20

2K 302 36
                                    

Pov. Narrador

–Lisa ¿Puedo hablar contigo?–Lisa levantó la vista del rosal que estaba cortando y se limpió la frente.

Un sentimiento sombrío empezó a extenderse por su vientre.

Una charla nunca era una buena noticia, según su experiencia.

–Claro–dijo ella, tratando de parecer tranquila.

Enderezó la espalda, dejó las tijeras de jardín y se volvió hacia Jennie.

–Aquí no–Jennie señaló la terraza–¿Podemos sentarnos, por favor?–Lisa asintió.

Definitivamente no eran buenas noticias.

–¿Qué pasa, Jen?–preguntó mientras se sentaba frente a las dos tazas de café que Jennie, les había preparado antes.

–Me han ofrecido una segunda entrevista de trabajo–dijo Jennie–Con esa empresa de Singapur. Ayer tuve la primera entrevista por Skype y fue bien. Me acaban de llamar para informarme de que he pasado y para decirme que el Director general está en Nueva York en estos momentos. Quiere verme–hizo una pausa y respiró profundamente.

–Así que estoy pensando en coger un vuelo para ir allí mañana. Será mucho más fácil si puedo hacer la entrevista allí y luego ir a Corea inmediatamente después para empacar mis cosas, y cerrar la venta del apartamento. He pensado que podría matar dos pájaros de un tiro–sus ojos buscaron los de Lisa, pero evitó su mirada.

Lisa había imaginado este momento muchas veces, pero vivirlo era mucho peor.

El agonizante ladrillo que de repente pesaba en su estómago la hizo sentirse mal, mientras tragaba el nudo en la garganta.

Intentó calmarse, pero fue incapaz de reprimir la rabia que brotaba en su interior.

–No digas que estás pensando en ir, Jen. No necesitas mi aprobación para nada, es tu vida. Sólo dime que te irás mañana, no tiene sentido andarse con rodeos–su expresión era fría, sus manos se cerraron en puños bajo la mesa.

Siempre supo que el día llegaría pronto, pero nunca esperó que fuera mañana.

Le dolía más de lo que había previsto.

"Se acabó"

–Pero volveré–dijo Jennie en tono defensivo–Hemos hablado de esto ¿No? Incluso si me ofrecen el trabajo allí mismo, lo cual es muy poco probable por cierto, dudo que esperen que me mude allí de inmediato. Siempre hay mucho papeleo en el traslado. Tendría al menos otras cuatro semanas aquí antes de tener que mudarme.

–¿Y luego qué?–Lisa finalmente levantó la vista y le lanzó una mirada feroz–Entonces te irías de nuevo y yo estaría aquí esperándote. No funciona así, Jen. No estoy aquí sólo para tu comodidad.

Jennie parpadeó y la miró sorprendida.

–No lo entiendo. Pensé que habíamos hablado de esto. Es decir, sé que no debía irme hasta dentro de tres semanas, pero ¿Qué son tres semanas en el gran esquema de las cosas? Sé que podemos hacer que esto funcione, Lisa.

Lisa negó con la cabeza.

¿A quién había engañado?

Esto nunca iba a funcionar.

Jennie aún no se había ido y la familiar puñalada de la pérdida ya empezaba a extenderse desde sus entrañas.

Reconocía el dolor porque ya había pasado por eso antes y sabía que no tenía sentido intentarlo.

Claro que era feliz con Jennie, quizás más feliz que nunca.

Pero también había sido feliz con Irene y mira a dónde la llevó eso.

Un Verano en Francia/Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora