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Pov. Narrador

–Vamos a instalarnos aquí, chicos–Marie Louise aparcó su furgoneta Volkswagen de época en el arcén de la carretera, junto a un campo de violetas a las afueras de Tourrettes‐sur‐Loup.

La furgoneta parecía un viejo autobús hippie, con flores pintadas por todos los lados, rodeando el logotipo de la Galería Valbonne.

–Espero que no hayas olvidado traer tu pintura azul.

–Esto parece una excursión escolar–dijo Brenda mientras salía de la furgoneta con las bolsas llenas de utensilios–Pero mucho más divertido.

Jennie siguió a sus compañeros de curso hacia el campo azul.

Era temprano y aunque la mayoría de ellas se había quejado de la hora tan intempestiva, el viaje había merecido la pena.

También habían empacado un picnic, preparados para un largo día por delante.

Marie Louise les había dicho que llevaran protector solar y gorras o sombreros para protegerse del sol en los campos abiertos.

Brenda y Samantha habían llevado el código de vestimenta a un nuevo nivel, con grandes sombreros de verano, decorados con hojas y flores frescas.

Se veían muy bien juntas, caminando hacia el sol naciente.

Jennie había visto un cambio en ambas con el paso de las semanas.

Habían empezado a vestirse de forma diferente.

Tal vez bohemio era una buena manera de describir su nuevo estilo, pensó Jennie.

Los vestidos florales de verano estaban a la venta en todas las boutiques de la zona y ellas lo habían adoptado, haciendo alarde de sus bronceados y sus nuevos flequillos tras una reciente visita a la peluquería.

Graham llevaba una gorra de los Lakers de Los Ángeles y una camiseta morada a juego.

Sus brazos estaban blancos por la gruesa capa de protector solar que se había aplicado en la furgoneta.

Cherie estaba tan tranquila como siempre, vestida de manera informal con una gorra negra y un chándal gris.

Aunque el grupo no podía ser más diferente a ella, a Jennie le había gustado conocerlos mejor.

Cherie seguía sin hablar mucho, pero siempre era dulce y servicial durante las clases.

El sol bajo rozaba el techo de flores violetas, creando la escena perfecta para un cuadro.

Jennie respiró hondo, mirando los campos que parecían extenderse en un mar interminable de púrpura y azul.

–El papel higiénico está en la furgoneta–gritó Marie Louise, rompiendo el momento mágico para todos los que estaban allí, concentrados en la escena que tenían delante–Si necesitan ir, corran hacia el bosque–señaló en dirección al bosque que se encontraba a menos de diez minutos a pie de donde se encontraban.

Se colocaron en semicírculo, como siempre lo hacían en el jardín de la galería.

Marie Louise se situó en el centro, un poco más al frente, para que pudieran ver sus manifestaciones.

–Hoy estamos en armonía con la naturaleza–dijo, extendiendo los brazos–No hay mejor lugar para pintar que los campos franceses ¿no?–se había puesto un vestido azul para la ocasión, que se integraba en el paisaje.

Llevaba el cabello recogido en una gruesa trenza, esta vez rematada con dos periquitos azules: Adele y Fleur.

Adele había muerto de vieja, les dijo Marie Louise y eso estaba claro.

Un Verano en Francia/Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora