Un Verano en Francia/Jenlisa G!P

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Pov. Narrador

A la mañana siguiente, Lisa se despertó con un fuerte dolor de cabeza.

Abrió un ojo y miró alrededor del salón.

Estaba en el sofá completamente vestida y era de día, seguramente tarde.

Se suponía que su pequeña reunión con Bernie sólo sería una copa.

Ponerse al día y luego irse a casa.

Pero Alain se había unido a ellos, desconsolado tras la marcha de Samantha.

Lisa recordaba vagamente que había llorado en un momento dado, así que le había pedido otra cerveza y luego otra, escuchando su dolor, que no era muy diferente del suyo.

De alguna manera, había sido reconfortante saber que no era la única que sufría de un corazón roto.

Miró el salón y comprobó que la puerta de la cocina seguía abierta.

A fuera Love ladraba, como cuando veía una ardilla o un pájaro, recogiendo la comida que se había dejado fuera durante la noche.

Se levantó lentamente gimiendo de dolor, para comprobar si su coche estaba en la entrada y suspiró aliviada cuando no lo estaba.

Al menos no había vuelto en coche.

Había una caja de pizza en la mesa frente al anexo, junto a dos botellas de cerveza vacías.

Se palpó los bolsillos de los vaqueros.

Estaban vacíos.

"¿Dónde está mi cartera?"

Apenas pudo caminar, buscó en el anexo y la encontró en la mesa de la cocina, junto a su celular.

En la puerta, miró instintivamente hacia las puertas francesas que daban al dormitorio de Jennie, cuando volvió a darse cuenta de que Jennie se había ido.

La tristeza la apuñaló en lo más profundo de su vientre.

Debería haber dicho adiós.

Se detuvo un momento, contemplando si seguir durmiendo en el anexo o en la casa principal, pero el ladrido de Love le recordó que necesitaba atención y alimentación, así que salió y lo llamó.

-Hola chico. Siento haberme desmayado. Me olvidé de la hora-dijo Lisa mientras se arrodillaba y le rascaba detrás de las orejas.

Love no la culpó, nunca lo hizo.

Dando saltos, bailó alrededor de ella antes de salir a toda velocidad, persiguiendo un pájaro.

Lisa dejó la puerta abierta para él y le puso comida en su cuenco.

Luego volvió a tropezar con el salón y se tumbó en el sofá, porque el dormitorio le parecía demasiado lejano.

Su celular seguía en la mano, indicando que tenía mensajes.

Suspiró y los hojeó, todavía con un ojo abierto.

Cuando vio que había un mensaje de Jennie, se incorporó de repente mucho más concentrada.

Lo leyó un par de veces, con el corazón latiéndole en la garganta.

"Café"

Necesitaba café.

Y necesitaba pensar.

Tras horas de reflexión, Lisa dejó su celular.

Esa era exactamente la razón por la que ya no hacía llamadas de larga distancia.