Capítulo 3

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Hoy es domingo, upsi....

La verdad, me ocupé mucho ayer y no tuve oportunidad de subir el capítulo. Sin embargo, también me dio tiempo de arreglarlo a algo que me gustara más. Así que aquí se los dejo:D

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-No está entendiendo, es urgente que inicien su búsqueda.- Minho trató de evitar gritar, exhalando en cambio para tratar de no desesperarse con aquella plática repetitiva que estaba teniendo con el policía al frente del escritorio.

-Señor, el reporte será levantado y se procederá según el protocolo. Pero si no puede aportar más a la descripción de la persona desaparecida, o cuándo fue la última vez que se le vio, es un poco difícil darle prioridad al caso.

Habían pasado tres días desde que Myungdae había aparecido en su pórtico, un poco más que las 72 horas requeridas; Minho no podía estar más preocupado que en este momento. El primer día había llamado a sus padres, para conocer qué sabían ellos al respecto. Si bien, varios años después de no escuchar nada de ella, Mirae los había contactado hacia un par de años, tras la muerte de su madre. Había sido su único intento de reconectar con la familia que aún tenía, al parecer. Ellos en ese momento ya no vivían en el país, así que en cambio le habían dicho la dirección de Minho para que se acercara a él. No lo hizo. Por varios años supo que podía acercarse a su tío, sin hacerlo. Algo había tenido que suceder para que ella recurriera a Minho, y para dejar a su bebé sin más.

-Es que no puede ser así, oficial.- Minho gruñó. -Escuche, ella no hubiera dejado a su hijo si no fuera necesario.- Mostró la carta al oficial, esperando que con eso comprendiera la urgencia de la situación.

El oficial tomó la carta, leyéndola rápidamente. Asintió anotando algo más al reporte que estaba llenando.

-Señor, entiendo su premura, pero aquí mismo dice que ella volverá. Los padres a veces necesitan tomarse un tiempo. Más cuando se trata de primerizos.- Insistió.

-Ya son tres días, es absurdo que ella haya dejado a su hijo por tanto tiempo.- Se reacomodó a Myungdae sobre el hombro. El niño había estado despierto la mayor parte del camino a la comisaría, y a pesar de los gritos de Minho había encontrado la comodidad suficiente en su hombro como para dormir su siesta.

-Si prefiere, servicios infantiles se encargará del niño en lo que...

-¡No! Por supuesto que no, Mirae me dejó a cargo de su hijo, y soy su pariente más cercano en este momento.- Se alteró. -Sólo, por favor búsquenla. Estoy preocupado, es mi sobrina.

-Haremos todo lo que pertinente y que tengamos en nuestras manos.

¿Qué más podía hacer? Minho omitió seguir discutiendo, ese oficial estaba entrenado para decirle lo mismo siempre a cada familiar que llegaba a reportar a alguien querido como desaparecido. Estaba casi robotizado. No tuvo más opción, dejó la comisaría, mascullando ideas de qué más podía hacer.

Una vez afuera, aunque de mala gana, sabía que debía resumir su día.

Había tomado el autobús de ida, así que transportar a Myungdae no había sido difícil. Sin embargo, ahora debía ir al supermercado y hacer algo de las compras necesarias para la semana. Cargar al bebé mientras llevaba la canastilla fue una tarea titánica, ubicando con una mano cada artículo, mientras que en su otro brazo cargaba a Myungdae, sosteniendo en su mano la canastilla. Llegar a la caja registradora se sintió como un alivio, y al salir se decidió por hacerle la parada a un taxi.

Quizás moverse con el niño, y hacer todo lo de siempre era algo difícil. Aún así, al recordar al oficial de la comisaría decirle que dejara que servicios infantiles se hiciera cargo, no podía evitar enojarse. Nunca se le ocurrió esa absurda idea, por más difícil que fuera la situación.

Tío MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora