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Un gorro con la apariencia de un tigre de peluche fue lo primero que le recibió al entrar al consultorio. A Nanon le gustaba como se sentían esas cosas. Tenía un par de ellas cuando era un niño. Recuerda incluso lo cálido que era, lo bien que se sentía... Extendió entonces una mano y lo tocó.

Sus ojos falsos, las pupilas de color marrón oscuro de botón, brillaban y miraban a Nanon con detenimiento.

— ¿Qué es esto?

Nanon lo observó con la cabeza ligeramente ladeada. Tenía una bufanda blanca alrededor del cuello.

— Mira — Dew sonrió de repente y levantó el cabello de Nanon hasta volverlo un triángulo sobre su cabeza. Imitando aparentemente lo despeinado que estaba el gorro — ¿No sé parece a ti?

Nanon sonrió y pensó que el doctor tenía ciertos problemas relacionados con su sentido del humor.

Sin embargo... Pronto no pudo reírse más. El dolor de la quimioterapia fue incluso más duro que el de la última vez. Las manos de Nanon estaban todas sudorosas, y su espalda curvada daba la impresión de que no podría enderezarse nuevamente por un tiempo.

Es espantoso. Increíblemente espantoso.

Dew gentilmente, llamó a su nombre desde cierta distancia. Nanon levantó la vista por una pequeña fracción de tiempo y después, sus ojos se nublaron. Los labios le temblaron, castañeaba los dientes y soltó una palabra:

— Duele...

El corazón de Nanon también duele de repente.

De hecho, piensa que no debió decirle que se parecía a un tigre... Más bien, Nanon es igual a uno de esos gatos pequeños que todavía maman por leche. Sus garras están retraídas y puede lastimarse si no le prestas la atención necesaria.

Es un cachorro.

— Tómate un descanso — Dew llevó a Nanon a la oficina — Te daré un poco más de medicina para el dolor.

Nanon estaba en blanco y no tenía fuerzas en absoluto, no se negó ni emitió palabra.

Para ese momento, la pequeña cama individual del doctor fue reemplazada por una estera gruesa, y colocó también una manta de terciopelo suave sobre ella.

Nanon sabe que hay algo en toda la dedicación que le profesa. Algo que no cuadra...

— Acuéstate. Yo estaré por aquí.

Dew no piensa con total claridad, pero se inclina para estrecharle las manos y ayudarle a que se acomode correctamente. Cuando se sacude, el olor que desprende es como el del sol. Una fragancia dulce y caliente.

Gran parte de la cara de Nanon estaba enterrada bajo la manta de color azul claro, y en algún momento entre la consciencia y la inconsciencia, inexplicablemente le entraron ganas de llorar. Después de lo que le ha estado ocurriendo en las últimas semanas, no teme que otras personas sean malas con él... En realidad, lo que le asusta en ese instante es que sean demasiado buenas.

Porque piensa que no lo merece. Porque piensa que no lo necesita. Piensa ¿Para qué?

Piensa que no hay retorno en ello.

— Duerme — Dew bajó la cortina — Quédate aquí.

El cuerpo y la mente de Nanon estaban muy cansados y pronto se quedó dormido. Dew se encontraba sentado en el escritorio, ordenando unos papeles... Pero seguía estando absolutamente distraído. No sabía con exactitud qué clase de sentimientos tenía por Nanon. No podía verle sufrir y le dolía en lo más profundo de su alma cuando lloraba y arruinaba su bonita cara. Se sentía incómodo al observar huellas de besos por su cuello...

Pensaba que quién tenía que morir, era otro hombre. No él.

La familia de Dew es muy importante dentro de la industria, pero debido a razones personales Dew siempre ha sido autodidacta y restringido. No fuma, ni bebe alcohol, no se acuesta con hombres, no engaña a las mujeres. Por lo general, le divierte lavar su carro y le gusta cuidar de las flores. Este último es también un pasatiempo que su padre le inculcó.

Cuando vio a Nanon... La imagen de una orquídea le llegó a la mente. Él era tan hermoso y elegante como una.

Dew giró la pluma e inconscientemente se mordió los labios.

— Maldición.


•                   •                 •


Nanon no había dormido tan bien en mucho tiempo. Descansó de manera tranquila, constante y cálida. Se sentía seguro y ni siquiera soñó mucho.

Sólo... Con el peral de aroma dulce brillando bajo el sol.

El médico no lo saludó y cuando Nanon se despertó completamente, estaba oscuro afuera. Dew no tenía turno de noche hoy, vino a trabajar temprano y terminó su ronda aproximadamente antes de la una.

Miró a Nanon y suspiró un poco:

— ¿Despertaste?

Dew sonrió y cerró el informe médico. Cerró su laptop.

Nanon siente que ahora se encuentra muchísimo mejor. Se levanta, se estira:

— ¡Realmente te estoy molestando tanto!

— ¿Qué? — Dew negó con la cabeza, muy en desacuerdo. Señaló una charola en el lado contrario de la cama — Estaba haciendo unas rondas. Me dieron unas recetas médicas, fui a comer y regresé para traerte algo a ti también. Fue un día ocupado.

Nanon sintió que el Doctor Dew estaba mintiendo.








DANI

Los 10 años en los que más te amé  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora