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Era solamente una colina blanca algo verde, con un árbol sin frutos, parecía ser un sauce.
Por mucha tristeza naciente Ha de admitir que la belleza está presente. Pero no estaba sólo; el ángel estaba ahí en su hogar.
«¿Quién eres?» quería tratar de preguntar pero su voz solamente fue totalmente distorsionada como si estuviera prohibido hablar.
El angel volteó a verlo. Se aterró al encontrar el rostro de este.
Su cabello era azul y mantenía mechas de un amarillo quemado al aire. Sus ojos no tenían iris ni pupila ni nada; eran tan negros como la verdadera razón de la sangre derramada en la masacre de su escuela. Un halo negro decoraba su cabeza también.
Y en su mirada el pecoso sólo pudo leer algo. «shh»
El pelirrojo no comprendió, pero tampoco objetó. Caminó lentamente y se sentó al lado de el ángel que tenía la mirada perdida en el cielo.
«No sé quién soy». Contestó de unos cinco minutos el ángel en un susurro lleno de agonía silenciosa.
