Capítulo 3

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Aquí estoooy! Espero que les guden el capítulo de hoy, ¡tenemos mucho para mostrarles! El señor Marquina, ¿se portará bien? Por cierto, ¿sabes por qué Raquel lo llama así? ¿No? Así que lee y descúbrelo.

Disfruten ♥

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Que el caso sería difícil Raquel ya lo sabía, pero cada vez le parecía más imposible. Había pasado una semana y todavía no había nada relevante para armar algo viable, necesitaban pruebas si querían demandar a la empresa competidora, y aún nada, absolutamente nada.

Y ese beso que había tenido antes no se le salía de la cabeza.

No podía dejar de pensar en él.

En ese beso.

En esos labios.

En la respiración.

En el gusto.

En el sentimiento.

Rabia. Angustia. Placer. Pasión.

Detén, Raquel. Foco.

Además, no podía dejar de pensar en todos los eventos que habían sucedido hasta ese fatídico momento. Allan, sin embargo, no había podido descubrir nada, por mucho que lo había intentado. Y, sin embargo, algo inesperado había sucedido. Tanto ella como Allan sabían de la empresa desde pies a cabeza para entonces, y en ocasiones lo andaban por ella solo para poder interactuar con los empleados y escuchar algunas conversaciones. No. No era su trabajo interpretar el papel de detective, pero como no podía llevar su parte adelante sin informaciones, ella que decidió echarle una mano a Allan.

Fue cuando deambulando por la empresa al azar notaron un comportamiento sospechoso dentro de uno de los empleados. Sutilmente siguieron al empleado, hasta que lo vieron pasar por un pasillo más desierto, que rara vez se usaba, y entrar en una habitación vacía. Ambos fueron allí y pudieron escucharlo hablar por teléfono. Se quedaron en el pasillo, tratando de escuchar lo que estaba diciendo.

– No, todavía no tengo la información... Estoy tratando, pero no es fácil, hay mucha gente... Claro, en cuanto la tenga te la mando... Solo tienes un poco más paciencia... Tengo que colgar ahora.

Se fue de inmediato, no habría tiempo para que se fueran sin parecer sospechosos, pero quedarse ahí sería igual de sospechoso. Raquel solo pensó en hacer una cosa en ese momento: jaló a Allan por el cuello de su camisa y lo besó. Allan entendió rápidamente el plan, y puso una mano en la cintura de Raquel y la otra en su rostro, cubriéndola parcialmente y devolviéndole el beso. Raquel también llevó sus manos al rostro de Allan, para poder cubrir al menos un poco de su rostro. El empleado se fue, un poco confundido por la vista que encontró en el pasillo. Pero allí era un pasillo tranquilo, si dos empleados querían si besar y agarrarse, era un lugar realmente bueno. Luego salió de allí.

Tan pronto como se fue, Allan y Raquel se separaron.

– Ufá. Fue cerca. – Dijo tomando aire. – Menos mal que piensas rápido Raquel.

– Alguien tiene que ser el cerebro de ese operativo. - Dijo tomando también el aire.

Pero entonces le faltó el aliento. Allan era como un hermano para Raquel y besarlo fue extraño, sin química, sin sensaciones. De hecho, no lo habría hecho si no fuera por la necesidad de mantener la cobertura de su amigo, todavía lo necesitaba allí para averiguar qué estaba pasando. Lo que no esperaba era tener una mirada dura sobre ella, marrón en el tono más oscuro que podía ser, podía ver las venas de su cuello abultadas. Ni siquiera podía respirar, no sabía por qué, pero tenía que darle una explicación.

Rosas que duelen ✖ Serquel {finalizada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora