[✉️] Capítulo 2

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Si ya había pasado seis semestres de mi vida en Canadá entonces el penúltimo semestre iba a ser pan comido, ¿verdad? Ese día estaba extrañamente feliz, bueno, no era una razón desconocida, pues aunque la escuela fuera agotadora, iba a volver a ver a mis amigos desde el verano. Los echaba mucho de menos.

Era raro que caminara con Mawar a la universidad porque teníamos diferentes horarios, sin embargo, parece que los lunes coincidíamos pues logró alcanzarme en el camino. Como somos extranjeras, el edificio no nos quedaba muy lejos de la escuela, por lo que era fácil ir y venir, aun así la compañía me era agradable.

Ingresamos al campus que, era grandísimo. Siempre me gustaba decir que hacía cardio caminando de un edificio a otro todos los días. Mi carrera estaba en el área de ciencias ambientales y la de Maw en el de sistemas computacionales, por lo que nos quedaba de punta a punta, o algo así.

Algunos compañeros ya me conocían y me saludaban sin dudar, pues hay toda clase de estudiantes cuando se trata de las siete de la mañana: los que se levantan súper temprano para arreglarse y llegar lo mejor posible a la escuela, los que apenas y se levantan que parece que van arrastrando la cobija, y el último tipo, mi tipo, el que se levanta una hora antes de la entrada y solo hace lo necesario para sobrevivir a un día de clases.

—Ey, Ann. Te guardamos un asiento —dijo Julie.

—Gracias, Juls.

—¿Lista para nuestro último semestre? —me preguntó Cameron, se veía feliz.

—Sí, Cam. Hay que empezar y terminar bien, ¿no crees?

Suelo distraerme con facilidad, por lo que no pude evitar mirar a mi alrededor. Había unos cuantos chicos nuevos, compañeros con los que ya había compartido clase y otros que solo conocía de vista. A un lado de mi mejor amigo se encontraba un chico moreno de cabello crespo, me pareció bastante lindo. Mi amiga notó que lo estaba mirando y no tardó en preguntarme al respecto.

—¿Es en serio?

—¿Qué cosa?

—Es el primer día y, ¿ya te gustó alguien?

—No me gusta, solamente me parece lindo —susurré.

Claro que a mi amiga no se le escapaba nada, como sabía que era algo tímida y desafortunada cuando se trata de amor quiso ayudarme, —según ella—.

Oye, tú —Volteó el chico que me pareció atractivo—. Sí, el de la chaqueta gris, ¿Cuál es tu nombre?

Yo estaba que me moría de la vergüenza, quizá hasta me puse rojita, pero intenté disimular.

—Hola, mi nombre es Roger.

—Gusto en conocerte. Ella es mi amiga Annya y yo soy Julie. ¿Eres de aquí?

—No, bueno... soy de Estados Unidos, pero me acabo de mudar —hizo una pausa para aclarar la garganta—. Tienes un interesante nombre, Annya. ¿De dónde eres?

Este siempre era un problema cada inicio de semestre, bueno, podría no ser un problema, pero yo lo veía así. No debería tener nada de malo decir de donde provengo, sin embargo, a veces sentía que eso podría hacer que me trataran de otra forma.

—Soy de México, ¿de acuerdo? Países vecinos, que no deberían de tener ningún conflicto.

—Oh, ya veo. Iré a mi lugar, gusto en conocerte.

Y lo hiciste otra vez, Annya. No pude manejar la situación por mis nervios y mi intento de caerle bien.

La clase comenzó. Lo había olvidado por completo hasta que llegó el profesor del que todos los egresados nos advirtieron. El señor Johnson es de los maestros más estrictos del área ambiental en la universidad y no podía estar más asustada al respecto.

El chico de las cartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora