Capítulo 8

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Hola, bien venidos a otro capítulo de RQD.

Primero quiero disculparme mil disculpas, un millón de disculpas, 2400 mil millones de disculpas por no haber publicado el capítulo el jueves. La verdad es que me costó mucho traducir algunas expresiones de este capítulo y tuve que borrar otras porque no conseguía una traducción equivalente satisfactoria. Pero creo que salió bien... ¡Aún así, siéntete libre de corregir cualquier error! Por favor.

Disfruten ♥

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Hacía mucho tiempo que no se hablaban, solo se veían para reuniones sobre la demanda contra la empresa competidora. Demanda que había ganado, por cierto. Sergio pagó muy bien a Raquel por eso, tanto ella como Allan. Pero eso había sido meses, y todavía recordaba su última conversación.

Sergio estaba emocionado, había invitado a Allan y Raquel a unirse a él en su oficina, abrió un champán y lo sirvió para los tres. Muy emocionados, celebraron. Tenían que celebrar. Fue un trabajo duro, que llevó meses, casi un año.

Entregó los cheques a Allan y Raquel, una cantidad mucho más alta de lo que pensaban que recibirían. El amigo de Raquel casi se cae hacia atrás al verlo, pero Raquel no dijo nada. Todavía recordaba haber dicho que esperaba que le pagaran bien, por supuesto que no se había imaginado que él se lo tomaría tan en serio.

La oficina de Sergio era bastante amplia y tenía dos habitaciones que no eran divididas por paredes. La primera se podía ver nada más entrar por la puerta, era una gran mesa rústica de madera en forma de "L" que contrastaba con una silla de aspecto moderno y cómodo, al frente de la mesa había dos sillas más pequeñas, pero parecidas al otro , y detrás de todo, una gran librería en tonos negros y marrones. En la otra habitación, cerca de la pared de vidrio, donde se podía contemplar una hermosa vista, había una alfombra marrón oscuro, y en un extremo un sofá cuadrado de una plaza, y en el otro extremo un sofá del mismo estilo pero de tres plazas. Sobre la alfombra, una mesita de centro, toda de vidrio. A pesar del mobiliario oscuro, el suelo blanco y las paredes grises, en un tono muy claro, dejaban el ambiente muy limpio y acogedor.

Los tres se dirigieron a la segunda habitación, Raquel se sentó en el sillón y los hombres en cada extremo del sofá. Platicaron durante unos minutos sobre la audiencia, muy contentos mientras bebían champán. Entonces sonó el teléfono de Allan, y justo después de colgar, se excusó diciendo que tenía que ocuparse de otro trabajo. Raquel también sintió que ese era el momento de irse. Y se volvió hacia Sergio en cuanto vio que Allan cerraba la puerta. No quería estar a solas con él.

– Creo que ya me voy también. – Ella sonrió.

– ¿Certeza? Todavía hay mucho champán.

– Sí, en realidad ni siquiera debería estar bebiendo, tengo que conducir.

– Puedes dejar tu auto aquí en la empresa hasta mañana, llama a un Uber o otro app. Es más seguro.

– Gracias. – Ella sonrió ante su preocupación. Aún así, quería irse antes de que esta conversación se volviera personal.

– ¿Qué piensas hacer ahora? ¿Ya tienes otros proyectos profesionales en el tintero?

Demasiado tarde, pensó Raquel.

– Siempre tengo muchos trabajos secundarios, pero en realidad, ahora tengo la intención de tomarme un descanso. Me iré por un tiempo.

– ¿Vas a viajar? – Trató de parecer indiferente, mientras que en realidad sintió un escalofrío recorrer su espalda.

– Sí, me quedaré en Estados Unidos por un tiempo. Parece que voy a ser tía, y no he hablado con mi hermano en mucho tiempo, y parece que ahora quiere reunir a la familia. Es la única familia que tengo. Así que... – Ella se encogió de hombros. – Creo que es un buen momento para darnos la oportunidad de reconectarnos.

Rosas que duelen ✖ Serquel {finalizada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora