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Sangre se escapó de sus fosas nasales. Grietas negras nacieron en sus mofletes.
El reflejo en el espejo. Mostraba un cohibido bermejo. Sus dedos tantearon el flujo. Rojo. Tibio. Repugnante.
Se siente débil.
No sólo es esclavo de la miseria. Es esclavo de su salud de grave manera. Y luego el índice se desplazó al moflete.
Tanteó una de las negras grietas. Se quejó. Y lágrimas ahora se le escaparon. Sin darse cuenta que la muerte era lenta Sólo su cerebro le decía Mienta, para no lastimar a quienes ama. Mienta, para poder guardar con llave su alma. Mienta, para fingir que él va a seguir aquí.
Pero no es así... Quizá deba insistir, pero Mucho no va a poder resistir. Por mucho por un día va a servir.
Y se ha dado cuenta. Por ese ángel desea investigar. Por ese ángel desea conocer. Por ese ángel desea saber ¿Quién Es Él?
«No sé quién soy». Sus palabras Están guardadas Permanentemente. En su cabeza... O eso creía.
Porque en realidad están guardadas en su corazón.
Estaba en la papelería.
Imprimió folletos. Para con ese ángel hacer realidad los encuentros.
“¿Me has visto?” El pecoso sólo pudo bocetear al pequeño Ya que fotografía no existía de aquello. Almacenado en el dolor de su corazón. Esperaba que lo tomaran en serio. Incluso si duda serlo.
Estaba ya en la mitad Su pie derecho pedía piedad Mientras que el izquierdo va a luchar El bermejo ya no podía más.