[💌] Capitulo 17

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El domingo de películas había sido reconfortante. Habíamos elegido un par de películas adolescentes en su mayoría románticas que nos encantaban, entre ellas «16 deseos», ya que se la había recomendado al chico misterioso y hacía rato que no la veía, no obstante, las tareas que me habían encargado la semana pasada se reirían de mí al ver que las haría a última hora y de mala gana en esta nueva semana.

Mi mala racha aun no quería desaparecer de mi vida, pero sabía que iba a hacerlo esa misma semana. El lunes había empezado con toda la flojera del mundo, pero la motivación semanal era un punto muy importante por el que estaba esperando todo el mes: el sábado era la fiesta de Halloween, una de mis favoritas, sin duda.

—Su atención, por favor —pidió el Señor Johnson, levantándose de la silla de su escritorio. Quedaban menos de quince minutos para que la clase terminara—. Tengo unos anuncios que hacerles.

—Ojalá uno de ellos sea que renunció —murmuró alguien detrás de mí, por el tono de voz y la ubicación, pensé de inmediato en Julie. Y solo podía pensar «Igual, chica, igual».

—¿Ya se enteraron que habrá visita el viernes? —Un silencio inundó el aula. No era de extrañarse que quedara programada para finales de mes ya que eso nos habían dicho en un principio—. ¿No? Bueno, hoy les debe de llegar a su correo la invitación con los lineamientos. Y me temó decirles que no podré acompañarlos...

No se preocupe, profesor. Estaremos bien sin usted.

—... pero tendrán que entregarme un trabajo que valdrá como la asistencia de ese día.

—Pero profesor, usted no evalúa la asistencia. —dijo uno de nuestros compañeros.

Gritamos como protesta. Quise pensar que se le había escapado de la lengua porque si no, que estúpido.

—Tienes razón, señor Martin. Digamos que si no lo entregan, no podrán hacer el próximo examen, que sería más o menos la segunda semana de noviembre —Se recargó en su escritorio, con los brazos cruzados. Una gran cantidad del salón, por no decir que todos, voltearon a ver a Jack con repudio, agradeciéndole lo que acababa de hacer, yo solo pensé «bueno, no es la primera vez que al profesor se le ocurre una de esas cosas, entonces ya qué»—. Los problemas que hagamos en la semana y unos extra que les voy a dejar, los deberán entregar a más tardar el viernes. Si, escucharon bien, el viernes —Nadie le preguntó nada, supuse que no quería enfrentarse con las típicas preguntas repitiendo toda la instrucción o se creía el último refresco del desierto, una de dos—. Se los entregaran a la señorita Velazco para que los deje en mi oficina. No quiero a nadie más en mi oficina. —Esa última instrucción fue para mí, porque me miró y directamente a los ojos de una forma que solo fui capaz de tragar saliva y asentir.

Después de escribir las especificaciones del trabajo en la pizarra blanca, como se debía entregar y de más, nos permitió salir del aula, como quien dice, con una noticia buena y una mala.

—¿Qué le ocurre al profesor? —escupió Cam, como si llevara toda la clase aguantándose las ganas de preguntarlo.

—No va a estar el viernes en la escuela, ¿qué creen que vaya a hacer? ¿salir de la ciudad? ¿asistir a una entrevista de trabajo? ¿torturar niños? ¿cometer un asesinato?

—La última opción lo dudo. Ya sé que se parecía a John Wick, pero no lo creo capaz de... —Lo pensé una segunda vez—, ¿o sí?

—El hombre puede ser un gruñón y vivir en una cueva, pero eso no le quita que quiera salir a divertirse también —agregó Cam, tratando de convencernos de dejar nuestras ideas disparatadas y arriesgadas—, a su manera.

—Bueno —dije en otro tono, tratando de cambiar la conversación y enfocarnos en temas más positivos—, ¿a dónde creen que nos lleven esta vez?

—Escuché que una de las visitas es en la playa más cercana —dijo Juls.

El chico de las cartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora