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Nanaka and Aina, soft.
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Era una nueva mañana para la pequeña Suwa, estiró sus pequeñas extremidades cuando sintió los rayos de sol en su ventana.

Ciertamente para alguien de su edad, preferiría quedarse y dormir, a levantarse efusivamente, sabiendo que su amiga estaría ahí ese día.

Con ese pensamiento en mente, se levantó de un salto de la cama, se apresuró en ponerse una camiseta y unos pantalones, aunque en el apuro, sus brazos y piernas se habían metido en lugares equivocados.

En pocas palabras, la camiseta terminó siendo la parte inferior y los pantalones la parte superior, ha de admitir que se veía graciosa pero no había tiempo para eso.

Está vez, se colocó las prendas correctamente, antes de bajar de un salto las escaleras, sabiendo que su madre Omega, la regañaria por eso después.

Sintió una pequeña punzada en la planta de los pies pero nada que no pudiese aguantar, al parecer su madre la había escuchado, ya que se asomó para verla y arrugó el ceño al verla arrodillada al pie de la escalera.

- Cariño, ¿estás intentando pedir matrimonio? -bromeó y la pequeña cachorra sintió sus mejillas ruborizarse, no era eso en absoluto pero era preferible que la Omega se burlara de ella, antes de ser regañada por su madre Alfa, sin duda.

Sólo se limitó a cabecear avergonzada, levantándose con cuidado, observando ahora a su madre mirándole divertida mientras tenía un cucharón y traía una chaqueta mucho más grande a su cuerpo.

Suwa frunció las cejas mirándola con curiosidad, por alguna razón, la Omega se veía más brillante hoy y no es que no lo fuera, tal vez ¿era el brillo en su cabello, dándole toques dorados a sus hebras?

Tal vez, pensaba mucho para ser una cachorra de su edad, sacudió la cabeza y murmuro un 'buenos días', antes de pasar al lado de la Omega, se ubicó en la mesa y se sentó en la silla, ciertamente aún faltaba su otra madre.

Kanako tarareo en respuesta y siguió preparando el desayuno, Suwa paseó la mirada por la cocina, hasta escuchar pasos en las escaleras, eso significa que la Alfa había despertado.

Tal y como lo predijo, Arisa se asomó en la cocina, dándole una sonrisa a Suwa, quiem recíproco, se acercó con cuidado y le acarició la cabeza, luego depositando un pequeño beso en su frente, ha de admitir que era una de sus cosas favoritas.

Arisa pronto se iluminó al notar a la Omega tarareando, que aunque la había notado, no se volteó a mirarla, sólo se concentró en lo suyo; de pronto una cola esponjosa balanceandose de lado a lado apareció en la Alfa mientras se acercaba a la Omega, no era nada nuevo para Suwa.

La pequeña cachorra observó como la Alfa abrazó a su Omega por la cintura, levantandola y dándole vueltas mientras soltaban risas infantiles, Suwa hubiese encontrado adorable la escena si no fuera por su desayuno.

— El desayuno... —señaló, alertando a la Omega quien palmeo las manos de la contraria para zafarse y volver a preparar el desayuno.

— Arisa, cuantas veces te he dicho que no me agarres mientras preparo el desayuno —regaño Kanako severa y el ánimo de Arisa decayó, Suwa quería reirse pero ver esto era entretención pura para ella.

— Pero... ¡te ves linda con mi chaqueta!—protestó a cambio, la Omega atinó a sonrojarse mientras negaba.

— Sabes que estoy en mi calor —renegó, amenazándola con el cucharón, Arisa le miro con adoración y ahí Suwa se había perdido.

— ¿Su calo-qué? —su rostro arrugandose en profunda confusión y Arisa soltó una carcajada.

— Bien, cachorra, ocurre que cuando una Omega entra en calor, generalmente busca reproducirse pero en caso contrario que no pueda debe armarse su propio nido con la ropa de su Alfa, ya que es considerado su lugar seguro —Arisa intentó explicar lo más claro posible y Suwa asintió.

Iridiscencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora