- ¿Por qué te dejaría ir? - preguntó Juliana mientras se apuntaban una a la otra con sus respectivas Mágnum.
- No es eso lo que pido - respondió la ojiazul con una media sonrisa - Lo que quiero es que te unas a mí.
- ¿Por qué haría algo como eso? - se miraban fijamente, sin pestañear siquiera, sin que sus pulsos temblaran.
- Porque te mueres por mi - se mordió el labio inferior y la morena trago con fuerza - como yo por ti.
- Estás loca Valentina, llevo cinco años de mi vida buscándote para ponerte tras las rejas - negaba con su cabeza - Estamos en lados opuestos de la ley.
- Pero cogemos delicioso, estamos loca una por la otra - se acercó peligrosamente y bajó su arma - Niégalo, Juls, dime que tus pantis no se echaron a perder. Dime que no quieres besarme y hacerme el amor en la alfombra - la tomó del cuello y empezó a besarla con desesperación, sin pudor, metiendo su lengua en la boca ajena con decisión.
Un año antes...
Como cada sábado, la detective Juliana Valdés asistía a Opus, la discoteca de moda de la ciudad, para visitar a su mejor amigo Raymundo, que era el encargado del bar, y tomar unas copas para despejar su cabeza. Un nuevo robo en la casa de un poderoso político la tenía estresada en demasía, otra vez Ángel, el famoso ladrón de arte, había hecho de las suyas y ella seguía sin tener una pista sólida que la pudiera guiar a la identidad de dicho personaje. Llevaba cuatro años intentando darle captura y parar la ola de robos que azotaba la ciudad, pero nada daba resultado.
- ¿Problemas? - preguntó el alto joven de ojos negros mientras le servía un trago.
- Hubo un nuevo robo ayer por la noche, en la estación todo está patas arriba y el comisario más insoportable que nunca - respondió algo contrariada. Tomó su trago de un tirón.
- ¿Ángel otra vez? - asintió con pesadez.
- Te juro que no sé cómo le hace, pero en cuatro años no ha cometido un puto error - soltó el aire de sus pulmones - Es como si se estuviera burlando de todos nosotros, de mí particularmente, somos sus payasos.
- No te maltrates así J, eres la mejor policía que conozco, haz hecho todo lo que está en tus manos - le sirvió otro trago antes de irse a atender otros clientes. La morena se quedó perdida en su propia frustración, no podía entender en qué estaba fallando, por qué no podía dar con aquel nefasto personaje. Le tocaba las narices tener que agradecer por las pistas que le dejaba en cada escena del crimen, gracias a ellas había puesto tras las rejas a varios delincuentes importantes. En definitiva, no podía entender cómo funcionaba su mente. ¿Buscaba redención al entregar a otros de su calaña? ¿O simplemente se deshace de la competencia? No lo sabía y la respuesta parecía no estar muy cerca.
El lugar se encontraba repleto de personas eufóricas que disfrutaban de la música tecno que colocaba el Dj, pero la atención de Juliana fue captada por una hermosa castaña, de pelo largo y ojos azules, que movía su cuerpo de manera perfecta. La tenía hipnotizada, con su gracia y belleza, perdida en el deseo que empezaba nacer en las partes bajas de su anatomía. Era un sueño hecho realidad, una diosa bajada de algún trono celestial, no parecía real, pero allí estaba retándola con la mirada un par de veces. No pudo evitar morderse los labios, en más de una ocasión, imaginando las cosas que le haría si tuviera la oportunidad.
Gran parte de la noche estuvieron envueltas en un duelo de miradas, provocándose, insinuándose una a la otra, pero ninguna se acercaba, tal vez por orgullo o porque disfrutaban demasiado de la situación. La realidad es que ambas se morían por caer en las redes de aquellas ganas que las empezaban a hacer perder los sentidos.
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Ángel
FanfictionCómo saber si un ángel es bueno o malo? La detective Juliana Valdés tendrá que descubrirlo.