Capítulo 2

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¡Hola! Hoy más un capítulo de Rosas que Duelen... No se olviden de los comentários, son muuuuy importantes para mi. Porfa!

Disfruten ♥

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La conversación que había tenido con Rafaela incluso antes de que ella se fuera había permanecido en su cabeza durante semanas. Las mismas semanas que estuvo sin la presencia de Sergio Marquina en su vida. No quería admitirlo, pero tenía un sentimiento ambiguo al respecto.

Por un lado, aliviada. Después de meses de duro trabajo, aguantando los insultos, las amenazas y las burlas de Sergio, Raquel había ganado el caso. Primero por Rafaela, pero también por orgullo. Mostrarle a Marquina que no podía tener todo lo que quería, y que también podía perder, se sintió genial. Al final del caso, ya no tuvo que soportar sus juegos y la tensión que surgía entre ellos cada vez que estaban en la misma habitación.

Por otro lado, había un inconveniente. No podía explicar exactamente por qué, pero había algo que no le permitía dejar de pensar en Sergio. Culpó al caso, tenía abogados fuertes y terminó tomando más tiempo de lo habitual. Fueron meses de convivencia, y muchos descubrimientos sobre él. Lo principal era que no valía nada.

Sergio Marquina era un exitoso hombre de negocios, siempre estuvo en los tabloides como un hombre honesto e íntegro. Poco sabían lo que estaban diciendo. Si lo conocieran como lo conocía Raquel, no le darían ni la mitad de las cualidades que escribían de el.

Cuando recordaba las historias de Rafaela, Raquel sentía asco, disgusto por los sentimientos que tenía por Marquina. El abuso verbal, la ira descontrolada, los artículos que tiraba y destrozaba por la casa en sus crisis de rabia, la forma en que la oprimió y la hizo sentir como basura humana. A Sergio le gustaba hacer que la gente tuviera miedo, miedo de él.

Y eso fue lo más intrigante. A pesar de haberle dicho lo contrario, nunca, jamás le había tenido miedo. Ya había sentido lujuria, odio, asco, repugnancia, excitación y tal vez, tal vez, incluso pasión. Pero nunca tuvo miedo.

Raquel había llegado a su cafetería favorita, abrió su computadora portátil y su café – el pedido habitual – ya había llegado a su mesa. Mirando fijamente el monitor, pero sin tocar en la computadora, sus pensamientos continuaron en Sergio Marquina.

– Hola Raquel.

Reconocería esa voz en cualquier lugar, en cualquier momento, ni siquiera tenía que darse la vuelta para saber quién era. Y una onda eléctrica recorrió todo su cuerpo en ese momento, asustada y sorprendida.

– Hola, señor Marquina.

...

Unas horas antes:

Sergio Marquina estaba sentado en su escritorio en el despacho. Tenía un gran problema que resolver. Una situación con la empresa que le quitaría varias noches de sueño. Al menos ahora podría culpar a algo más que a Raquel.

Ah, Raquel.

Ella era una mujer diferente. Diferente de cualquier otra mujer que había conocido. Ella no se rindió ante él, no se inclinó ante él. Enfrentaba él, luchó contra él, e incluso cuando él se burlaba de ella, incluso cuando sabía que estaba excitada, no se rindió a su cuerpo, sabía lo que quería. Y, sobre todo, sabía lo que no quería. Y ella no lo quería.

Ella ya le había dicho que lo asqueaba, lo repugnaba, y qué despreciaba él. Y no importaba a cuántos juegos jugara, ella no cambiaba de opinión.

Él se rió.

Era divertido hacerla enojar. Le daba excitación verla enfadada con él. Aun así, era un poco frustrante saber que tenía todo este autocontrol, saber que no se rendiría a él fácilmente, o tal vez nunca lo haría.

Rosas que duelen ✖ Serquel {finalizada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora