Ep 9: Decisiones.

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- No hagas esto, Juls, por favor – pidió y se quedaron en silencio por lo que pareció una eternidad. Solo se miraban a los ojos – Déjame contarte todo, y si después decides entregarme, prometo no resistirme, pero escúchame. Te lo suplico – negó nuevamente, sabía que si escuchaba sus razones terminaría por ceder. Su maldito corazón le gritaba que la escuchara, que le diera una oportunidad, que no la perdiera.

- No quiero escuchar nada de lo que tengas para decir, solo quiero que esto acabe y que salgas de mi vida para siempre – sorbió sus lágrimas. Tenía que seguir su sentido de la justicia, las enseñanzas de su padre estaban en juego, no podía solo dejar pasar aquello como si nada hubiera pasado.

- Eres la persona más justa que conozco, no puedes juzgarme sin escuchar mi versión de los hechos – hizo una pausa – No soy una santa, ni pretendo serlo, pero tampoco el demonio que te estás imaginando.

- Me rompiste el corazón sin piedad, me usaste – secaba sus mejillas como podía – Haz estado robando todos estos años, he estado compartiendo mi cama con una delincuente – la morena podía escuchar su corazón romperse.

- Sé que debí decirte la verdad, pero tuve miedo de tu reacción, de cómo me alejarías de tu vida – se acercó unos pasos – Cuando perdí a mi padre, pensé que mi vida terminaría y que no podría continuar. Necesitaba un motivo para seguir, así es como acabe alimentando mi odio hacia las personas que me arrebataron lo que más amaba, vengarme de ellos era la excusa perfecta para salir adelante. Todo este tiempo he ido entregándotelos uno por uno, el clan completo, solo falta Callipari, para que los pusieras a merced de la justicia.

- Eso no te correspondía – respondió.

- Tienes razón, pero nadie parecía preocuparse por atraparlos. Era como si a nadie le importara la muerte de mi padre, esos tipos habían comprado a las autoridades e iban detrás de mí. No tenía a quién recurrir, así que me fui del país con ayuda del mismo agente de FBI que había contacto a mi padre para colaborar con ellos. Continue con mis estudios de arte y luego diseño de modas, después decidí regresar a vengarme.

- Y para eso necesitabas dinero, ¿no? ¿por eso te convertiste en una ladrona? – negó de inmediato.

- Por supuesto que no, todo el dinero que tengo lo adquirí como una herencia de mi padre. Supongo que intuyó que lo matarían porque días antes de morir me entregó gran parte de la fortuna que heredó de mi abuelo en bonos. De hecho, todavía tengo algunos que no ha sido necesario cobrar.

- Entonces, ¿Por qué robar? – seguía sin entenderlo.

- Por un lado, para burlarme de ellos y demostrarles que no eran tan fuertes, por el otro para que parte de sus fortunas fueran devueltos a las comunidades que tanto han destruido. Todo iba el dinero del arte sustraído iba a parar a distintas ONG'S cuya finalidad es la de apoyar iniciativas para los enfermos con cáncer, sida y otras enfermedades terminales. También van a dar a instituciones que batallan contra las adicciones y tráficos de niños.

- ¿Y esperas que te crea esto? – dijo mirándola a los ojos.

- No tienes que hacerlo, solo investígalo. Puedo darte una lista de cada robo que he hecho, con fechas y horas, rastreas el comprador de las piezas y el monto y luego las instituciones que están en esa misma lista felizmente te podrán indicar en que actividades han invertido esos fondos – contestó con honestidad.

- Ahora resulta que eres una especie de Robin Hood, por favor. Nada justifica las cosas que has hecho, has sustraído propiedad privada y has dañado propiedades del estado, todo por una vendetta personal. Te ha importado una mierda todo y terminaste pasándote las leyes y los valores por el forro de los cojones – estaba molesta, dolida, destrozada.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora