palabras de agradecimiento al oído. Estaba feliz y aliviada. Llevaba cuatro años viviendo un infierno, casada con Sergio Marquina, quien se negaba a divorciarse de ella y la amenazaba de diferentes formas si seguía adelante. ¿Quién, a sus propios ojos, querría divorciarse del gran Sergio Marquina? Hombre alto, atractivo, guapo, imponente, exitoso, dueño de un imperio tecnológico y que tenía a sus pies a todas las mujeres, bueno, a casi todas. Excepto dos.

La primera, la mujer que acababa de obtener un buen acuerdo de divorcio, pero esa ya no le importaba tanto. Ya había tenido mucho más de lo que quería de ella. Años de matrimonio, varias veces en la cama, había sido su esposa, su criada y su esclava. Su juguete.

Y en segundo lugar, su abogada, la joven, rubia, de ojos marrones, atractiva y de carácter fuerte. La mujer que lo volvía loco, y que dijo más de una vez cuánto lo despreciaba. La mujer que lo había mantenido despierto por muchas noches y que odiaba. Odiaba tanto cuanto deseaba verla desnuda y toda suya, a su merced, para hacer todo lo que había planeado durante varias noches mientras imaginaba una noche, solo una noche, con ella. Bueno, tal vez una noche no fuera suficiente.

Estaba seguro de que Raquel no era del todo inmune a sus encantos, ya que su cuerpo respondía al de él. Aun así, ella no se entregaba, se controlaba y sabia decirle que no.

Pudo verla partir, acompañada por la cliente, su, ahora, ex esposa. Mientras él seguía atrapado en sus pensamientos, ella ya había recogido sus papeles y estaba saliendo de la habitación. Miró a su abogado con desprecio, no había conseguido las cosas como quería. El abogado temió la mirada de su cliente. Sergio se levantó, tomó su blazer y se lo puso, con pasos firmes la siguió.

– ¿Raquel? – Gritó en el pasillo, viéndola ya a punto de irse.

– Un momento Rafaela, puedes ir para el coche, voy a ver que quiere el idiota de tu exmarido.

Le entregó a su amiga la llave del auto mientras ponía los ojos en blanco, respiraba hondo y caminaba hacia Sergio. Mantuvo una distancia segura, a unos tres pasos de distancia. No podía negar que el encanto del hombre era casi irresistible, al igual que el olor que tenía una fragancia que la hacía sentir caliente y húmeda. Era una sensación embriagadora y vergonzosa al mismo tiempo.

Rosas que duelen ✖ Serquel {finalizada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora