[💌] Capítulo 11

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La siguiente semana había transcurrido algo lenta, pero no pasaba desapercibida. Para el inicio de la semana, el profesor más odiado de toda la TBU ya nos había entregado calificaciones de aquel parcial que nunca olvidaré, sin embargo, fui una de las más altas en cuanto a aciertos y la verdad sentí que me ganaba su respeto poco a poco. Además, la presentación que hice con el patético de Eric había quedado excelente en cuanto a contenidos, él nunca se quejó de alguna palabra mal escrita o demasiada información en las diapositivas. Todo estaba a mi favor.

Bueno, sí soy sincera él era realmente difícil de leer. Tenía mis dudas sobre el John Wick falso, pero algo me decía que ya no me veía como una estudiante «del montón» o quizá, solo quizá estaba sintiendo algo de culpa por todo lo que me hizo hacer como su secretaria porque ver una media sonrisa en su rostro no era algo de todos los días, debo aclarar.

De cualquier modo, el mes de septiembre llegaba a su fin y consigo se llevaba el verano, trayendo mi estación favorita a relucir, pero no me quería precipitar todavía. El fin de semana me invitaron a otra fiesta para despedir el mes —la verdad buscaban cualquier excusa para hacer una fiesta y no era queja—, que sería perfecta para despejarme, hacer amigos y dejar de pensar en tareas y proyectos.

Por lo menos el primer mes y esa semana de clases ya habían llegado a su fin. Todos salían apresurados de sus aulas como si se estuvieran perdiendo de algo grandioso afuera del campus. Nosotros estábamos por salir, pero nos reunimos en el pasillo antes de que cada uno tomara su camino.

—Mi mamá dijo que si llegaba una vez más ebria a la casa me iba a echar —expresó Julie, lamentándose—, así que será mejor que no vaya a la fiesta.

Cameron y yo no pudimos evitar abuchear y cuestionarla si hablaba en serio. Nunca he creído en la idea de que hay que tomar alcohol para pasarla bien, pero quizá ella piense así. Además, dijo su madre que solo si llegaba borracha, si tenía moderación con la bebida no podría llegar a tal grado, sin embargo, era más probable que ella en realidad no tuviera ganas de ir.

—Creo que sería lo mejor, chicos. Además... —hizo una pausa, para pensar, aclarar sus ideas o lo que sea que la tenía tan distante ese día—, ya vamos a fiestas básicamente todos los finde, quiero tomarme un descanso solo esta ocasión, ¿va?

—Está bien mientras eso sea lo que quieres —le dije.

—Te vamos a extrañar —agregó el pelirrojo, como si no la fuéramos a ver en mucho tiempo. De por sí, andábamos a todos lados juntos y nos veíamos todos los días hasta los días que no teníamos uni. Tal vez eso era lo que necesitaba—. No tendrás problemas en llegar, ¿verdad? —Se dirigió esta vez a mí.

—No, Iván vive muy cerca de aquí.

—Entonces ahí nos vemos —Sonaba convencido.

La rubia le dedicó una mirada que yo no supe interpretar, pero parecía que él sí. ¿Estaban tramando algo? El tema había acabado ahí y cada quien se fue a su respectivo hogar, solo que yo me quedé a esperar a Mawar unos minutos más porque ya estaba por salir, o más bien, se había quedado platicando con unos egresados que fueron a visitar el campus por última vez y quería saber de ellos.

—Adelántate, pedí comida y está por llegar. Olvidé mi termo así que iré por él —Empezó a trotar al lado contrario, pero se detuvo—. Si traes las llaves, ¿verdad?

—¡Si! —Las levanté y sacudí de tal forma que pudiera percibirlas. Obtuve unos pulgares levantados como respuesta entonces me apuré a llegar al edificio.

¿Qué habrá pedido Mawar esta vez?

El hambre empezaba a hacerse presente y no dejaba de pensar en los platillos que pudo haber encargado. Ramen, chili, tacos, sushi. Todo sonaba delicioso. Cuando vi al repartidor bajarse de una moto con un panda en su playera, supe que sería comida china.

El chico de las cartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora