11

46 1 0
                                    

Cristián Board se encontraba en la casa de la madre de Eva, a la espera de  encontrar a su novicia allí, hablar con ella y con su familia y llevarse a su mujer al lugar donde jamás debió salir, su casa.

En la sala de la casa de la madre de Eva, Cristian Board aguardaba con impaciencia. La madre, con expresión severa, se acercó a él.

- ¿Qué está haciendo aquí, Sr. Board?

-Vine a hablar sobre Eva. Necesito llevármela a casa.

-Eva eligió este camino por voluntad propia. No permitiré que la aleje de su deber.

- Madre, entienda, Eva es mi elección y no puedo permitir que continúe con esta vida monástica.

-Ella encontró su propósito aquí. No la dejaré abandonar su vocación.

-Madre, comprenda que la amo. No puedo dejar que su vida se desperdicie en este lugar.

-El amor no siempre sigue nuestros deseos terrenales. Eva eligió un camino sagrado.

En ese momento, la puerta se abrió y Eva entró, vestida con el hábito.

- ¿Qué está pasando aquí?

-Eva, necesitamos hablar.

- Mi hija, este hombre quiere llevarte lejos de tu deber.

-¿Es cierto?

-Eva, te amo, pero no puedo soportar perderte en este camino.

-Mi deber está aquí. No puedo abandonar mi compromiso con Dios.

Cristian, sintiéndose derrotado, mira a la madre.

-¿Hay algo que pueda hacer para cambiar su opinión?

-Solo el tiempo dirá, Sr. Board. Ahora, le pido que se vaya y permita que Eva continúe con su servicio.

Cristian, con el corazón pesado, se retira, mientras Eva vuelve a su deber con la firmeza de su convicción.

Cristian sacudió la cabeza ante sus pensamientos y puso la vista en la carretera mientras observaba la dirección anotada en su agenda.

Estaba muy cerca de volver a ver a Eva no la dejaría ir de su lado jamás.

En la tranquila celda del convento, Eva se encontraba en compañía de sus amigas, Wendoli y Wanyeli, quienes la miraban con complicidad.

- ¿Por qué me hicieron pasar por monja y terminar aquí?

-Queríamos compañía, y este lugar es perfecto para reflexionar.

-Además, es divertido ver las caras de las monjas cuando creen que eres una de ellas.

- Pero esto no es correcto. Engañar a la gente y a la madre superiora.

- No te preocupes, Eva. Nadie resulta lastimado, y nosotras disfrutamos de tu compañía.

-Pero yo tengo una vida fuera de estas paredes, por ejemplo un amor, acarició si vientre y sus amigas la miraron

-Amor, ¿eh? ¿Quién es el afortunado?

-Mi hijo dice Eva con una leve sonrisa

Mientras Eva exploraba la celda, sus ojos se posaron en una carta que asomaba debajo de la almohada de Wendoli. La curiosidad la llevó a abrirla, y sus ojos se llenaron de sorpresa al descubrir las confesiones de un hombre enamorado.

-Querida Wendoli, desde el momento en que nuestros caminos se cruzaron, mi corazón late solo por ti..."

La expresión de Eva cambió, pasando de la sorpresa a la comprensión. Comprendió que Wendoli se había distanciado de este hombre por lealtad a su amistad.

-Entonces, ese es el motivo de su lejanía repentina.

En ese momento, Wendoli entra a la celda y sorprende a Eva con la carta en la mano.

-Eva, no deberías...

- No te preocupes, Wendoli. Ahora entiendo por qué te alejaste de él por los hábitos. Pero es realmente lo que te hace feliz?

-Es complicado, Eva. No sé si hice lo correcto.

-Espero y nunca te arrepientas de alejar tu felicidad

Wendoli queda en silencio y algo dentro de su corazón se rompió.

En la modesta casa de la madre de Eva, Cristian se enfrentó a un escenario completamente inesperado. La mujer, con una mirada hostil, lo recibió con desdén.

- ¿Tú eres uno de los hombres  de Eva?

Cristian;asintiendo confundido ante su comentario "uno de los hombre de Eva)

- Soy Cristian, hermano de Nircia una de las monjas del convento. Estoy buscándola.

- Esa mujerzuela se fue con otro. Una cualquiera, sinvergüenza.

Cristian confundido)

-¿Qué estás diciendo? ¿Dónde está Eva?

-Se fue con un tipo del pueblo. Y ahora está embarazada, como si no fuera suficiente deshonra.

Cristian, atónito por las acusaciones, trató de comprender la situación.

-Necesito hablar con Eva. ¿Dónde está?

- No sé y francamente no me importa. Hizo bien en irse lejos.

Cristian, angustiado y determinado, salió de la casa, buscando respuestas en medio de las acusaciones y el dolor. Mientras tanto, la madre de Eva esparcía mentiras, sembrando la discordia y ocultando la verdad detrás de un velo de desprecio. La búsqueda de Cristian se volvía más complicada, mientras las palabras maliciosas resonaban en su mente, desafiándolo a descubrir la realidad detrás de la fachada de desdén.

Mi Pecado es Poseerte© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora