Diferente - Eddie Munson

Capítulo 91: Prisionero de tus ojos

— No te disculpes, no es tu culpa —me decía mientras se acercaba poco a poco— Fui demasiado rápido...

— No, no —dije de inmediato— Me gustó como lo estabas haciendo...

Intente regular mi respiración y calmarme.

— Perdón... pensé que estaba lista pero no pude evitar recordar... por favor no te molestes conmigo

— Princesa, ¿cómo me voy a molestar contigo?, no pasa nada, ¿sí?, solamente fue muy rápido todo...

— ¿De verdad no estás enojado?

— Por supuesto que no, amor —respondió tomando mi mano mientras la acariciaba— Jamás me enojaría por eso

Con lágrimas en las majillas me acerque a él y lo abrace escondiendo mi rostro en su cuello. Él me abrazo fuerte mientras acariciaba mi cabeza y la besaba.

Luego de un rato Eddie estaba sentado en la cama apoyando contra la pared y yo estaba sentada entre sus piernas acurrucada en su pecho terminando de tranquilizarme. Eddie me cubrió con una manta y me abrazaba por la cintura dándome besos de vez en cuando en la cabeza.

— Perdón —dije alzando la miraba para verlo— Te deje con las ganas...

Él soltó una risa mientras se sonrojaba.

— Eso no es lo importante —me dijo acariciando mi mejilla— Me importas tú, quiero que estés cómoda

— Pero creo que debe ser irritante... —respondí separándome un poco para verlo de frente— En serio perdón...

Eddie me miró sonriendo.

— Princesa, te propuse matrimonio, ¿tú crees que haría eso solo para acostarme contigo? —acarició mi mentón— Te amo, y entiendo que para ti sea difícil, pero eso no me impide amarte, ¿bueno?

Asentí lentamente.

— Además, es cierto que íbamos muy rápido, dijimos que nos íbamos a guardar hasta el matrimonio

— Pensé que lo decías en broma —dije riendo

— Bueno, al principio sí, pero ahora me está gustando esa idea —respondió— Sin embargo si aún no estas lista en ese momento, está bien, no quiero que te sientas presionada

— Gracias por entenderme, Eddie

Él acaricio mi mejilla sonriendo.

— Aparte, no sé tú, pero yo sí veo avances

Otra vez reí ruborizada.

Ahora que lo pienso bien, es cierto lo que dice, antes ni siquiera soportaba que me tocaran y ahora casi tuve mi primera vez con Eddie.

— Te amo, Eddie —dije abrazándolo

— Yo más, princesa —respondió descansando su mentón en mi cabeza.

Después de un rato ya estaba completamente calmada y estábamos hablando de otros temas. Eddie seguía apoyado contra la pared, pero yo estaba sentada frente a él con las piernas cruzadas y la manta sobre ellas.

— Me parece indignante que no hayas escuchado nuestros álbumes —me dijo riendo

— No los escuche pero si los compré —respondí jugando con sus manos— Además, sus canciones la pasaron en la radio, así que en teoría si los escuche

Él se rio.

— ¿Te cuento un secreto? —dijo de repente

— ¿Cuál secreto?