Aitana & Rodri...

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- Aitana, mi vida, ¿dónde estás? - esta soy yo, Juliana Valdés, ex detective de la policía nacional, llamando a mi hija que está escondida en algún lugar de la casa porque no quiere bañarse. ¿Increíble no? Tiene 5 años y si no logro que esté lista antes de que llegue a casa mi esposa, es probable que mi matrimonio, y hasta mi vida, peligren. No la juzgo, es un día importante, Val está muy estresada por el lanzamiento de su nueva colección otoño invierno. Básicamente, Aitana y yo somos sus modelos principales para el desfile de esta noche. Así que, o encuentro a mi hija o me mata mi mujer.

- ¡Mami! - grita la pequeña traviesa mientras llega corriendo a la entrada del jardín. Es tan hermosa, de cabello castaño y liso, ojos azules y grandes, pestañas largas y sonrisa encantadora. Su físico es muy parecido al de Valentina, su otra madre, y su carisma, quiero pensar, que lo heredó de mí. Aunque siendo honestos, mi esposa va por la vida derrochando alegría y brillitos a diestra y siniestra.

- ¿Dónde estabas? ¿Por qué no te has bañado? - ella responde con una sonrisa que deja ver la ausencia de los dientes que días atrás había perdido. Se sube a mis brazos con la energía que siempre la caracteriza y por la que, muchas veces, sus amiguitos del colegio no pueden seguirle el ritmo mientras juegan. Es un no parar en todo lo que hace, lo que transmite es hermoso, su vibra es tan bonita que se puede sentir con claridad. Es como un pequeño sol que ilumina todo a su paso.

- Estaba con Rodri, fui a acompañarlo en su clase de natación en la piscina - comentó - ya sabes que debo cuidarlo siempre, aunque esté con su entrenadora - se toma su papel de "adulta" muy en serio en todo momento. Su maestra dice que tiene un liderazgo natural y yo no puedo estar más de acuerdo.

- Si, amor, me encanta que cuides de él. Eres una gran hermana mayor, pero debemos prepararnos para cuando llegue tu mami. Hoy es un día importante para ella y debemos estar a su lado, como siempre - digo sonriente y con voz suave.

- Perdón, mami - bajó su cabeza un poco avergonzada - Voy con Nina - la niñera - para que me ayude a bañar y estaré lista muy pronto. Así mami se pone feliz cuando llegue a buscarnos - besó mi mejilla, bajó de mí y salió corriendo. No es la primera vez que mi hija subirá a la pasarela y, evidentemente, nerviosa no está. Se lo disfruta muchísimo, dice que es lindo usar la ropa que hace su mami y que le tomen muchas fotos. Es toda una diva, en el mejor sentido de la palabra, menos con su hermanito a quien adora casi que con locura.

Rodri es nuestro hijo más pequeño, tiene casi tres y, a sugerencia de su pediatra, debe tomar clases de natación para fortalecer sus pulmones. A diferencia de Aitana, él nació de mí, o sea con él hice de mamá canguro, tal vez por eso es mucho más parecido físicamente a mí que mi primogénita. Es la debilidad de mi esposa, puede obtener todo de ella con el mínimo esfuerzo posible, y la luz de mis ojos, vivimos enamoradas de nuestro principito y de su inteligencia. Es una experiencia casi religiosa verlo descubrir el mundo.

En términos generales estos 8 años de matrimonio han sido maravillosos, definitivamente Val y yo somos almas gemelas. Después de que fui a buscarla, a Suiza, nos dinos un nuevo comienzo, nos conocimos y aprendimos a amarnos más y mejor. Nuestra relación creció sobre la base del amor infinito que nació desde la primera vez, ese sentimiento lo hemos alimentado cada día, cada minuto, cada segundo, de respeto, confianza, admiración, sonrisas, romance y mucho sexo. No nos ha faltado nada, hemos entregado cuerpo y alma y el resultado, nuestra familia, es hermoso y perfecto.

Aprendimos, con ayuda de nuestra terapeuta, a perdonarnos, a dejar atrás un pasado que, como una pesada ancla, no nos dejaba avanzar hacia el hermoso futuro que hoy en día es nuestra realidad, a descubrir que no necesitamos pensar igual sobre un tema porque no se trata de eso. El amor va de otras cosas, de respeto a las individualidades, de pensar en quien se ama, de ponernos en el lugar del otro, de apreciar los pequeños detalles, de caminar juntas, de saber ser "par". Val no es mi media naranja, es mi naranja entera, es quien me complementa y me inspira a ser una versión mejorada de mí misma, es quien aparta mis miedos y me regala su compañía, quien se queda en silencio para dejarme pensar, quien alza la voz para traerme a tierra, es la compañera ideal en mis peores y mejores días. No imagino un despertar sin tenerla a mi lado o un anochecer sin su beso de "buenas noches".

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora