Final

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Durante todo el tiempo en que estábamos dentro del avión, Lisa no paraba de reclamar de la terquedad de su madre.

Cuando llegamos al aeropuerto, no pude dejar de sentir una satisfacción incontenida. Estábamos rehaciendo los pasos que me habían guiado hasta Lisa. Era emocionante, sentía mi corazón saltar dentro del pecho.

Lisa llamó un taxi y me precipité, a fin de cuentas ella había dejado por mi cuenta la planificación del viaje y yo no estaba ni un poco inclinada a enfrentar aquel largo viaje de coche.

-- De ninguna manera, amor -- dije ya dispensando el taxista. -- No voy a enfrentar cuatro horas dentro de un coche hasta llegar al rancho.

Lisa balanceó la cabeza contrariada, entonces, tocó mi rostro:

-- Ángel, te olvidaste que estás...

-- Pobre? -- completé con una media sonrisa.

-- No -- dijo ella besando mi rostro. -- Iba a decir que estás momentáneamente desproveída de capital.

Reímos juntas con su frase pomposa.

Entonces, la besé, olvidándome completamente de donde estábamos. Obviamente muchas personas se sorprendieron con la demostración pública.

-- A veces no es necesario tener dinero, cariño -- dije fingiendo desdén. – Pero sí buenos contactos.

Entonces, yo la agarré por la mano y fuimos para el helipuerto.

En poco tiempo estábamos sobrevolando el rancho. Lisa miraba para bajo intentando disfrazar su nostalgia, cuando percibía mi mirada, sonreía y besaba mi mano.

Así que bajamos, la primera cosa que vi fue a Clara y un señor de cabellos blancos y flaco a su lado.

Lisa corrió para los brazos de la madre.

-- Creí que estuviera con tus cosas -- dijo con un poco de impaciencia. -- Vamos conmigo ahora, mamá.

Yo miraba para ambas discutiendo.

Lisa entonces, sólo después de algunos instantes, se volvió para el hombre:

-- Quién es usted? -- preguntó curiosa. -- Tu novio, mamá? Por eso quieres volver a trabajar aquí?

No resistí ese su comportamiento, mordí el labio para contener la carcajada. Ella se volvió para mí ligeramente irritada:

-- No tiene gracia, jennie -- se volvió para los dos. -- Vamos a buscar tus cosas, mamá, hasta parece que quedaste caduca!

Di el primer paso y la agarré.

-- Espere -- hablé finalmente, ella me miró. -- Éste es el señor Taeyang.

Éste extendió la mano. Ella se mantuvo inmóvil.

Él entonces, medio apenado, extendió una carpeta para mí. La agarré y la entregué para Lisa.

-- Qué es ésto? -- preguntó desconfiada.

-- Ábralo.

Abrió aún mirándome, entonces, sus ojos cayeron sobre los papeles.

De repente, ella se volvió para mí, asustada.

-- Tú... Tú... Compraste la... -- cerró la carpeta y parpadeó algunas veces. -- Compraste el rancho, jennie?

Sonreí.

-- Sí -- la estiré por la cintura. -- Y estoy necesitando urgentemente de una veterinaria.

-- Y una cocinera -- completó Clara, con una sonrisa luminosa.

-- Mi suegra no será la cocinera de éste rancho. Es de la familia -- dije animadamente.

Lisa parecía una muñeca en mis brazos, medio que catatónica. Miraba para mí buscando en mis ojos algo que hubiera pasado desapercibido.

-- No te gustó la sorpresa? -- pregunté.

-- No puedes estar hablando en serio -- dijo finalmente.

-- Es en serio, hija -- confirmó Clara, animada.

-- Y tú lo sabías? -- Lisa se volvió para la madre, irritada. -- Por eso vino para acá e inventó esa historia sólo para que yo  la viniera a buscar?!

-- Sí -- dijo ella simplemente.

Lisa entonces, aún perpleja, se volvió nuevamente para mí:

-- nini... No estoy entendiendo nada.

-- Mi papá sacó todo lo que era suyo de mí, lis. Pero yo siempre tuve la herencia de mi mamá, no era mucho, pero... Sirvió para arrendar un rancho en quiebra.

-- Pero... Pero no te gusta el rancho, nini... Tú...

-- Te amo, lisa. Te juro que nunca fui tan feliz en la vida, como he sido desde que te conocí. Vamos a trabajar aquí. Yo administro las finanzas y tú, todo el resto.

-- jennie, pero...

-- Pero nada -- dije tomándola en mis brazos y callando su boca con un beso.

-- Yo te amo, mi nini... -- susurraba ella entre los besos y lágrimas emocionadas. -- Te amo para siempre.

El beso fue largo y lleno de ansiedad, ella me apretaba en sus brazos y yo no conseguía parar de querer más y más. Fuimos interrumpidas por un relinchar de caballo.

Missy.

Y a su lado venía corriendo Sony, el perro idiota.

Lisa gritó hecho niña y corrió para sus bichos. Hizo la fiesta con los dos animales mientras yo amparaba los hombros de Clara, que reía mientras una lágrima caía de sus ojos.

-- Gracias, hija -- dijo ella en un susurro.

La miré, también emocionada.

-- Soy yo la que necesito agradecerte a ti todos los días, Clara.

Entonces, miré encantada para la mujer ojiverde y linda delante de mí, riendo y jugando con los animales.

Concluí:

-- Colocaste en el mundo nada menos que el amor de mi vida. Mi razón de existir.

Sentí una lágrima caliente escurrir por mi rostro, ésta, de felicidad.

Lisa montó en la yegua y vino a mi encuentro. Extendió el brazo y me lanzó para atrás de ella. Salimos a galope por la inmensidad del pasto verde dejando los otros asistiendo la escena peculiar.

Mientras cabalgábamos, la apreté con fuerza en mis brazos y dije bien en su oído:

-- Existe una razón especial para yo tener la necesidad de volver para ésta rancho, amor.

-- Cuál es? -- preguntó sonriente.

-- Quiero verla bañarse en aquel río nuevamente.

-- Es para ya, señorita -- respondió ella volviendo el rostro para mí. -- Con una condición.

-- Cuál?

-- Que aceptes tomar ese baño conmigo ésta vez.

Mi cuerpo tembló y mi respuesta fue un beso en su cuello.

No conseguía imaginar una vida más completa, sentía a lisa como una parte de mí. Todo había ocurrido tan rápido y de una manera tan loca, que parecía algo mágico. Había abierto mano de todo por ella, para vivir todo aquello que yo tenía ahora. No tenía la más pequeña idea de que el futuro nos reservaba, pero mi presente al lado de ella era todo lo que yo quería. Todo lo que tenía, y todo por el cual valía la pena arriesgar.




FIN

Amores este es el final de esta historia, espero que les guste y la disfruten.
Gracias a todxs lxs lectorxs por apoyar la adaptación.

Un amor por Encargo | JENLISA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora