Comencemos de cero.
Cuando alguien se enamora, se casa y se vive junto, lo hace por amor, porque le gusta, porque desean pasar juntos mucho más tiempo del que tienen disponible, porque a pesar de todo saben que son cierta y conscientemente responsables de lo que esto les conlleva, ella lo sabía, yo no, había pasado mis veinte años en casa, bajo el techo y los brazos de mamá.
- Vivamos juntas. Decía.
Por un momento me parecía una locura, es decir, ¿cómo es que viviría con ella?, ¿qué haríamos todo el tiempo juntas?, ¿cómo me comportaré, como será ella?, ¿qué comeríamos?, ¿será que es lo indicado?, ¿ese es el siguiente paso?. No lo sabía, y desde el momento en el que se tocó el tema, seguía dando vueltas en mi mente, seguro solo lo dice de broma, no creo que quiera vivir conmigo en serio. Después se convirtió en una constante de dar vueltas, fue entonces cuando deduje que en verdad no quería hacerlo, entonces no era válido que mis ilusiones de vivir algo bonito a su lado fuera posible, que mi cuento de hadas era una locura, se supone que se tiene que pasar muchos años para ese momento, nosotras llevamos meses, entonces no será posible por el momento, no por ahora.
- No quiero arriesgarme y que salga mal.
- Si no funciona, se termina todo.
"- No quiero perderte. " No lo haría, si nos funcionaba, estaríamos juntas por mucho tiempo, pero si no, entonces nos perderíamos totalmente, era algo que ninguna quería, pero era de arriesgarse o solo quedarse con el deseo de tenerla al despertar y al dormir, de dejar de imaginar que esta junto a mi todo el tiempo, de esperar a que sea la hora de vernos y tener que decirnos adiós hasta la próxima que nos viéramos, dejar de escribirnos todo el tiempo para no sentirnos tan lejanas de la otra, de aguantar un fin de semana sin su compañía porque no se pudo, de discusiones y soluciones porque la extrañeza es más fuerte, solo queríamos que pasará, si se nos es posible, entonces hacer que funcione.
- Paso por ti y nos vamos a casa.
Esas palabras golpearon todos mis sentidos, desde ese momento, la ansiedad, el nervio, emoción y desespero se adueñaron de mí, no sabía cómo tomarlo en realidad, no sabía si estaba haciendo lo correcto o no, el hecho de echarme para atrás paso por mi mente, no lo haré, estoy mejor aquí, di un vistazo a mí al rededor, luego miré afuera, la emoción se convirtió en nostalgia y tristeza, no era mi hogar, era solo un lugar, había pasado muchas cosas ahí, tanto buenas como malas, divertidas como llenas de miradas de desapruebo, mire a las personas que vivían junto a mí, todos tenían algo, estaban y están construyendo su familia, su vínculo, del cual yo ya no era parte desde hace ya tiempo, era mi momento, no solo para estar con ella, si no mi momento de dejar todo atrás, de decir y que vean que soy más de lo que ellos creen, no me voy por ellos, me si no por mí, porque sé que ella no me va a soltar, que si en algún momento no llegase a hacer, entonces sabre que hacer conmigo misma. Ya no solo era el estar con ella mi motivación, sino también el por mí y para mí.
Ese día paso muy rápido, ni siquiera sabía que tenía tantas cosas, a medida en la que guardaba mi habitación se veía más simple y vacía, a medida en que pasaba el tiempo el cosquilleo y emoción me invadían cada vez más. Estaba muy nerviosa, el deseo de detener todo para pensar un momento lo que estaba por hacer me invadía, pero ya no había vuelta atrás y no quería lastimarla haciéndole creer que no quería esto, porque si lo quería, lo anhelaba, pero mis miedos y nervios me traicionaban.
Cuando llegue a su casa, me sentí en paz, aunque en mi interior quería echarme a llorar, ya en cama, acostadas, mire al techo, lo había hecho, todo había pasado tan rápido que no lo había podido diluir, lo sentía como un trago en la garganta, no podía creer que la persona que estuviese durmiendo a lado mío era la persona que más amo en mi vida, que ella estaba aquí, que yo estaba con ella. Fue tan rápido que no me dejó disfrutar un nuevo comienzo, porque comenzamos una nueva etapa, un nuevo camino, como si fuera una segunda parte pero con el mismo elenco.
Cuando menos me di cuenta, ya se hacía un mes de vivir juntas, el mes más eterno a mi parecer, ni siquiera podía acoplarme aun a todo el cambio, era tan diferente, tanto el ambiente como en actividades, tanto en pensar como el estar, era todo muy distinto, era todo diferente, que sentía que no podía con ello. Para el segundo mes, me era más acogedor, lo tome de la mejor manera, esto era lo que yo había elegido, era lo que quería, lo que pensaba cada día, lo que me estaba haciendo bien, lo que me pedía todas las noches, entonces si lo dejó pasar, cuando se termine, lo habría desperdiciado.
Para cumplir casi el tercer mes, mire el reflejo de mi rostro, me di cuenta que había cambiado, no tanto físicamente, sino más bien, mentalmente, entonces me vi yo siendo diferente y sonreí, porque por primera vez ahí y por primera vez en mucho tiempo, me sentí en casa, me sentí feliz y plena, no solo porque compartía mis noches y los días con ella, sino porque aprendí mucho tanto de ella como de mí, como de otras personas, porque aprendí que también importan mucho los demás, que ella está para mí, que me ama y el hecho de dormir entre sus brazos me hace no querer soltarla nunca, porque fuera de una necesidad, era más bien una bonita costumbre, la que me hace feliz, la que agradezco y amo. Sé que si fue una buena decisión, porque está ella, estoy yo y estamos una con la otra.
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La maravilla de mi mundo.
RomanceNo hay contexto, solo amor, admiración, sentimiento, conexión, ilusión, solo ella, en mi corazón.