Los celos.
Cuando comencé mi pubertad, tenía algo muy claro y presente; los celos son asquerosos, incluso innecesarios, es decir ¿Para qué serven exactamente?, ¿Arreglaban algo de alguna manera?, ¿Como es que se sentían?, ¿Habrá una especie de chip para poseerlos?.
Los ubicaba porque los veía como espectadora, más nunca como participe de que alguien se pusiera celoso por mi (o quizá sí pero no le había prestado la suficiente atención) o viceversa, así que no tenía ni la más remota idea de cómo eran, incluso si tenían un color.
Al paso en que iba nuestra relación, las emociones y sentimientos crecían de una manera bastante desenfrenada (a mi perspectiva), pase de la nada de un te quiero hasta un te amo, de un te extraño a un te necesito, no es que no me agradara, más bien me emocionaba con locura.
Llego un punto en la relación cuando dejamos de estar en la sombras (y no precisamente porque lo hayamos ocultado), ya muchas personas que se hallaban a nuestro al rededor lo sabían, fue entonces cuando el chip se instaló en mí, gracias a que una persona en específico era algo apegada a mi amor, no le veía nada de malo, es decir, si se conocían antes, si, se hablaban bien, si el verse era de emoción, si mi novia es un completo tesoro, lo que no era gratamente necesario era esa corta distancia entre ambos al momento de saludarse o hablar, no sabía si era cosa mía o la persona lo hacía a propósito.
Fue cuando un nuevo sentimiento despertó en mí, una sensación de enojo , tristeza e inseguridad, la cual odie, fue entonces cuando por primera vez sentí, conocí y vi de color naranja a los celos.
Bueno, el resto es historia, después se volvió muy común que sintiera celos por ella, pero cada que pasaba era una jodida tortura, ¿Como se detenían, ¿No podían pasar en algún otro momento?, al principio lo disimulaba con sonrisas y como si nada pasara, pero sentía mi cara arder, era señal de que estaba celosa, de algún modo me daba asco, creía que los celos eran inseguridad hacía la pareja pero ahora veo que no, que esa inseguridad era hacía mí, y eso me hacía sentir peor. Es decir, no había nada de malo en mí, pero qué tal si en algún momento sus ojos deciden solo mirar a otro lado, se daría cuenta que no soy lo suficiente para ella, era ahí donde la tristeza aparecía. Pues en sí el enojo era instantáneo, de preguntarme internamente por qué o si era necesariamente necesario abrazar a la gente, en fin.
Para el momento y el ahora, sigo sin saber cómo controlar ese jodido sentimiento naranja, es tan importante como innecesario, sigo sin saber qué es lo que hace o cómo funciona, lo que si se, es que sale sin esperarlo, sin pensarlo, solo se deja ver, porque ahora que todo es más fuerte y liberal, sé que se nota más.
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La maravilla de mi mundo.
RomanceNo hay contexto, solo amor, admiración, sentimiento, conexión, ilusión, solo ella, en mi corazón.